Visualizad la hora de la muerte y preguntaos hasta qué punto estáis preparados para la eternidad. Sed conscientes de cuál es vuestra relación con Dios y cómo habéis aprovechado del bulto ligero que Él os ha dado para el tiempo que pasáis por esta Tierra. Examinaos, a ver si podréis aprobar ante el tribunal de Dios... si vuestra forma de vida está justificada ante Él, si habéis actuado en el amor, y si en cualquier momento estáis dispuestos a dejar la Tierra atrás, sin tener que temer responsabilidades ante Dios...
Tened en cuenta que con la muerte también se acaba vuestra fuerza, de modo que ya no podréis hacer nada de propia fuerza si os vais de la Tierra en vuestro estado de inmadurez, y preguntaos a vosotros mismos si estáis conformes y si podéis marcharos de la Tierra con tranquilidad... Criticaos a vosotros mismos y luego procurad perfeccionaros. Aprovechad de cada día que todavía está a vuestra disposición. Porque mientras todavía estéis en la Tierra aún podréis conseguir mucho. Todavía tenéis la posibilidad de depuraros porque todavía os queda la fuerza para ello y la podéis aumentar mediante la actividad en el amor. Tened presente la muerte y, una vez que Dios haya determinado la hora de la defunción, reconoceos como seres débiles que no pueden retardarla ni por una sola hora.
Rogad a Dios profundamente por su Compasión, su Gracia y su Apoyo, para que os obsequie con su Amor - y con su Amor también la Fuerza que garantiza vuestro ascenso. Mantened únicamente este objetivo para que, una vez que esté terminada vuestra vida terrenal, despertéis para la Vida eterna. Vivid conforme a esta meta, cumplid con la Voluntad de Dios y tened en cuenta que cualquier día puede ser el último de vuestra vida en la Tierra.
De esta manera os vais a preparar bien. Viviréis conscientemente y transitaréis sin miedo al Reino de la Paz - a vuestra verdadera Patria.
Amén.
TraductorRendetevi presente l’ora della morte e chiedetevi, quanto siete preparati per l’Eternità. Datevi una giustificazione in quale rapporto state verso Dio e come avete utilizzato il talento che Egli vi ha dato per il vostro tempo terreno. Esaminatevi se potrete resistere davanti al Trono da Giudice di Dio, se il cammino della vostra vita terrena è giusto davanti a Dio, se vi siete esercitati nell’amore e se siete pronti in ogni ora a lasciare la Terra senza dover temere la responsabilità davanti a Dio. Pensate che con la morte sia finita anche la vostra forza, che con la vostra propria forza non potete più fare niente, se lasciate la Terra in uno stato immaturo dell’anima, e chiedetevi se voi stessi siete soddisfatti e potete lasciare il mondo con tranquillità. Fatevi una seria critica e poi cercate di perfezionarvi. Utilizzate ogni giorno che vi rimane ancora, perché finché siete sulla Terra, potete ancora ottenere molto. Avete la possibilità di purificarvi ancora, perché ne avete la forza e la potete accrescere mediante l’agire d’amore. Tenetevi la morte dinanzi agli occhi e riconoscetevi come una creatura debole che non può indugiare un’ora se Dio ha stabilito l’ora del decesso. E chiedete intimamente a Dio la Misericordia, la Sua Grazia, la Sua Assistenza, che Egli vi doni il Suo Amore e con il Suo Amore anche la Forza che vi assicura la vostra risalita. Tenete soltanto questa meta davanti agli occhi, che dovete risvegliarvi alla Vita eterna, quando la vita terrena è finita per voi, e poi vivete secondo questa meta, adempite la Volontà di Dio e pensate sempre che ogni giorno sulla Terra possa essere per voi l’ultimo. Allora vi preparerete, vivrete coscientemente e passerete senza paura nel Regno della Pace, nella vostra vera Patria.
Amen
Traductor