1588 La esencia del amor....

30 de agosto de 1940: Libro 25

El epítome de todo lo espiritual es el amor.... Es una fuerza que se expresa en la vida emocional, que hace felices a las personas de diferentes maneras según su fuerza y profundidad.... Es un sentimiento que busca la conexión con el objeto que capta, que quiere atraer todo hacia sí porque la unión es indeciblemente feliz. No hay conexión más íntima que la unión en el amor. No hay poder más fuerte que el amor, el amor es la máxima realización y el epítome de toda la dicha. Porque el amor es divino, es la corriente que fluye incesantemente a través del universo para recoger y fusionar lo que quiere distanciarse incesantemente, para la indecible felicidad de ello mismo. El amor es inmutable en sí mismo, y sólo puede elegir como objeto de su deseo algo que está lejos de Dios para reunirlo con éste y así poder darle inmensurable felicidad.... Y entonces es un amor perverso el que está orientado hacia lo malo y que busca la unión con lo que se ha alejado de Dios. En este caso es el mismo sentimiento que se expresa, pero el objeto de este sentimiento es otro polo, es contrafuerza. Y así el amor puede volverse hacia un polo o hacia el otro, y volverse hacia uno siempre significará alejarse del otro. El amor es, en ambos casos, un sentimiento que tiene su origen en Dios, es enviado al universo y puede ahora, sin embargo, buscar la unidad con su Creador de nuevo, así como con su polo opuesto, que igualmente necesita la emanación de poder de Dios, el amor, para poder gobernar y ser poderoso. Cada suministro de amor a este mismo poder lo aumenta, cada radiación de retorno al punto de origen disminuye el poder del oponente y aumenta el poder divino.... Todo lo que está conectado entre sí a través del amor fluye inexorablemente hacia el lugar de origen del amor, y como el amor es algo espiritual, algo que no se puede captar sino que sólo se puede sentir con el alma, el lugar de origen debe ser también algo espiritual.... algo insondable, no perceptible con los sentidos físicos. Pero si esta cosa que debe sentir el alma se desperdicia en las cosas terrenales buscando el contacto con los bienes terrenales, es decir, con la materia que pertenece al reino de las tinieblas, busca así simultáneamente el contacto con el señor de las tinieblas. Se aleja de su lugar de origen, desea hacia el polo opuesto de Dios, y así es un amor perverso que busca la unión con todo lo espiritual que está en oposición a Dios. El amor a las posesiones, a la felicidad terrenal, a la vida terrenal y a toda la materia es un amor tan perverso que no conduce a Dios sino a su adversario. Y la unión con lo que desea también sólo desencadena un sentimiento imperfecto de felicidad que es limitado en el tiempo y sólo significa una felicidad ilusoria para el ser que alimenta tal amor, mientras que el puro amor divino, que se aplica a lo espiritual, desencadena una felicidad indestructible ya en la tierra y un día en el más allá, que dura eternidades.... Porque este amor conduce a Dios, que es el amor mismo....

Amén

Traducido por: J. Gründinger

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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