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Causa de la gran angustia...

Grande es el número de los que no tienen una relación viva con Dios, que no Le consideran un Padre, Hermano y Amigo, a quienes Dios no puede estar cerca porque se distancian de Él, porque a través de su estilo de vida han perdido la creencia en un Dios, Que está y permanece profundamente unido con lo que ha creado de Su amor. El número es grande y seguirá aumentándose, a pesar de Su cuidado amoroso por las personas, a pesar de Su obra obvia que se supone debe acercar a las personas a Él... Porque no Le reconocen, sea dónde y cómo Él se acerque a ellos. Siempre solo dejan hablar su entendimiento, pero nunca el corazón, y el entendimiento está influenciado por el adversario de Dios, a quien están más cerca que a Dios por su forma de vida.

Porque a los hombres les falta el amor... de lo contrario tendrían que reconocer a Dios a pesar de la actividad de las fuerzas demoniacas, que aparecen en todas partes... Sin su propia actividad amorosa, Dios permanece ajeno a los hombres porque el Amor eterno solo puede ser reconocido a través del amor, y sin obras de amor tampoco hay conexión con Dios, Él no puede ser sentido y por eso también les cuesta creer en Él para las personas que viven el día sin amor. Pero la chispa de amor arde en el corazón de todo ser humano, y puede encenderse... Puede encenderse por la miseria de los demás seres humanos y extenderse más y más como una pequeña llama, y entonces el ser humano se acerca a Dios, creer en Él no le parecerá inaceptable, tratará de ponerse en contacto con Él mentalmente y así reducir la distancia de Él...

Y es por eso que la necesidad venidera es inevitable por el bien de la mayoría de las personas que están completamente alejados de Dios, pero Dios todavía buscar salvar a aquellos quienes aún no ha sofocado por completo la chispa de amor en sus corazones... Incluso si hay solo unos pocos, estos pocos han escapado de la perdición eterna; pero la humanidad en su conjunto tiene que pasar por el tiempo de necesidad, porque esto le da a cada persona la última oportunidad de ser uno de los que se salvarán... Dios se acerca una vez más a todas las personas en tiempos de gran necesidad, todas las personas Le pueden llamar, es decir, establecer la conexión con Él, y Él quiere ayudar a todas las personas como un Padre, Que quisiera rescatar a Sus hijos de la mayor necesidad...

El amor y la misericordia de Dios no deja medios sin probar; Él corteja a cada alma, el arroyo de Su gracia se derrama sobre toda la humanidad; por doquiera dirige Su Palabra y por doquiera busca hacer receptivos a Ella los corazones a través del sufrimiento, en todas partes busca encender el amor en los corazones humanos a través del sufrimiento... Él Mismo se interpone constantemente en el camino de los hombres, llama a sus corazones, deseando entrar, Se trae a Sí Mismo a la mente de las personas, les amonesta y advierte a través de Sus mensajeros en la tierra, Él guía sus pensamientos hacia el reino espiritual... pero Él les deja la libertad de voluntad...

Él los llama, pero no los obliga... Y su llamado no es escuchado, la gente no Le hace caso, cada vez se apartan más de Él, van por un camino que les lleva lejos de la meta. Solo unos pocos recorren el camino angosto que conduce a la meta y solo rara vez alguien de entre ellos les sigue. Y los hombres oyen cada vez más débilmente el llamado de Dios, suena cada vez más débil en ellos el amonestador y el advertidor, la conciencia que ha de ser su guía en el camino de la vida terrenal.

Y cada vez más almas se pierden y se meten en la zona de aquel, que en el odio y desamor solo piensa en la destrucción, que trata se suprimir a Dios y destrozar las almas hasta la ruina. Pero la gente no le reconocerá hasta que se pierdan porque son ciegos en espíritu, está deslumbrada por el falso esplendor del mundo que es su reino... huye de la luz que brilla sobre ella desde el reino espiritual, y ella persigue una luz engañosa... las alegrías del mundo...

Pero la luz de los cielos les iluminaría el camino que lleva a la meta... Huyen y siguen un fuego fatuo en la oscuridad de la noche y nunca alcanzan su meta. Porque viven sin amor y están lejos de Dios que no puede considerarles con Su luz y Su fuerza. Y así, las personas probablemente todavía están vivas en la tierra , pero espiritualmente muertas, y como no aprovechan su vida terrenal, como no se despiertan a sí mismas, es decir, a su espíritu, a la vida, su vida terrenal no tiene sentido y, por lo tanto, se termina prematuramente...

Sólo hay unos pocos que viven realmente, pero la mayoría está espiritualmente muerta y ya no necesita la tierra, y por eso ésta se disolverá, es decir, su forma exterior se transformará, y toda vida en ella será destruida. Cualquier criatura será destruida, y nacerá una nueva tierra, que ahora alberga a los hombres, en quienes reside el amor, que están en la luz, es decir, en la cognición correcta, y que en el tiempo de la angustia permanecieron firmes en la fe en Dios, quienes permanecieron conectados a Él a través del amor y su forma de vida fue según Su voluntad... Este es el pequeño grupo de Sus luchadores que defienden a Jesucristo ante el mundo entero, que luchan por Él y por su fe y que Él Mismo traerá a casa a Su reino para formarles e ellos el nuevo paraíso en la tierra, para recompensarles por el tiempo extremadamente difícil de lucha antes del final con un tiempo de paz más profundo y felicidad suprema..._>amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Il motivo della grande miseria – L’ultimo mezzo

