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Las últimas Palabras de Jesús en la cruz

Yo siempre quiero facilitaros lo que vosotros pidáis .... Para eso sólo debéis escuchar a vuestra Voz interior y esta os enseñará conforme la Verdad; porque Yo quiero que vosotros os halléis en la Verdad y que obtengáis una idea clara: A vosotros los seres humanos mi Muerte en la cruz os ha traído la Redención, borrando vuestra antigua culpa del pecado original. Yo como Hombre Jesús me he cargado con los mayores tormentos, y mi destino fue el padecer la muerte más amarga .... Pero como Yo, siendo Dios, no podía sufrir, tomé morada en una envoltura humana que, por supuesto, podía sufrir, y que también reunió la voluntad de sufrir por los semejantes del Hombre Jesús - para satisfacer mi Justicia, y así abrir a sus hermanos caídos el camino hacia Mí.

Sin embargo, Jesús actuó libremente. Él no fue obligado por la Divinidad que se hallaba en Él que realizase el Sacrificio que me quería ofrendar de esta manera, aunque el Amor –que era Yo mismo– fue el motivo por el cual Él había reunido esta Voluntad. Pero Yo mismo nunca ejerzo presión sobre la voluntad de un ser humano y tampoco mi Amor obliga. Pero aquel que tiene el Amor no puede menos de hacer que irradie .... Y así también el Hombre Jesús irradiaba el Amor, pues con esto Él quería deleitar la humanidad. De este modo Él siempre sólo quería lo que a los semejantes hacía inmensamente felices .... La Voluntad del Hombre Jesús era libre. Sin embargo, Él se había subordinado completamente a Mí y a mi Voluntad. Así resultó que su Voluntad no podía ser diferentemente orientada que la Mía.

El Amor en Él era tan fuerte que se había unido con el Amor eterno, El que era Yo mismo .... De modo que Yo mismo estaba en Él, y Yo mismo en Él llevé a cabo la Obra de Redención. A pesar de todo esto, el Hombre Jesús tuvo que tomar la última decisión Él mismo, cuando dio el paso más conflictivo: el camino hacia la cruz .... Y a pesar de que Yo, el Amor eterno, me haya hallado en Él, mi Espíritu divino se retiró; es decir, el Amor eterno ya no Le empujaba a actuar, pues se mantuvo quieto, y aparentemente dejó al Hombre Jesús solo en su Agonía. De modo que para el Hombre Jesús lo más conflictivo de todo fue que en sus apuros se sentía totalmente solo .... y aun así recorrió el camino hasta el final .... Pues Él no estaba solo, porque Yo nunca ya habría podido separarme de El que se había hecho Uno conmigo. Pero Yo ya no me manifestaba, porque para la expiación del pecado original hacía falta un exceso de dolores y sufrimientos humanos con los que el Hombre Jesús se cargó voluntariamente, por lo que el Sacrificio de Expiación fue la Obra de Amor más misericordiosa que ha sido realizada en la Tierra.

Estos sufrimientos duraron hasta su Muerte en la cruz y le hicieron exclamar las palabras: “¡Dios Mío, Dios Mío!, ¿por qué me has abandonado?”. Yo estaba en Él, pero no me manifesté. Era únicamente el cuerpo que todavía sufría hasta que su Alma volvió a reconocerme, cuando Él exclamó: “¡Todo está consumado!”, y “Padre, ¡encomiendo mi Espíritu a tus Manos!”. El cuerpo sufrió hasta el final, y durante aquellas horas Yo tuve que retirarme, porque de lo contrario su Alma ya espiritualizada habría hecho que también el cuerpo se habría quedado insensible al dolor, porque el Espíritu de Mí no puede sufrir .... Y el Hombre Jesús ya había alcanzado la espiritualización del Alma y del Cuerpo, debido a su conducta en la Tierra. Pero el motivo y la meta de su recorrido terrenal fue la Redención de la culpa del pecado, lo que sólo era posible mediante enormes sufrimientos y dolores. Por eso la Divinidad se retiró y entregó al Hombre Jesús a sus verdugos, los que realmente cumplieron con la obra más infame por cuenta de mi enemigo, porque Jesús mismo así lo quiso ....

Porque su Alma ella misma se había ofrecido para bajar a la Tierra para consumar la Expiación del pecado por sus hermanos caídos; pues se había ofrecido a vestirse con la carne para cargarse precisamente con aquellos inmensos dolores y sufrimientos, porque solamente el ser humano era capaz de sufrir. Y Yo acepté este Sacrificio, dado que aportó el Amor al que nunca debe ser rechazado un Acto. Y el Amor permaneció en Él hasta que Él murió, aunque ya no permitió que su Fuerza siguiera surtiendo efecto.

De modo que también Yo mismo tengo que haber estado en Él, a pesar de que Yo me haya mantenido inactivo para que la Obra de Redención podía culminar: que un Ser humano se dejara crucificar por el bien de sus prójimos .... que Él hizo un Sacrificio real que Yo acepté como Expiación del pecado de la humanidad entera. Ninguna Fuerza divina le había facilitado el Sacrificio, porque incluso el Amor mismo permaneció inactivo, a pesar de que había tomado posesión total del Hombre Jesús. He aquí hay otro misterio que vosotros los seres humanos aún no podéis comprender ....

Fue el mayor Sufrimiento que el Hombre Jesús tuvo que soportar: sentirse solo y abandonado .... Pero precisamente este Sufrimiento expió la culpa con la que cada ser se había cargado cuando me abandonó - siendo Yo El que les había regalado todo mi Amor que ellos rechazaron. El Hombre Jesús tuvo que pasar por este inmenso Sufrimiento, por lo que exclamó: “¡Dios Mío, Dios Mío!, ¿por qué me has abandonado?”.

Mientras vosotros permanezcáis en la Tierra nunca podréis evaluar la dimensión de la Obra de Redención. Pero vendrá el día en que se os abrirán los ojos, y me elogiaréis y alabéis sin cesar. Porque esta Obra de Redención estaba destinada a todos vosotros, de modo que todos podéis participar en las Bendiciones de la Obra de Redención, la que os abrió el camino para volver a Mí.

Amén

Les dernières paroles de Jésus sur la croix

Je veux toujours vous distribuer ce que vous désirez. Vous n’avez qu’à faire attention à la voix qui est en vous, et elle vous instruira selon la vérité, parce que Je veux que vous soyez dans la vérité et que vous compreniez clairement que Ma mort sur la croix vous a apporté la libération à vous autres les hommes, elle a annulé votre ancienne dette du péché.... En l’homme Jésus, J’ai pris sur Moi les plus grands tourments, et l’agonie la plus amère a été Mon sort.... Mais comme en tant que « Dieu » Je ne pouvais pas souffrir, J’ai fait Mon séjour dans une forme humaine Qui était apte à souffrir et Qui avait la volonté de souffrir pour Son prochain afin de suffire à Mon équité, afin de dégager pour ses frères déchus la voie qui mène à Moi. Mais c’était Son libre arbitre…. Il ne fut pas poussé par la Déité Qui était en Lui au sacrifice qu’Il voulait donc Me faire...., bien que l’amour … Que J’étais Moi-même.... fut le motif qui Lui fit mettre en œuvre cette volonté…. Mais Moi-même Je ne force en aucune manière la volonté d’un homme et Mon amour ne la force pas non plus. Cependant, celui qui a l’amour ne peut pas l’empêcher de rayonner. Aussi l’homme Jésus irradiait-Il l’amour et Il ne voulait qu’en rendre heureux l’humanité. Donc, Il ne voulait toujours que ce qui procure la béatitude aux hommes. La volonté de l’homme Jésus était libre.... Mais Il S’était complètement soumis à Moi et à Ma volonté. Par conséquent, Sa volonté ne pouvait pas être autre que la Mienne. Car l’amour en Lui était si fort qu’il s’était réuni avec l’Amour Eternel Que J’étais Moi-même.... Donc, J’étais en Lui Moi-même, et J’ai achevé Moi-même en Lui l’œuvre de rédemption....

Pourtant il fallait que ce soit l’homme Jésus Lui-même Qui prenne l’ultime décision en s’engageant dans la démarche la plus pénible.... le chemin à la croix. Et quand bien même J’étais en Lui en tant que l’Amour Eternel, Mon Esprit Dieu se retirait, c'est-à-dire que l’Amour.... l’Esprit.... ne le poussait plus à Ses actes ; Il se tint coi et en apparence, laissait l’homme Jésus seul dans Sa lutte.... Et le plus difficile a été que l’homme Jésus se sente seul dans Sa détresse et que pourtant Il ait parcouru Son chemin jusqu’au bout.... Il n’était point seul, car éternellement, Je n’aurais plus pu Me séparer de Lui Qui était devenu Un avec Moi.... Mais Je ne M’exprimai plus, parce que pour expier le péché originel il fallait un surcroit de souffrances et de tourments humains que l’homme Jésus s’est empressé de prendre sur Lui, et c’est pourquoi le sacrifice expiatoire a été l’œuvre d’amour la plus miséricordieuse qui ait jamais été accomplie sur la terre. Et ces tourments ont duré jusqu’à Sa mort à la croix et Le firent s’exclamer : « Mon Dieu, Mon Dieu, pourquoi M’as-tu abandonné ? » J’étais en Lui, mais Je ne M’exprimais pas, car ce n’était plus que le corps qui souffrait, jusqu’à ce que Son âme Me reconnut de nouveau et qu’Il s’exclama : « Tout est accompli…. » et « Père, Je remets Mon esprit entre Tes mains. »

Le corps a souffert jusqu’à la fin, et pendant ces heures, Je devais Me retirer, sinon Son âme déjà spiritualisée aurait rendu le corps insensible à la douleur, parce que l’esprit venant de Moi ne peut souffrir. Et l’homme Jésus avait déjà atteint la spiritualisation de l’âme et du corps par Sa conduite sur la terre…. Cependant, le but final de Son cheminement sur la terre était l’annulation de la dette du péché qui n’était possible que par une quantité extrême de souffrances et de douleurs.... C’est donc pourquoi la « divinité » se retirait et laissait l’« homme » Jésus à Ses tourmenteurs qui en effet exécutaient l’œuvre la plus infâme par ordre de Mon adversaire, parce que c’était la volonté de Jésus Lui-même.... Car Son âme s’était offerte d’elle-même de descendre à la terre afin d’offrir le sacrifice expiatoire pour Ses frères déchus ; elle s’était offerte de revêtir la chair afin de prendre sur elle qui était juste ces immenses souffrances et tourments, parce que seulement un homme était apte à souffrir. Et Moi J’acceptais le sacrifice puisqu’il était offert par « l’amour ».... à qui il ne faut jamais faire obstacle. Et « l’amour » est resté en Lui jusqu’à Sa mort, même s’Il ne faisait plus agir Sa force.... Par conséquent, il fallait que Moi-même J’eusse été en Lui aussi, même si Je Me tenais coi maintenant pour que l’œuvre de rédemption pût trouver son couronnement : qu’un homme se laisse crucifier pour Son prochain.... en vérité, Il fit un sacrifice que J’acceptai en tant qu’œuvre d’expiation pour la dette du péché de l’humanité entière.... Aucune « force divine » ne Lui a allégé l’immolation parce que même l’« Amour » se tenait coi, même s’Il avait totalement pris possession de l’homme Jésus....

En effet, c’est un autre mystère que vous autres hommes ne pouvez pas encore saisir.... C’était la douleur la plus profonde que l’homme Jésus devait éprouver à la fin : se sentir seul et délaissé. Et c’est précisément ce chagrin-là qui a annulé la culpabilité dont chaque être s’était chargé en Me quittant.... Moi, Qui vouais à eux tous tout Mon amour qu’ils refusèrent. Aussi fallait-il que l’homme Jésus passe par cet immense chagrin, d’où Ses paroles : « Mon Dieu, Mon Dieu, pourquoi M’as-Tu abandonné.... » Mais tant que vous vivez sur terre, vous autres hommes ne mesurerez jamais la grandeur de l’œuvre de rédemption. Mais un jour, vos yeux se dessilleront et vous Me louerez et Me glorifierez sans cesse.... Car cette œuvre de rédemption vous visait tous, vous avez tous le droit de bénéficier des grâces de l’œuvre de rédemption, et la voie vers Moi a été débarrassée pour vous tous....

Amen