Dios, el Señor del Cielo y de la Tierra, os hace llegar una señal visible, porque su Poder y su Magnificencia quieren manifestarse...
Esto ya está previsto desde hace eternidades, y os será mostrado de manera tan evidente que con asombro veréis la formación que simboliza la Omnipotencia y el Amor divinos. Os parece que el nubarrón allí arriba en el cielo no contiene vida, y sin embargo, contiene en sí la misma Vida que también forma la vuestra. Y también esta vida Dios la guía conforme a su Voluntad, con sabia intención formando este nubarrón de tal manera que, con evidencia, se puede reconocer el Calvario del Señor y su muerte en la cruz... Pues en la cruz reconoceréis a Aquel al que el mundo quiere negar...
U os pondréis rígidos de horror, o también daréis gritos de júbilo - según que le rechazáis o le lleváis en el corazón. El que le lleva en su corazón continuará adorándole, y aquel que se encuentra lejano de Jesucristo, procurará sacudir esta imagen. Pero así es como lo quiere el Señor, porque Él aún quiere dar a los hombres una señal de su Gracia y su Amor, porque de esta manera les resulta más fácil la recuperación de la fe en Jesucristo como Salvador del mundo - si es que la habían perdido... o también hacer crecer la fe a una fuerza inquebrantable.
Pero la humanidad procura a debilitar este milagro del Amor divino, pues lo interpreta como una aparición formada por casualidad - una aparición sin la menor importancia, y quiere destruir la Providencia divina. Pero a pesar de toda explicación por parte humana esta formación persistirá en el cielo, de modo que todo el mundo la podrá ver.
Esto tendrá como consecuencia que también llegarán a ser pensativos aquellos hombres cuyo concepto les prohíbe aceptar como digno de fe cualquier fenómeno místico.
Ha llegado la hora a la que a los hombres pueden ser presentadas apariciones extraordinarias, sin que por esto tengan que sentirse cohibidos, porque la humanidad piensa ahora de una manera tan sobria que cualquier aparición con lo extraña que fuera encuentra su interpretación científica, o sea, lógica... de modo que descarta toda influencia espiritual de fuerzas inexploradas.
Siendo así, tales apariencias ya no comprometen la libre voluntad del hombre. Mucho más fácilmente se puede contar con que la explicación científica será más del agrado de la gente que el aceptar que la apariencia pudiera ser una señal de las Alturas. Y una vez más, únicamente los que buscan a Dios –los que andan en el camino del Amor– reconocen el efecto visible, surtido por la eterna Divinidad. De modo que a los hombres de nuevo les está ofrecida una prueba de Gracia del Amor divino - a la que pocos reconocen como tal.
Durante poco tiempo el Señor suelta las leyes de la naturaleza, y precisamente esto debería dar que pensar a los investigadores; pero donde falta la voluntad para reconocer la pura Verdad, allí incluso las estrellas pueden cambiar su curso acostumbrado y los soles pueden perder su brillo, y tampoco esto haría que se doblegara la terca voluntad del hombre, sino que con tanta más obstinación procuraría indagar las leyes de la naturaleza, con lo que, finalmente, se apartaría cada vez más de la verdadera comprensión.
Por eso también esta señal, con lo extraordinaria que es, es una concesión directa de Gracia, pero sólo para aquel cuyo ánimo reconoce la maravilla de esta aparición y que empieza a reflexionar sobre ella.
Pero consta que el que mira la imagen del cielo sin que participe su alma y sin que procure sacar conclusiones, no aprovecha de esta concesión de Gracia; pues para él la aparición no deja de ser un producto extraño, un capricho de la casualidad... su intelecto aún no está preparado porque el corazón aún no actúa en el amor... y por eso no está receptivo para una sabiduría más profunda...
Amén.
TraductorDeus, o Senhor do céu e da terra, está a enviar-vos um sinal visível para manifestar o Seu poder e glória.... Isto foi predeterminado desde a eternidade e ser-vos-á apresentado de uma forma tão óbvia que ficareis maravilhados com a estrutura da omnipotência e do amor divinos. A pequena nuvem no céu parece-te insubstancial e no entanto contém a mesma vida que também constitui o teu ser. E Deus também dirige esta vida de acordo com a Sua vontade e assim sabiamente molda a estrutura das nuvens de tal forma que o sofrimento e a morte do Senhor na cruz é obviamente reconhecível, e você reconhecerá na cruz Aquele a quem o mundo quer negar.... você vai congelar de horror ou se regozijar, dependendo se você O rejeita ou O carrega no seu coração.... Este último permanecerá em adoração e quererá sacudir a imagem daquele que está longe de Jesus Cristo. E o Senhor quer isto assim.... Ele quer dar às pessoas outro sinal de Sua graça e amor, pois isso lhes facilitará a fé em Jesus Cristo como Redentor do mundo, se a perderam, ou deixar que a fé cresça em força inabalável. E a humanidade tenta invalidar novamente este milagre do amor divino.... interpreta-o como um fenómeno formado pelo acaso que, no entanto, não tem qualquer significado.... e quer anular a providência divina. Mas apesar de todas as explicações humanas, a estrutura no céu permanecerá inalterada, para que todo o mundo possa vê-la. E isto terá como consequência que mesmo aquelas pessoas se tornarão pensativas, proibidas pelas suas crenças de aceitar qualquer fenómeno místico como credível. Chegou o momento em que fenômenos extraordinários podem ser oferecidos às pessoas sem forçá-las a acreditar, pois a humanidade tornou-se tão sóbria que explica cada fenômeno, por mais estranho que seja, cientificamente, ou seja, racionalmente, e assim nega qualquer influência espiritual de forças não investigadas.... E assim tais fenómenos já não põem em perigo o livre arbítrio do ser humano.... De facto, é muito mais provável que esta explicação científica encontre mais favor com as pessoas do que a explicação de que o fenómeno é um sinal vindo de cima. E novamente, apenas pessoas que buscam a Deus e vivem no amor reconhecerão a obra visível da Deidade eterna e, portanto, será novamente oferecida às pessoas uma prova da graça do amor divino, que apenas poucos reconhecerão como tal. O Senhor afrouxa as leis da natureza por um curto período de tempo e precisamente isso deveria fazer os pesquisadores pensar, mas onde falta a vontade de reconhecer a pura verdade, até as estrelas poderiam mudar seu curso habitual e os sóis poderiam perder seu brilho.... Isso não dobraria a dura vontade do ser humano, mas, mais tenazmente, buscaria sondar as leis da natureza e finalmente se afastaria cada vez mais da realização correta. Por esta razão, este sinal, por extraordinário que seja, é de fato uma concessão direta de graça, mas somente para aquele cuja mente reconhece a natureza milagrosa da aparição ou começa a pensar sobre ela. No entanto, quem contempla sem alma a imagem do céu e não se esforça por tirar conclusões não faz uso deste dom da graça, pois para ele a aparência não passa de uma estrutura peculiar formada pelo capricho do acaso, pois o seu intelecto ainda não a compreende porque o seu coração ainda não está amorosamente activo, pelo que também não está receptivo a uma sabedoria mais profunda....
Amém
Traductor