2925 Superando los errores y carencias... Lucha y victoria...

14 de octubre de 1943: Libro 37

No se puede notar ningún progreso espiritual si el ser humano no trabaja conscientemente sobre sí mismo, es decir, esforzarse con todas las fuerzas para llegar a ser perfecto. Es cierto que es débil y por su propia fuerza no es capaz de deshacerse de sus defectos. Sin embargo, primero debe conocerse a sí mismo y luego, al reconocer sus errores y debilidades, pedir a Dios la fuerza necesaria para superarlos. No debe dejar llevarse sin voluntad, no debe permanecer inactivo donde debe reunir la fuerza de resistencia que le permita triunfar sobre sus debilidades y defectos.

Esta es la lucha sin la cual ningún ser humano llega a la cima, es esto progreso espiritual que el hombre se venza a sí mismo, que trabaje sobre sí mismo con éxito, que cambie y descarte los errores que lo marcan como un ser imperfecto. Por ello, recorre su último camino de vida en la tierra por su propia voluntad, para que luche contra todos los malos impulsos, que trajo consigo en su última encarnación, que se esfuerza hacia arriba, hacia la semejanza de Dios. Y para esto le fue dado el intelecto, el don discernimiento, para que pueda darse cuenta el mismo hasta qué punto su naturaleza, sus pensamientos y sus acciones corresponden a la voluntad de Dios.

Debe criticarse a sí mismo estrictamente y sin eufemismos, debe hacer todo lo que traiga salvación a su alma, y esto incluye la contemplación interior sobre su valor o falta de valor; debe buscar de formarse a sí mismo con la mirada dirigida hacia Dios para llegar a ser una imagen de Dios, y debe saber que los errores y las carencias de una persona son obstáculos para acercarse a Dios. En consecuencia, si se esfuerza por Dios, primero debe eliminar estos errores... y, reconociendo su debilidad, debe apelar sinceramente a Dios en busca de ayuda, debe pedir fuerza para su obra de transformación, y debe querer llegar a ser como Dios, que deje a un lado todo lo impío y obtenga la victoria sobre todas las debilidades y errores.

Dios respeta esta ferviente voluntad suya, y también le da la fuerza necesaria y le da la explicación, de cómo debe usar esta fuerza para lograr el éxito, para seguir progresando en el desarrollo, para madurar en su alma y salir como vencedor sobre sí mismo...

Amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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