B.D.-Nr. 8250

Dios y Jesús son Uno – La Encarnación de Dios

Que el estado espiritual de los hombres se oscurece cada vez más se desprende también del hecho de que no son capaces de comprender bien la „Unión“ de Dios con Jesús y que, por lo tanto, tampoco tienen la comprensión correcta para la „Encarnación“ de Dios. Han llegado a un pensamiento erróneo por la doctrina de la deidad tripersonal. Pero hay que decir una y otra vez que la Divinidad eterna no puede ser personificada; por lo tanto, no es concebible sino como Fuerza que llena toda la Infinidad. Esta Fuerza no puede ser limitada y, por lo tanto, tampoco se puede pensar como „forma“, pero puede irradiar una forma por completo, y el proceso de una irradiación completa con la Fuerza divina ha tenido lugar en el Hombre Jesús.

Él estaba lleno de Amor, y el Amor es la Sustancia Primordial de la Eterna Divinidad que se irradia incesantemente hacia el Infinito, que hace surgir todo y lo mantiene todo. Y esta Fuerza divina de Amor irradió la forma humana de Jesús, y así se manifestó en Él; el Ser original de Dios tomó morada en el Hombre Jesús, y así Dios se volvió „Hombre“; y como Jesús estaba completamente lleno de la sustancia primordial de Dios, Él se volvió „Dios“. Siendo completamente espiritualizada, también la envoltura humana exterior pudo unirse a Dios después de Su muerte en la cruz, de modo que Jesús se convirtió ahora en Divinidad imaginable, que el hombre no puede imaginarse a Dios sino en Jesús, pero de ninguna manera se puede hablar de „dos personas“.

El Hombre Jesús había alcanzado en la Tierra la meta, la total divinización que todos los seres creados deben alcanzar. Porque Dios quería crear vivos retratos de Sí mismo, cuya perfección final, sin embargo, debe ser alcanzada por la libre voluntad del ser mismo. El Hombre Jesús no solamente ha alcanzado esta divinización a través de una vida amorosa, sino que por la Obra de Redención también ha borrado la culpa del pecado de la Humanidad; y es que Él utilizó la Fuerza de Amor de Dios, de lo contrario no habría sido capaz de soportar el terrible sufrimiento y la muerte en la cruz; y esta Fuerza de Amor era el Elemento Primordial de Dios, por lo que Dios mismo estaba plenamente en el Hombre Jesús y llevó a cabo la Obra de Redención.

Sin embargo, cuando vosotros, los hombres, habláis de un Dios tripersonal, es un concepto engañoso, porque la Divinidad eterna no puede ser personificada, ya que solo es Amor, y este Amor se manifestó en Jesús, y el Eterno Espíritu de Dios obró ahora en Jesús, y Él es imaginable para todos los seres solamente en Jesús. Debido a que los seres una vez creados por Dios se apartaron de Él, porque no podían verlo, Él se ha convertido en un Dios visible para ellos en Jesús. Pero Jesús no es un segundo ser que pudiera ser imaginado al lado de Dios. Él es Dios, porque Dios es Fuerza de Amor que irradió una forma totalmente espiritualizada, de manera que esta solamente era Sustancia Primordial divina y, por lo tanto, solamente visible para aquellos seres que también se han espiritualizado para poder ver lo espiritual.

Si se habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, esto bien es válido como término para la Esencia de Dios, si el Padre es reconocido como Amor, el Hijo como Sabiduría y el Espíritu Santo como Fuerza, como Voluntad o Poder de Dios. Porque la Esencia de Dios es Amor, Sabiduría y Poder. Pero el objetivo que Dios se fijó con la creación de los seres, la divinización de estos seres por libre albedrío, también explica – si se alcanza – la Encarnación de Dios en Jesús, la Deidad visible en Jesús, mientras que la Deidad „tripersonal“ no permite ninguna explicación correcta, es decir, veraz.

Los hombres han creado para sí mismos conceptos que son obstáculos para la maduración espiritual, porque solamente se puede invocar a un Dios, pero no se puede rezar a tres dioses diferentes, sino que Dios Mismo quiere ser reconocido en Jesús, y por lo tanto Él solamente puede ser adorado en Jesús. Y Él exige este reconocimiento de todos los hombres, porque se le había negado el reconocimiento antes y porque al mismo tiempo también debe reconocerse la Obra de Redención. Porque sin Jesucristo ningún hombre puede encontrar el perdón de su culpa original, y por lo tanto el hombre debe confesar a Él, debe creer que Dios Mismo Se hizo cargo de la Humanidad y llevó a cabo la Obra de Redención en Jesús.

Amén

Traducido por: Diemo Landgraf

Este comunicación se menciona en el siguiente folleto temático:
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