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Jesucristo reconoció la magnitud de la culpa de los seres humanos...

Vosotros los humanos no podéis evaluar la magnitud de vuestra culpa hacia Dios, y por eso no se os puede aclarar todo el sentido de la obra Redentora de Cristo antes de haber penetrado en el conocimiento espiritual. Y es por eso que la voluntad de rechazo es a menudo tan fuerte, porque la idea de Salvación no es compatible con el sentimiento de libertad que está fuertemente desarrollado en el hombre. Así que no reconoce el estado de atadura de su voluntad mientras carece de conocimiento al respecto... por lo tanto tampoco a Aquel, Quien lo redimió de su esclavitud, porque no siente el estado de atadura en la tierra como un tormento ya que tiene libre albedrío.

No sabe que no podría librarse de este estado de atadura durante tiempos eternos si Jesucristo no hubiera realizado la obra de Redención para él a través de Su muerte en la cruz. No sabe del poder del mal que tiene una gran influencia sobre su voluntad mientras permanece en la tierra, y que sucumbe a esta influencia, aunque su voluntad es libre, porque él mismo es demasiado débil para poder ofrecer resistencia. Y no sabe del impacto, de las terribles consecuencias de un fracaso de este libre albedrío... No sabe que el adversario lo encadenará de nuevo por eternidades y que tendrá que languidecer en un tormento insoportable en el más allá si tuviera que expiar la injusticia anterior contra Dios él mismo, porque no sabe de la magnitud de su culpa.

Pero Jesucristo reconoció esta como hombre, es decir, por Su vida amorosa, el hombre Jesús había penetrado en el conocimiento más profundo del estado original de todos los seres, de su grandísimo pecado y de sus efectos, y que reconoció la débil voluntad del hombre y su falta de resistencia frente al enemigo de su alma. Y quiso ayudar a los hombres a conseguir una voluntad fuerte, que resista las tentaciones del enemigo y pueda usar el tiempo de su andar sobre la tierra para la liberación final de él y su poder, es decir, de su influencia. Y para comprar esta mayor fuerza de voluntad para los humanos, Él dio Su vida en la cruz. Su sangre fue el precio de compra, que debería traer a la gente la redención de la mayor necesidad, que reconoció en Su perfección y por eso quiso alejarla de todo ser humano individual.

Su amor sobremanera grande quiso reducir el sufrimiento de las almas no redimidas en el más allá, porque sabía que ningún ser humano en la tierra podía librarse de la terrible culpa que los seres habían cargado sobre sí mismos por su apostasía de Dios. El reconocimiento de esta culpa llevó su voluntad a una actividad extrema, y realizó una obra que ningún hombre estaba dispuesto a realizar antes, porque esto requería del amor más profundo y que tampoco un hombre era capaz de realizarla antes, porque esta obra de Redención requirió una tremenda fuerza de voluntad, que el hombre Jesús llevó al más alto desarrollo a través de Su obra en el amor y en Su forma de vida.

Y toda la humanidad debe participar en esta obra de Redención. Murió no solo por una generación, sino para todos los hombres, que como seres no redimidos, tienen que pasar por la vida terrenal para finalmente ser libres. Pero la voluntad de dejarse redimir tiene que preceder a que uno también pueda participar en las bendiciones de la obra de redención. El hombre tiene que reconocer la obra de Redención así como al divino Redentor Jesucristo si quiere pertenecer a aquellos de quienes la terrible culpa contra Dios fue quitada por medio de Jesucristo, Quien Se dio a Sí Mismo como expiación para reducir la culpa del pecado de todos los seres y para llevarles la Salvación...

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Größe der Schuld der Menschen erkannte Jesus Christus....

Die Größe eurer Schuld Gott gegenüber könnt ihr Menschen nicht ermessen, und daher ist euch auch das Erlösungswerk Christi nicht in seiner ganzen Bedeutung klarzumachen, bevor ihr nicht in geistiges Wissen eingedrungen seid. Und deshalb ist auch der Ablehnungswille oft so stark, weil der Erlösungsgedanke nicht vereinbar ist mit dem Freiheitsgefühl, das im Menschen stark entwickelt ist. Also er kennt die Gebundenheit seines Willens nicht an, solange ihm das Wissen darüber fehlt.... folglich auch nicht Den, Der ihn aus der Gebundenheit erlöste, weil er den gebundenen Zustand auf Erden nicht als Qual empfindet, da er doch freien Willen hat. Er weiß es nicht, daß er sich aus diesem gebundenen Zustand ewige Zeiten hindurch nicht befreien könnte, wenn Jesus Christus durch Seinen Tod am Kreuze nicht das Erlösungswerk für ihn vollbracht hätte. Er weiß nicht um die Macht des Bösen, der großen Einfluß hat auf seinen Willen, solange er auf Erden weilt, und daß er, trotzdem sein Wille frei ist, diesem Einfluß verfällt, weil er selbst zu schwach ist, um Widerstand entgegensetzen zu können. Und er weiß nicht um die Auswirkung, um die entsetzlichen Folgen eines Versagens dieses freien Willens.... Er weiß es nicht, daß der Widersacher ihn wieder in Ketten schlägt Ewigkeiten hindurch und daß er in unerträglicher Qual schmachten muß im Jenseits, wenn er das einstige Unrecht gegen Gott selbst abbüßen müßte, denn er weiß nicht um die Größe seiner Schuld.... Jesus Christus aber erkannte diese als Mensch, d.h., der Mensch Jesus war durch Seinen Lebenswandel in Liebe eingedrungen in das tiefste Wissen um den Urzustand alles Wesenhaften, um seine übergroße Verfehlung und dessen Auswirkung, daß Er erkannte den schwachen Willen des Menschen und dessen Widerstandslosigkeit dem Feind seiner Seele gegenüber. Und Er wollte den Menschen verhelfen zu einem starken Willen, der den Versuchungen des Feindes standhält und die Zeit seines Erdenwandels nützen kann zur endgültigen Freiwerdung von ihm und seiner Gewalt, d.h. seinem Einfluß. Und um diese verstärkte Willenskraft für die Menschen zu erkaufen, gab Er Sein Leben hin am Kreuz. Sein Blut war der Kaufpreis, der den Menschen Erlösung bringen sollte aus größter Not, die Er in Seiner Vollkommenheit wohl übersah und daher von jedem einzelnen Menschen abwenden wollte. Seine übergroße Liebe wollte das Leid der unerlösten Seelen im Jenseits verringern, denn Er wußte, daß kein Mensch aus eigener Kraft sich auf Erden frei machen konnte von der entsetzlichen Schuld, die das Wesen auf sich geladen hatte durch seinen Abfall von Gott. Das Erkennen dieser Schuld trieb Seinen Willen zu äußerster Betätigung an, und Er vollbrachte ein Werk, das nie ein Mensch zuvor auszuführen bereit war, weil dies tiefste Liebe erforderte, und das auch nie ein Mensch zuvor auszuführen fähig war, denn es setzte dieses Erlösungswerk eine ungeheure Willenskraft voraus, die der Mensch Jesus durch Sein Wirken in Liebe und Seinen Lebenswandel zur höchsten Entfaltung brachte. Und an diesem Erlösungswerk sollte die ganze Menschheit Anteil haben. Er starb nicht nur für eine Generation, sondern für alle Menschen, die als unerlöste Wesen den Gang durch das Erdenleben gehen müssen, um endgültig frei zu werden. Doch die Bereitwilligkeit, sich erlösen zu lassen, muß vorausgehen, um auch der Segnungen des Erlösungswerkes teilhaftig werden zu können. Es muß der Mensch das Erlösungswerk sowohl als auch den göttlichen Erlöser Jesus Christus anerkennen, will er zu denen gehören, von denen die entsetzliche Schuld gegen Gott genommen wurde durch Jesus Christus, Der Sich Selbst als Sühne hingab, um die Sündenschuld aller Wesen zu verringern und ihnen Erlösung zu bringen....

Amen

Traductor
This is an original publication by Bertha Dudde