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Conocimiento de la conexión entre las fuerzas espirituales y los humanos

La relación entre las fuerzas espirituales con el ser humano permanece fuerza de su conocimiento mientras cuestiona la supervivencia después de la muerte. Tan pronto como cree que su vida ha terminado con la vida de su cuerpo, es imposible que esas fuerzas se le den a conocer, porque su obra requiere una apertura, es decir, un reconocimiento de estas fuerzas y la voluntad de dejarse fluir a través de ellas. Así que creer en ellas es un requisito previo y esta es la consecuencia de creer en la supervivencia del alma....

Por lo tanto, es necesario el conocimiento acerca del principio original y del objetivo final de lo que se ha creado, ya que un hombre no puede creer, como un niño, lo que se le enseña al respecto. El hombre que está constantemente activo en el amor tendrá sin duda esta fe, porque el Espíritu de Dios puede obrar en Él y guiar su pensamiento por el camino correcto. Todo lo que a otros humanos les parezca inaceptable le resulta comprensible. Está conscientemente en contacto con Dios, e incluso si carece de conocimiento directo, en general sentirá y pensará correctamente.

Pero los humanos que se mantienen alejados de Dios, porque se mantienen alejados del amor buscan investigar la naturaleza, es decir, las creaciones visibles, y sus investigaciones sólo abarcan el periodo de su existencia terrenal. Para ellos, todo deja de existir tan pronto como se derrumba en sí mismo, es decir, la materia se disuelve. Por eso también ven la corona de la creación, el ser humano, como una creación temporal cuya existencia sólo dura mientras el cuerpo sea visible en la Tierra. Saben lo que es, pero no por qué existe; No saben nada acerca del comienzo original y el objetivo de esta obra de creación, y sin este conocimiento les resulta difícil creer en la vida continua del alma.

Podrían llegar a esto mediante una reflexión seria, pero les falta la voluntad de penetrar en la verdad pura. Se conforman con conocimientos que tienen muchas lagunas y ellos mismos no logran llenarlas. Más bien construyen un muro de defensa a su alrededor contra las influencias mentales.... Se cierran a la labor de aquellas fuerzas que podrían guiarlos hacia la verdad, si la gente estuviera dispuesta. Niegan cualquier conexión con el mundo espiritual y rechazan cualquier enseñanza que provenga de allí, sin probar la eficacia de esas enseñanzas.

Carecen de creencia en un Dios de amor, sabiduría y omnipotencia y, en consecuencia, de cualquier creencia en una conexión entre las cosas creadas y su Creador.... Y sólo la creencia en esto permite que todas las cosas sean reconocidas como apropiadas y con un propósito. Este propósito y el objetivo final de todo lo que existe tiene que ser reconocido, de lo contrario el hombre caminará completamente en el error. Pero el objetivo final consiste en llegar al perfeccionamiento espiritual.... el objetivo final es el estado de luz, que reemplaza el estado de oscuridad. Pero como siempre se trata de esencias que deben llegar a la madurez, el estado de luz tiene que aplicarse a esas esencias, que entonces también se encuentra con la luz en la fuerza más alta.

Sin embargo, cualquier portador de fuerza se expresa y vuelve a buscar una esencia impotente a quien puede comunicarse. En consecuencia, este poderoso espiritual está en la conexión más estrecha con la esencia en la Tierra para permitir que la fuerza fluya hacia ella. Los seres que todavía están en la voluntad atada también aceptan esta corriente de fuerza y a través de esta se desarrollan hacia las alturas, pero el ser humano, el ser más desarrollado en la Tierra, se resiste a esto, se cierra a la influencia espiritual, porque tan pronto como rechaza al Dador de fuerza, no puede ser receptor de fuerza, y negará las fuerzas espirituales mientras desconozca el comienzo primordial y el objetivo y la determinación final de cada obra de la creación....

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Wissen um Zusammenhang geistiger Kräfte mit dem Menschen....

