0201 Palabras del Salvador - Nubarrones

26 de noviembre de 1937: Libro 5/6

Querida hija mía, deseo protegerte contra toda clase de errores. Por eso ten confianza en mí y en mis palabras, ¡y no temas nada! Aquel que de entre los míos se dedica con ahínco a oír mi voz, siempre tendrá a su lado un guardián espiritual que le protegerá de todo mal. Continúa escuchando la Sabiduría de Dios y no escatimes esfuerzos para recibirla. Cierto es que miles de personas procuran entrar en este campo oculto para ellos, pero sólo quieren explorarlo científicamente. No desean experimentar nada en su interior.... ¡Y si el deseo de la iluminación no surge de lo íntimo de su corazón, tendrán que olvidarse de comprender!

Pero daré la comprensión a los míos y hablaré a sus corazones. Hija mía, te están preparadas inconcebibles delicias. Los sufrimientos de la Tierra son sólo la escalera para esa bienaventuranza que te está destinada; Yo guío a todos mis hijos según mi sabio Orden. Precisamente cuando corréis el riesgo de fracasar, tengo que consentir que luchéis para que os superéis vosotros mismos, para que cada cual busque al Padre con su propio impulso. Pero Yo siempre os apoyo y os apoyaré con mi Gracia. Por eso, aunque te cueste mucho, ¡no te aflijas! Y termina tus oraciones diciéndome: “Mi querido Salvador, que siempre estás cerca de mí con tu Amor y tu Gracia”. Cuando hay nubarrones inquietantes en vuestro horizonte espiritual, entonces cada uno de vosotros, mis fieles, tendrá que defenderse por sí solo y resistir a la amenazadora tormenta.

Porque ya se están formando nubarrones que proyectan sus sombras sobre todos los que están preparados para servirme. El mundo, junto con todos los que quieren combatir la vida espiritual, frecuentemente procura confundiros a todos los que buscáis. Os veréis obligados a actuar en completo silencio; pero tanto más serio tendrá que ser vuestro empeño, pues se trata de recuperar aún a muchos de las tinieblas y llevarlos a la Luz, a muchos que al igual que vosotros buscan la Luz y me piden ayuda. Mucho conseguiréis; al menos tened la certeza de que estáis actuando y obrando junto conmigo. Y cuando tu corazón levante en su aflicción su mirada hacia arriba, nunca quedará sin consuelo. Toma lo que se te ofrece y agradece cada día al Padre celestial su Amor y su Bondad.

Amén.

Traducido por: Meinhard Füssel

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