La Puerta para la Vida en Luz y Esplendor está abierta para todos vosotros que habéis encontrado a Jesucristo, pero se queda cerrada para aquellos que se hallan lejos de Él y su Obra de Redención. Por eso todos vosotros deberíais preguntaros seriamente si ya os habéis puesto en camino a Él, a la cruz; porque su camino por la Tierra terminó con su muerte en la cruz. De modo que allí mismo debéis buscar y encontrarle... allí debéis ir si queréis participar en su Obra de Redención.
La cruz fue el objetivo de su paso por la Tierra porque la muerte en la cruz debía traer la Salvación a los seres humanos. De modo que encontráis al Redentor divino debajo de la cruz, lo que quiere decir que vuestra culpa de pecados –por la que el Hombre Jesús ha muerto en la cruz– la llevéis a Él, debajo de su cruz, para que de esta manera manifestéis vuestra fe en su Misión divina... y que de esta manera también mostréis vuestra voluntad de llegar a ser liberados de la culpa que os separa de Mí, de vuestro Dios y Padre desde la eternidad... Porque entonces me reconocéis a Mí mismo - El que en el Hombre Jesús ha llevado a cabo la Obra de Redención...
Si vosotros queréis llegar a la Puerta para la Vida eterna, vuestro camino debe llevaros a la cruz de Gólgota, porque no hay otro camino que lleva a esta Puerta. La pregunta delicada cómo os colocáis ante Jesucristo, la deberíais tomaros muy a pecho... pero no lo hacéis - a no ser con pocas excepciones... y aunque a vosotros, los seres humanos, cada vez de nuevo esté comunicado su Evangelio... aunque cada vez de nuevo su Doctrina de Amor os esté presentada y cada vez de nuevo oigáis el Nombre de Aquel que es el Redentor divino, vosotros mantenéis los oídos cerrados; y todas las palabras pasan ante vosotros sin hallar eco... Lo que oís acerca de Jesucristo y su Obra de Amor, esto casi no os afecta porque no llega a penetrar en vuestro corazón pues aún no se ha hecho Luz en vosotros, y vuestros pensamientos aún no se han dedicado seriamente con lo que hasta ahora vuestros oídos han captado.
Por eso vendrá el tiempo en que os quedaréis parados delante la Puerta de la Bienaventuranza y no encontráis entrada porque aún no lograsteis vuestra Redención... porque no elegisteis el camino a la cruz... porque su Sangre no podía lavar y purificaros y por eso llegáis a la Puerta para la eternidad cargados de culpa. La pronunciación del nombre Jesús con los labios no es suficiente para que quedéis liberados de vuestra culpa, pues vosotros mismos debéis ir y dirigiros a Él en confianza infantilmente tierna, y conscientes de vuestra culpa. Y debéis rogarle íntimamente que Él se haga cargo de vosotros, para que su Sangre también se haya derramado para vosotros... y llenos de fe debéis esperar por su Perdón... Así la carga de culpa cae de vosotros, vuestro camino hacia la Luz está libre y se os abre la Puerta para la Bienaventuranza eterna...
Jesucristo mismo os acompaña para entrar en su Reino pues sin El nadie podrá pasar por esta Puerta. ¡Si tan sólo pudierais tener fe en que su Nombre es todo... que una invocación de su Nombre en profunda fe os quita toda vuestra pena que es la consecuencia del pecado que todavía pesa sobre vosotros!
Por eso, en el Hombre Jesús, Yo mismo descendí a la Tierra para liberaros de esta gran carga de pecados, y por eso morí en la cruz para redimir de esta manera la gran culpa que hace suspirar a todos los que pasáis por la Tierra.
Yo morí para vosotros... pero vosotros debéis querer que forméis parte de aquellos por los que morí... Es por eso que también debéis ir el camino a la cruz, pues debéis entrar en contacto con Jesucristo, El que terminó su camino por la Tierra en la cruz... entonces Él continuará junto con vosotros, y os acompañará a su Reino - lo que ha prometido a todos aquellos que tienen fe en Él.
Amén.
