4863 Formación de maestros directamente o a través de seres de luz

23 de marzo de 1950: Libro 55

En la oscuridad, un rayo de luz ciega el ojo al ser humano y le impide reconocer lo que le rodea. Y así, el destello de luz espiritual es primero una luz cegadora para el alma del ser humano que le imposibilita todo reconocimiento, pues el alma está todavía en la oscuridad cuando el primer rayo de luz la toca. Entonces es imposible que comprenda inmediatamente el conocimiento espiritual. Y, por tanto, tiene que ser guiada lentamente a la luminosidad, primero tiene que salir de la oscuridad a la penumbra que luego aumenta en luminosidad para que el ojo del alma pueda acostumbrarse a las imágenes que ahora se le permite recibir. Una persona que es enfrentada repentinamente a una profunda sabiduría no puede captarla y nunca le parecerá como sabiduría, sino que la misma permanecerá incomprensible para ella hasta que sea introducida lentamente en un conocimiento que ya puede llamarse una verdadera luz. Por eso el ser humano también tiene que ser enseñado desde abajo, tiene que ser educado para un conocimiento más profundo de tal manera que siempre reciba más y más sabiduría, pero sólo cuando esté maduro, es decir, receptivo. Y es por eso que sólo los maestros que dominan lo que deben enseñar son admitidos en un ministerio de enseñanza, con el fin de fortalecer al ser humano con el alimento ligero hasta que pueda soportar el alimento pesado, hasta que el conocimiento espiritual se haya vuelto tan comprensible para él que ahora puede ser activo como un maestro el mismo. Por lo tanto, si quiero que la gente tenga buenos maestros, primero debo formar a estos maestros e impartirles el conocimiento que luego deben transmitir a sus alumnos. Así los instruyo Yo mismo o dejo que los instruyan fuerzas de primera que, sin embargo, sólo actúan en Mi nombre porque quiero proporcionarles la dicha de una transmisión de fuerza de Mí, y que nunca jamás hacen ni enseñan otra cosa que Mi voluntad, la cual ellos mismos llevan dentro de sí como su propia voluntad. Porque, comprensiblemente, sólo son admitidos en la actividad docente aquellos seres que tienen el conocimiento, que han alcanzado un alto grado de madurez por ser receptores de luz y fuerza, por lo que también pueden distribuir luz y fuerza. Conozco el grado de madurez de las personas en la tierra, conozco su voluntad, el grado de deseo de la verdad, conozco también sobre el aprovechamiento de los dones de gracia que imparto a una persona; así también vigilo a cada persona de buena voluntad para que no sea atada ilegalmente por Mi adversario. Y así tampoco toleraré que una persona entregada a Mí caiga en manos de Mi adversario, no toleraré que la voluntad de una persona me sea quitada por la fuerza, así como tampoco toleraré que una persona deseosa de la verdad sea instruida erróneamente por fuerzas que carecen de todo conocimiento. Los espíritus inferiores tienen su reino para sí mismos y están atados a él, es decir, no pueden moverse libremente a las zonas donde está la luz y participar en la transmisión del conocimiento espiritual a las personas. Porque los seres de luz reconocen a todos los espíritus, y conocen la madurez y la capacidad de cada uno. También se preocupan por las personas en la tierra y su estado de alma, y en su amor también conceden al ser humano protección contra todo acoso de las fuerzas oscuras en cuanto sus pensamientos y aspiraciones se orienten hacia el reino de la luz y deteste lo malo. Los seres de luz no pasan por alto la más mínima cosa que pueda poner en peligro a las personas terrenales, y así forman un muro alrededor de aquel que me ha profesado a través de su forma de vida y que ahora va a ser introducido en el conocimiento superior por Mí. Y no se permite que ningún poder inferior intervenga para impartir error o distraer a la gente de la verdad pura. Porque Mío es el reino de la luz, así como también gobierno sobre el reino de las tinieblas.... Los seres de luz trabajan en Mi voluntad, y a los que se oponen a Mi voluntad los destierro de Mi vista, y también les niego el acceso a los que se esfuerzan hacia Mí y así me demuestran con su voluntad que me reconocen como Padre....

Amén

Traducido por: J. Gründinger

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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