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Espíritu de Dios.... Germen del amor de Dios....

Desead el Espíritu de Dios.... Entonces todo en vosotros se hará inmediatamente activo.... el alma se apartará de la materia, la carne renunciará al cumplimiento de sus deseos.... el amor entrará en vuestro corazón y así sentiréis como todo se vuelve lúcido y claro en vosotros. Y todo esto cuando anheláis la unificación con Dios de vuestra voluntad totalmente libre.... cada ser lleva dentro de sí el germen del purísimo amor de Dios.... Una vez que éste haya germinado en el corazón, seguirá creciendo, porque el alimento que necesita esta plantita se le alimenta en la Palabra de Dios, que en su forma más pura se abre camino en los corazones humanos, donde es absorbida y aprovechada de la mejor manera.

Un corazón así alimentado ciertamente no necesitará pasar hambre durante su existencia terrenal, conserva su vitalidad y solo necesita amar con todo ardor de lo cual es capaz, y pronto también se llenará del Espíritu divino, porque el Padre del Universo quiere revelarse a Sí Mismo a tales personas.... después de todo Él siempre selecciona para tal oficio siempre a aquellas personas que llevan el germen dentro de sí mismas y se cuidan del desarrollo de la tierna plantita de Dios. El divino Maestro Mismo enseño a Sus discípulos en la tierra a no dejarse nunca apresar por la materia y tantas veces les dio prueba a través de las más diversas personas en las que cumplió Su obra de amor y las introdujo en Sus sabidurías y enseñanzas.

Cuanto más grande era la llama del amor en los corazones de los discípulos, cuanto más iluminado de espíritu captaban lo que el Señor predicaba y pronto los discípulos estaban tan imbuidos del Espíritu de Dios que la obra de los discípulos en la tierra solo expresaba lo que era inherente en el divino Maestro Mismo.... un poder desconocido que se expresó en hechos y palabras. La gente sencilla y completamente ignorante, logró un nivel de fe y madurez de alma que innegablemente superó el talento natural.... pero el Espíritu de Dios estaba con ella y una influencia visible de este Espíritu divino estaba en todas partes donde era importante guiar a las almas descarriadas hacia el camino correcto.

De modo que siempre se necesita el Espíritu de Dios donde un pueblo ha de ser despertado y guiado, porque al ser humano le faltaría toda fuerza, si solo se esforzaría fuera de sí mismo en aplicar instrucciones y sabidurías, que sin el Espíritu de Dios sería sólo pura obra humana y como tal sería efímera. Así que el ser humano puede lograr todo cuando el espíritu divino obra a través de él, y por lo tanto, será siempre la tarea más ansiosa para el ser humano prepararse de tal manera que sea elegido para recibir el Espíritu divino y que el pleno poder resida en él, por medio de lo cual puede entonces cumplir lo que es de la voluntad del Señor y Le agrada.... amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Lo Spirito di Dio – Il germoglio dell’Amore di Dio

Desiderate lo Spirito di Dio. Allora tutto in voi diventa subito attivo, l’anima si distoglierà dalla materia, la carne presterà rinuncia all’esaudimento delle sue bramosie, l’amore entrerà nel vostro cuore, e così percepirete sensibilmente, come tutto in voi diventa Luce e chiaro. E tutto questo, quando dalla totale libera volontà avete nostalgia per l’unificazione con Dio. Ogni essere porta in sé il germoglio del purissimo Amore di Dio. Se questo è una volta sorto nel cuore, allora cresce anche del continuo, perché il Nutrimento, di cui questa pianticella ha bisogno, le viene anche data nella Parola di Dio, che nella forma più pura si spinge nel cuore dell’uomo, là viene accolta e valutata al meglio. Un cuore nutrito così durante l’esistenza terrena non dovrà certamente languire, si conserva nella forza vitale e deve soltanto amare con tutto l’ardore di cui è capace, allora sarà anche presto colmata con lo Spirito divino, perché il Padre del Cosmo Si vuole rivelare Lui Stesso a tali uomini, dato che Egli sceglie sempre per una tale funzione coloro, che portano in sé il germoglio e si curano dello sviluppo della delicata piantina di Dio. Il divino Maestro Stesso istruisce i Suoi discepoli sulla Terra a non farsi mai catturare dalla materia, ed ha dato loro così sovente delle dimostrazioni attraverso degli uomini più diversi, nei quali Egli adempiva la Sua Opera d’Amore e li ha guidati nelle Sue Sapienze ed Insegnamenti. Più grande era la fiammella dell’amore nei cuori dei discepoli, con spirito più chiaro accoglievano ciò che il Signore predicava, e presto i discepoli erano così compenetrati dallo Spirito di Dio, che nell’agire dei discepoli sulla Terra si manifestava solamente ciò che dimorava nel divino Maestro Stesso, una Forza sconosciuta, che si manifestava in Azioni e Parole. Degli uomini totalmente ignari, semplici, raggiungevano un grado nella fede e nella maturità dell’anima, che superava innegabilmente il talento naturale, ma con loro c’Era lo Spirito di Dio, ed un visibile Agire di questo Spirito divino era ovunque si trattava di condurre delle anime smarrite sulla retta via. Così è sempre necessario lo Spirito di Dio, dove un popolo dev’essere risvegliato e guidato, perché all’uomo mancherebbe ogni Forza, se tendesse solo da sé di portare gli Insegnamenti e Sapienze, che senza lo Spirito di Dio sarebbero solo pura opera d’uomo e come tale peritura. Così l’uomo può compiere tutto, se attraverso di lui agisce lo Spirito divino, e perciò sarà sempre il compito dell’uomo di adempierlo con tutto il fervore, di prepararsi in modo che sia eletto per l’accoglienza dello Spirito divino e perciò dimora in lui la piena forza, attraverso la quale può poi compiere ciò che è Compiacente alla Volontà del Signore ed a Lui Stesso.

Amen

Traductor
Traducido por: Ingrid Wunderlich