1739 La Transfiguración de Jesús - "Mi Padre y Yo somos Uno solo ..."

15 de diciembre de 1940: Libro 27

La Transfiguración de Jesús después de Su muerte en la Cruz es la solución, si está bien interpretada, al mismo tiempo también, la explicación verdadera sobre la cuestión de las Palabras de Jesús "Mi Padre y Yo somos Uno solo". Dios Mismo se sacrificó a través de un hombre, quien superó todo lo que era humano por amor a Dios y quien por eso había formado su alma, para que Dios pudiera morar en toda plenitud en El. Su forma exterior. Su cuerpo, obedecía enteramente a la voluntad del alma y que igualmente estaba dirigída unicamente a lo Divino, de modo que toda sustancia estaba ajustada a lo Espíritual en Dios, de tal modo que ya no necesitaba, esa sustancia, pasar por el proceso de evolución, así pues, podía, entrar en el Reino de lo Espíritual en toda perfección, depués de la muerte corporal. Todo lo espiritual perfecto se unifica con la Fuerza Original, y se hace uno con Ella mediante la fusión más íntima en Ella.

La marcha evolutiva de los espíritus que cayeron una vez de Dios (apostasía), dura tiempos infinitos y, también en el otro mundo, pasando por incontables nivels que conducen a lo Alto, más la forma exterior, que está aún poco desarrollada, queda atrás, liberando así al alma, la que entonen, como ser espriritual, busca la unión con los seres igual de maduros en el más allá. Las formas exteriores se disulven y las sustancias espirituales individuales se unen a sus seméjantes para continuar el proceso de evolución.

Mas el cuerpo de Jesús había alcanzado ya la perfección espiritual con su pureza y obras de amor, y los sufrimientos incomensurables en la Cruz fueron el último proceso de purificación para lo espiritual convertido en forma del cuerpo, de tal modo que enteramente puro pudo unirse al alma perfecta, se unieron al Espíritu de Dios, el alma y el cuerpo,es decir, se volvieron Uno. El Hombre Jesús era el Mediador entre Dios y los hombres, pero Dios y Jesucristo es Uno solo, no son dos seres, que se pueda pensar uno junto al otro, sino que es sólo un Ser, quien en sí absorbe todo lo perfecto. La Divinidad de Jesús no es imaginable de otra manera que no sea como la Divinidad eterna Misma. La Cual sólo anexionó la forma exterior del Hombre Jesús en Sí, es decir. Sus sustancias esprirituales se pudieron fundir con la Fuerza Origínal, porque habían alcanzado la perfección al fallecer Jesús, condición previa que es para la unión más intima con Dios.

El cuerpo de Jesús llegó a ser vencedor de toda materia, a causa del desprecio a los gozos terrenales y una rigurosa autodisciplina, y por tanto no necesitaba ninguna clase de evolución más. Todas las substancias espiritualizadas en la forma física de El se agregaban al alma y con ella abandonar la tierra, para ascender en las Alturas de Luz. A partir de ese momento el derredor de Su alma era Luz esplendorosa, por lo que el cuerpo y el alma de Jesús abandonaron la tierra en estado transfigurado, pues un ser, fusionado por completo con Dios, está írradiado de Fuerza y Luz original e irradiarlas como la Misma Divinidad eterna, pues sólo era un Dios, por consiguiente también Luz y Fuerza en toda plenitud.

Este proceso de la emanación de Luz permanece a los hombres si no oculta, pero el Amor infinito de Dios a los hombres, dejó que sucediera visibile la Transfiguración de Jesús, para darles una señal de Su Poder y Gloría, para fortalecer a los que anunciarían Su Poder y Gloría ante el mundo, y dar a los hombres una prueba, de que Jesús venció a la muerte, de que ya no hay más muerte para los hombres que a El le siguen, que se esfuerzan por recorrer Su camino en la tierra.

La Transfiguración de Jesús ha sido para los hombres una cuestión muy discutida, y por lo general rechazada como fábula, porque los hombres carecen de toda comprensión espiritual que es el objetivo final de todo ser, la unión definitiva con Dios, para ser uno con El. Pero Jesús dice: "El Padre y Yo son uno..." Pues en El ya había tenido lugar la unión. Su alma había sido constituída de tal forma, que podía tener a Dios en sí, y era ya perceptiva de la Luz y Fuerza de Dios, y como Dios enseñar en toda Sabiduría y obrar mediante la Fuerza Divina. El era tan perfecto come su Padre en el Cielo perfecto es, y podía crear y formar igual que El. Su Ser era Amor, Sus Palabras eran Amor, y así podía El actuar en virtud de Su gran Amor a los hombres. Ya que todo lo que es y sucede, lo realiza sólo el Amor. Su vida en la tierra era una serie constante de hechos milagrosos, sin pompa ni brillo, sin ostentación, pero que El la concluyó en Luz radiante. Transfigurándose ante los ojos de los suyos y ascendiéndo a lo Alto, a la Gloria Eterna.

Amén

Traducido por: Ion Chincea

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