5927 Sucesores de Jesús - Vivir en el amor

12 de abril de 1954: Libro 64

Tomad todos en ejemplo de Mi caminar en esta tierra, de Mi vida que sólo era una vida de amor al prójimo desinteresada. Tratad de seguirme y esforzaros en llevar igualmente una vida de amor, entonces camináis en el mismo camino y llegáis con seguridad a la meta. Yo descendí por eso a la tierra, porque los hombres iban por mal camino, que jamás conducía a la Altura, sino que los llevaba sin parar en la profundidad. Y por eso os mostré el buen camino, pidiendo a los hombres que me siguieran por ese camino.

Y Yo enseñé a los hombres, porque les faltaba toda clase de conocimientos, el porqué, de sólo la vida en el amor podía llevar a la Altura, porque estaban débiles, y de cómo esa flojedad se podía remediar, enseñándoles sobre la fuerza del amor, y les dí la prueba de la Verdad de Mi Doctrina, demostrándoles Mi Fuerza, y con ello también el efecto de una conducta en amor, como Yo la llevé en la tierra.

Yo conocía la gran necesidad espiritual de los hombres. Yo conocía el remedio también para eliminarla, y así que Mi constante esfuerzo era motivar a que los hombres lo llevaran a la aplicación. La necesidad es la misma en el último tiempo antes del fin, y el remedio es también el mismo, cuya aplicación garantiza, de que el hombre llegue de la profundidad a la Altura.

Sin embargo, no se fijan ni acatan lo que Yo les enseñé, no me siguen, porque no creen en Mí y en Mi Doctrina. Llevan una conducta de vida muy distante de la Mía. Descuidan por completo el amor y por consiguiente no se encuentran en el camino que conduce hacia arriba. Porque sin amor no hay ninguna unión, ningún contacto, sin amor existe un ancho abismo entre vosotros hombres y vuestro Dios y Padre eterno.

Únicamente el amor echa un puente sobre ese abismo, únicamene el amor es el camino al Corazón del Padre, y el amor sólo es la fuerza que os deja ir por ese camino, que exige fuerza y fatiga. El que no quiere ir por el camino del amor, jamás se podrá levantar de la profundidad, y Mi Mano tampoco puede extendersele, para elevarlo, porque no la agarraría en tanto que esté sin amor.

Se me tiene que seguir en la libre voluntad, pues Yo no empleo la violencia, cuando un hombre se opone aún a Mí. El amor no tolera ninguna violencia, pero salva y libera a los que están atados. Yo sólo puedo enseñaros a vosotros hombres, y exhortaros urgentemente a que os practiquéis en el amor al prójimo, debéis querer, que me podéis imitar, para que Yo entonces pueda ayudaros, porque tenéis la voluntad de seguirme. Y entonces sentiréis también Mi ayuda, porque quien eleva sus ojos a Mí, recibirá fuerza también para seguir a Jesús y llegará también a la meta, para estar unido a Mí.

Amén

Traducido por: Pilar Coors

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