E’ grande il numero di coloro che non hanno nessun collegamento vivo con Dio, che non Lo considerano come Padre, Fratello ed Amico, ai quali Dio non può Essere vicino, perché si sono allontanati da Lui, perché attraverso il loro cammino di vita hanno perduto la fede in Lui, il Quale E’ e Rimane profondissimamente unito con ciò che Egli ha creato dal Suo Amore. Grande è il numero ed aumenterà ancora malgrado la Sua amorevole Provvidenza per gli uomini, malgrado il Suo evidente Agire che deve portare gli uomini vicino a Lui. Perché non Lo riconoscono ovunque per quanto Egli Si avvicini anche a loro. Lasciano parlare sempre soltanto il loro intelletto, ma mai il cuore e l’intelletto viene influenzato dall’avversario di Dio al quale sono più vicini che a Dio a causa del loro modo di vivere. Perché agli uomini manca l’amore, altrimenti dovrebbero riconoscere Dio malgrado l’agire delle forze demoniache che si manifesta ovunque. Senza il proprio agire d’amore Dio rimane estraneo agli uomini, perché l’eterno Amore è riconoscibile solo tramite l’amore. E senza agire d’amore non esiste nessun collegamento con Dio, non può Essere percepito e perciò è anche difficile credere in Lui per quegli uomini che vivono alla giornata senza amore. Ma in ogni cuore d’uomo arde una scintilla d’amore e può essere accesa. Può essere attizzata attraverso la miseria dei prossimi e come fiammella allargare sempre la sua cerchia e poi l’uomo si avvicina a Dio, la fede in Lui non gli sembra inaccettabile, lui stesso cercherà di entrare in collegamento con Lui e quindi diminuisce la distanza da Lui. E perciò per via dell’infinito numero di uomini che stanno totalmente lontani da Dio, la miseria in arrivo è inevitabile, dato che Dio cerca appunto di salvare ancora coloro che non hanno ancora del tutto soffocata la scintilla d’amore nel cuore. Persino se sono soltanto pochi, questi sono comunque sfuggiti all’eterna rovina; ma l’intera umanità deve passare attraverso il tempo di miseria, perché con questa viene offerta ad ogni uomo l’ultima occasione ad essere uno di coloro che vengono salvati. A tutti gli uomini Dio Si porta vicino ancora una volta nella grande miseria, tutti gli uomini Lo possono invocare, quindi stabilire il contatto con Lui ed Egli vuole assistere aiutando tutti gli uomini come un Padre, il Quale vorrebbe salvare i Suoi figli dalla più grande miseria.

L’Amore e la Misericordia di Dio non lascia intentato nessun mezzo, Egli corteggia ogni anima, la Corrente della Sua Grazia si riversa sull’intera umanità, Egli guida la Sua Parola ovunque e cerca di rendere ricettivi i cuori attraverso la sofferenza, Egli cerca ovunque di accendere l’amore negli uomini attraverso la sofferenza. Egli Stesso viene continuamente sulla via degli uomini, bussa ai loro cuori desiderando d’entrare, Si fa ricordare dagli uomini, li ammonisce e li avverte attraverso i Suoi messaggeri sulla Terra, guida i loro pensieri nel Regno spirituale. Ma lascia loro la libertà della volontà. Egli li chiama, ma non li costringe. E la Sua Chiamata echeggia inudita, gli uomini non vi badano, si allontanano sempre di più da Lui, percorrono una via che conduce lontana dalla meta. Solo pochi percorrono la via stretta che conduce alla meta, e solo di rado li segue qualcuno dalle altre file. E gli uomini sentono sempre più deboli la Chiamata di Dio, per loro l’ammonitore e l’avvertitore, la coscienza che dev’essere per loro il segnavia sulla via della loro vita terrena risuona sempre più debole. E sempre più anime si smarriscono e capitano nella regione di colui che studia solo distruzione nell’odio e nel disamore, che cerca di respingere Dio e di precipitare le anime nella rovina. Ma gli uomini non lo riconoscono prima che non siano perduti, perché sono ciechi nello spirito, sono abbagliati dal falso splendore del mondo che è il suo regno, fuggono la Luce che risplende giù a loro dal Regno spirituale e perseguono una luce d’inganno, le gioie del mondo. La Luce dai Cieli però illuminerebbe loro la via che conduce alla meta. La fuggono e nel buio della notte vanno dietro ad una luce d’errore e non raggiungono mai la meta. Perché vivono senza amore e sono così lontani da Dio che Egli non li può provvedere con la Sua Luce e la Sua Forza. E così gli uomini sono bensì ancora viventi terrenamente, ma spiritualmente sono morti, e dato che non utilizzano la loro vita terrena, dato che non risvegliano alla Vita sé stessi, cioè il loro spirito, la loro vita terrena è senza scopo e perciò viene terminata anzitempo. Solo pochi vivranno veramente, la maggioranza però è spiritualmente morta e non ha più bisogno della Terra e perciò questa viene dissolta, cioè verrà trasformata nella sua forma esteriore ed ogni vita su di lei verrà distrutta, ogni creatura verrà annientata e sorgerà una nuova Terra che ora ospita degli uomini nei quali dimora l’amore, cioè stanno nella giusta conoscenza e che nel tempo della miseria di prima sono rimasti fermi nella fede in Dio, che sono rimasti uniti con Lui nell’amore ed il loro cammino di vita era nella Sua Volontà. Questa è la piccola schiera dei Suoi combattenti, che si adoperano per Gesù Cristo davanti a tutto il mondo, che combattono per Lui e per la loro fede e che Lui Stesso verrà a prendere per portarli nel Suo Regno, per creare per loro il Paradiso sulla nuova Terra, per ricompensare loro il tempo della lotta oltremodo difficile prima della fine con un tempo della profondissima pace e più sublime Beatitudine.

Amen

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Traducido por: Ingrid Wunderlich