TraductorLa Porta alla Vita nella Luce e Magnificenza è aperta per tutti voi che avete trovato Gesù Cristo, ma rimane chiusa per coloro, che sono ancora distanti da Lui e la Sua Opera di Redenzione. E perciò tutti voi dovete chiedervi seriamente, se avete già preso la via verso Lui, verso la Croce; perché la Sua Via sulla Terra termina con la Sua morte sulla Croce, e là voi dovete quindi cercarLo e trovarLo, là dovete andare, se volete aver parte nella Sua Opera di Redenzione. La Croce era la meta del Suo Cammino terreno, perché la morte sulla Croce doveva portare la Redenzione a voi uomini. Sotto la Croce quindi trovate il divino Redentore, il che significa, che dovete portare a Lui sotto la Sua Croce la vostra colpa di peccato, per la quale l’Uomo Gesù E’ morto sulla Croce, che con ciò dimostrate la vostra fede nella Sua divina Missione e che con ciò annunciate anche la vostra volontà, di essere liberati dalla vostra colpa, che vi separa da Me, vostro Dio e Padre dall’Eternità. Perché allora riconoscete Me Stesso, il Quale ha compiuto nell’Uomo Gesù l’Opera di Redenzione. La vostra via deve condurre alla Croce sul Golgota, se volete raggiungere la Porta per la Vita eterna, perché nessun’altra via conduce a questa Porta. Dovete tutti porvi questa seria domanda, come state verso Gesù Cristo. Ma non lo fate, con poche eccezioni, ed anche se a voi uomini viene sempre di nuovo annunciato il Suo Vangelo, anche se la Sua Dottrina dell’Amore vi viene sottoposta sempre di nuovo e se sentite anche sempre di nuovo il Suo Nome come il divino Redentore, voi tenete chiuse le orecchie e come un suono vuoto tutte le Parole passano oltre a voi. Quello che sentite su Gesù Cristo e la Sua Opera d’Amore, vi sfiora appena, non penetra nel vostro cuore, non è ancora diventato vivente in voi, ed i vostri pensieri non si sono ancora occupati seriamente con ciò che le vostre orecchie hanno udito. Ed una volta dovrete sostare davanti alla Porta per la Beatitudine, non troverete l’accesso, perché non avete trovato la Redenzione, perché non avete preso la via verso la Croce, perché il Suo Sangue non ha potuto lavarvi, e perciò arrivate carichi di colpa alla Porta per l’Eternità. Non è sufficiente pronunciare con la bocca il Nome Gesù, per diventare liberi dalla vostra colpa, voi stessi dovete andare da Lui, dovete darvi a Lui nella fiducia infantile e nella consapevolezza della vostra colpa e pregarLo intimamente, che Egli voglia prenderSi cura di voi, che voglia aver versato il Suo Sangue anche per voi, e dovete attendere credenti il Suo Perdono. Ed il vostro peso di colpa cadrà da voi, ed ora per voi la via è libera verso la Luce, ora si apre per voi la Porta all’eterna Beatitudine, Gesù Cristo Stesso vi accompagna nel Suo Regno, senza il Quale però nessuno potrà oltrepassare questa Porta. Se soltanto lo voleste credere, che il Suo Nome è tutto, che l’invocazione del Suo Nome nella profonda fede vi toglie ogni miseria, che è la conseguenza del vostro peccato che grava ancora su di voi. Per questo Io Sono disceso sulla Terra nell’Uomo Gesù, per togliere da voi questo grande peso di peccato, e per questo lo Sono morto sulla Croce, per estinguere con ciò la grande colpa sotto la quale sospirate tutti voi, che passate sulla Terra, Io Sono morto per voi, ma voi dovete volere far parte di coloro, per i quali Io Sono morto. E per questo dovete anche prendere la via verso la Croce, dovete entrare in contatto con Gesù Cristo, il Quale ha terminato la Sua Via terrena sulla Croce. Allora Egli continuerà a camminare con voi, ed Egli vi guiderà nel Suo Regno, che Egli ha promesso a tutti coloro che credono in Lui.
Amen
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