Dios ciertamente dio a los hombres la capacidad de reconocerlo, pero hizo que esto dependiera de la forma de vida del individuo y éste puede llevarlo según su voluntad. Entonces el estado del reconocimiento ,de luz, es también la consecuencia de su voluntad correctamente usada, así como una mala voluntad conduce a un estado de ignorancia, que conduce al desconocimiento. Entonces el hombre no podrá evaluar la capacidad que le ha sido dada, él será capaz de pensar, pero con resultados erróneos; la esencia de la Deidad eterna permanecerá incomprensible e insondable para él, porque es amor, sabiduría y omnipotencia y la persona con mala voluntad no acepta ni lo uno ni lo otro porque es simplemente incomprensible y por lo tanto inaceptable para él.
Pero si el ser humano no reconoce la Deidad eterna, entonces tampoco puede amarla, y por lo tanto tampoco se esfuerza seriamente por Dios, por lo espiritual solo busca la unión con aquello que ama. Pero Dios quiere que los hombres Lo amen, que Lo anhelen y luchen por la unidad completa, y por eso busca en primer lugar guiar a los hombres al reconocimiento, y para eso se requiere el libre albedrío, porque todo lo que se logra a través de la coerción para el alma del hombre es desventajosa. El amor es absolutamente necesario, sólo el amor da vida al conocimiento, sólo a través del amor el conocimiento hace feliz, y sólo a través del amor se utiliza el conocimiento.
Pero el amor del hombre es una cuestión de voluntad, y un hombre nunca será forzado a actuar en amor. Pero la capacidad de pensar permanece primitiva en cuanto Dios reconoce que la voluntad del hombre no se dirige hacia Él y Él le retira Su amor y Su gracia. Entonces su pensamiento producirá resultados que no coinciden con la pura verdad que Dios Mismo ofrece. Entonces la capacidad de pensar sólo tendrá un efecto terrenal, es decir, sólo se usará el don del intelecto para cavilar sobre asuntos terrenales. Pero entonces uno no puede hablar de conocimiento espiritual, y por lo tanto no usa el don de Dios, la capacidad, de reconocerlo y amarlo en aras de Su excelencia....
amén
TraductorGott hat den Menschen wohl die Fähigkeit gegeben, Ihn zu erkennen, jedoch dies abhängig gemacht vom Lebenswandel des einzelnen, und diesen kann er führen nach seinem Willen. Also ist auch der Zustand des Erkennens, des Lichtes, die Folge seines recht genutzten Willens, wie ein verkehrter Wille einen Zustand der Unwissenheit, der Unkenntnis nach sich zieht. Es wird dann der Mensch die ihm verliehene Fähigkeit nicht auswerten können, er wird zwar nachdenken können, doch mit falschen Ergebnissen; das Wesen der ewigen Gottheit wird ihm unverständlich und unergründbar bleiben, weil es Liebe, Allmacht und Weisheit ist und der Mensch mit verkehrtem Willen weder das eine noch das andere gelten läßt, weil es ihm einfach unfaßbar und daher unannehmbar ist. Erkennt aber der Mensch die ewige Gottheit nicht, so kann er Sie auch nicht lieben, und er strebt Gott daher auch nicht ernstlich an, denn nur mit dem sucht das Geistige Zusammenschluß, was es liebt. Gott aber will, daß die Menschen Ihn lieben, daß sie zu Ihm verlangen und den gänzlichen Zusammenschluß anstreben, und darum sucht Er, als erstes den Menschen zum Erkennen zu leiten, und er benötigt dazu den freien Willen, weil alles durch Zwang Erreichte für die Seele des Menschen von Nachteil ist. Die Liebe ist unbedingt nötig, erst die Liebe macht das Wissen lebendig, erst durch die Liebe ist das Wissen beglückend, und durch die Liebe wird das Wissen erst verwertet. Die Liebe des Menschen aber ist eine Willensangelegenheit, und nimmermehr wird ein Mensch gezwungen zur Liebetätigkeit. Die Fähigkeit des Denkens aber bleibt primitiv, sowie Gott erkennt, daß des Menschen Wille nicht Ihm zugewandt ist und Er Seine Liebe und Gnade zurückzieht. Dann wird sein Denken Ergebnisse zeitigen, die nicht übereinstimmen mit der reinen Wahrheit, die Gott Selbst bietet. Dann wird die Fähigkeit zu denken sich nur irdisch auswirken, d.h., er wird die Gabe des Verstandes nur nützen zum Grübeln über irdische Angelegenheiten. Es kann aber dann nicht von geistigem Wissen gesprochen werden, und also nützet er die Gabe Gottes nicht, die Fähigkeit, Ihn zu erkennen und zu lieben um Seiner Unübertrefflichkeit willen....
Amen
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