7425 Sobre el juicio final y la nueva Tierra

9 de octubre de 1959: Libro 78

No podéis imaginaros cómo sucederá realmente el juicio final, pero basta con que sepáis que sólo será una breve acción en la que todo será destruido y que no habrá tiempo para cambiar vuestros pensamientos y deseos, porque todo ocurrirá con rapidez y sin plazo para reflexionar. Seréis juzgados, para la Vida o para la muerte, en un breve periodo. Los que permanecieron leales a Mí hasta el fin, serán alzados; los otros, tragados por la Tierra, lo que significará para vuestras almas un nuevo destierro a la materia sólida.

Sólo se salvarán todavía aquellos humanos que aún conserven una pequeña chispa de fe en Dios y tengan la fuerza para llamarme en su última hora; aún cuando no pertenezcan al rebaño de los exaltados, les será ahorrado un nuevo destierro. Y tendrán mejor suerte, pues se les permitirá encarnar otra vez como humanos en la Tierra nueva. En ella deberán y podrán probar su valía como hombres. Porque, como está escrito, el tiempo en la nueva Tierra estará libre de las tentaciones del oponente. Satán estará atado largo tiempo y ello será un acto de inusitada Gracia, reclamado solamente por pocos. En los tiempos finales la humanidad estará enteramente esclavizada por mi oponente y raramente un hombre se podrá librar de sus cadenas cuando se enfrente al último juicio, que será terrible. Toda la gente se enfrentará a una horrible muerte corporal, y antes de que puedan pensar mucho, ¡todo habrá terminado!

Y los Míos serán testigos de este suceso, porque es mi Voluntad que puedan entender mi Poder y mi Gloria, mi Justicia y mi Cólera hacia los pecadores. Y testificarán de ellos mientras vivan, porque formarán el tronco del género humano de la nueva Tierra.

Igualmente inimaginable será el proceso de rescate, porque sucederá de una forma totalmente fuera de las leyes de la naturaleza. Nunca antes ha ocurrido en la Tierra que los humanos sean elevados en cuerpo físico y escapen al ser trasladados por Mí sin daño alguno a una región paradisíaca de la cual serán traídos a la nueva Tierra, tan pronto como esté preparada según mi Voluntad.

No necesitaré mucho tiempo para ello, porque todo lo espiritual sólo espera, para continuar su camino de desarrollo, ser engendrado nuevamente en Obras de Creación adecuadas a su madurez. Los ojos humanos no verán el acto de Creación de esta nueva Tierra, y por lo tanto, por el bien de la humanidad, no es necesario fijar un plazo determinado; los humanos que sean rescatados no tendrán consciencia del tiempo y por ello no podrán estimar la duración del periodo durante el que la nueva Tierra será creada. Mi poder es ilimitado y será reconocible en la Creación de la nueva Tierra pues esta presentará Creaciones nuevas que vosotros los hombres no podéis imaginar, pero que os harán inmensamente felices; y podréis vivir en esa Tierra.

Será un verdadero paraíso en la Tierra, porque los hombres que me fueron fieles en la batalla de la fe recibirán su recompensa por ello. A todos vosotros, hombres, os puede caber esta suerte si queréis aprovechar bien todavía el tiempo que queda hasta el fin.

Pero no creéis en nada y no hacéis nada para mejorar la madurez de vuestras almas, por lo que cada cual recibirá el pago que le corresponda: o una vida muy feliz en el Paraíso en la nueva Tierra o quedar de nuevo aprisionado en las Creaciones, aunque después de tiempos infinitamente largos puedan caminar de nuevo sobre la Tierra con el fin de prepararse para la última prueba.

Amén.

Traducido por: Meinhard Füssel

Este comunicación se menciona en los siguientes folletos temáticos:
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162/2 Época final / parte 2 ePub   PDF   Kindle  
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