In welchem Zusammenhang die geistigen Kräfte mit dem Menschen stehen, das entzieht sich so lange seiner Kenntnis, wie er sich zum Fortleben nach dem Tode in Abwehr stellt. Sowie er sein Leben mit dem Tode des Leibes beendet glaubt, ist es jenen Kräften unmöglich, sich ihm erkenntlich zu machen, denn ihr Wirken erfordert ein Sich-Öffnen, d.h. ein Anerkennen dieser Kräfte und die Bereitwilligkeit, von ihnen durchströmt zu werden. Also ist der Glaube an sie Voraussetzung und dieser erst die Folge des Glaubens an ein Fortleben der Seele.... Das Wissen um Uranfang und Endziel des Geschaffenen ist daher erforderlich, sowie der Mensch nicht einem Kind gleich glauben kann, was ihm darüber gelehrt wird. Der ständig liebetätige Mensch wird ohne Zweifel diesen Glauben haben, weil der Geist aus Gott in ihm wirken kann und sein Denken auf rechte Bahnen lenkt. Ihm wird alles verständlich sein, was den anderen Menschen unannehmbar erscheint. Er steht unbewußt in Verbindung mit Gott, und selbst wenn ihm das direkte Wissen mangelt, wird er zumeist recht empfinden und recht denken. Die Menschen aber, die abseits von Gott stehen, weil sie abseits der Liebe stehen, suchen forschungsmäßig die Natur, also die sichtbaren Schöpfungen, zu ergründen, und ihre Forschungen umfassen nur den Zeitraum ihres irdischen Bestehens. Für sie hört jedes Ding auf zu sein, sobald es in sich zerfällt, also die Materie sich auflöst. Und also betrachten sie auch die Krone der Schöpfung, den Menschen, als eine zeitlich begrenzte Schöpfung, deren Bestehen nur so lange währt, wie der Leib auf Erden sichtbar ist. Sie wissen, daß er ist, nicht aber, warum er ist; sie wissen nichts um den Uranfang und das Ziel dieses Schöpfungswerkes, und ohne dieses Wissen ist es ihnen schwer, an das Fortleben der Seele zu glauben. Sie könnten durch ernstes Nachdenken wohl dazu kommen, doch es fehlt ihnen der Wille, in die reine Wahrheit einzudringen. Sie begnügen sich mit einem Wissen, das viele Lücken aufweist, und unterlassen es, diese Lücken selbst auszufüllen. Vielmehr erbauen sie um sich einen Wall der Abwehr gegen gedankliche Einflüsse.... Sie verschließen sich dem Wirken jener Kräfte, die sie in die Wahrheit leiten könnten, so die Menschen willig wären. Jede Verbindung mit der geistigen Welt verneinen sie, und jede von dort kommende Belehrung lehnen sie ab, ohne eine Probe zu machen von der Wirksamkeit jener Lehren. Es mangelt ihnen der Glaube an einen Gott der Liebe, Weisheit und Allmacht, folglich also jeglicher Glaube an einen Zusammenhang der geschaffenen Dinge mit ihrem Schöpfer.... Und erst der Glaube daran läßt alle Dinge als zweckmäßig und für eine Bestimmung erschaffen erkennen. Diese Bestimmung und das Endziel alles dessen was ist, muß anerkannt werden, ansonsten der Mensch völlig im Irrtum wandelt. Das Endziel aber ist das Vollkommenwerden des Geistigen.... das Endziel ist der Lichtzustand, der den Zustand der Finsternis ablöst. Da es sich aber immer um Wesenhaftes handelt, das zur Reife kommen soll, muß der Lichtzustand eben für dieses Wesenhafte gelten, das dann mit dem Licht auch in höchster Kraft steht. Jeglicher Kraftträger aber entäußert sich und sucht sich wieder kraftloses Wesenhaftes, dem es sich mitteilen kann. Folglich steht dieses kraftvolle Geistige im engsten Zusammenhang mit dem Wesenhaften auf Erden, um ihm Kraft zuströmen zu lassen. Die Wesen, die noch im gebundenen Willen stehen, nehmen diesen Kraftstrom auch an und entwickeln sich dadurch zur Höhe, der Mensch aber, das höchstentwickelte Wesen auf der Erde, sträubt sich dagegen, es verschließt sich dem geistigen Zustrom, denn sowie er den Geber der Kraft ablehnt, kann er nicht Kraftempfänger sein, und er wird so lange geistige Kräfte leugnen, wie ihm der Uranfang und das Endziel und die Bestimmung jeglichen Schöpfungswerkes unbekannt ist....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde