6469 1. Corentios 1, 19 – 21

6 de febrero de 1956: Libro 69

Lo que los sabios del mundo no pueden averiguar, eso os lo manifiesta Mi Espíritu Pues el Espíritu lo penetra todo, a Él no se le han puesto límites, y sólo la voluntad del hombre mismo limita su actuación, si no se deja él irradiar por Mi Espíritu. El entendimiento del hombre está limitado y jamás puede estar activo más allá de esos límites. Para él permanecerán todos los ámbitos cerrados, los que, no obstante, les abre a cada hombre que quiere, Mi Espíritu. Y así tampoco hay nada, que a vosotros hombres tuviera que permaneceros oculto, sólo que vuestra orientación hacia Mí tiene que ser la verdadera, ella tiene que permitir que obre Mi Espíritu.

Vosotros tenéis que prepararos de tal forma que Yo pueda actuar en vosotros mediante Mi Espíritu. Yo pido siempre de vosotros sólo una adaptación de vuestro ser a Mi Ser original. Yo pido que vosotros mismos hagáis la restitución a vuestro estado primitivo, en el que Yo podía irradiaros con luz y fuerza. Una vez estabaís llenos de luz, es decir, conociais todo, nada os era oculto, os encontrabaís en un alto grado de conocimiento, pues eraís seres divinos en toda perfección. Y Yo quiero que volváis a ser lo que erais en un principio. Por lo tanto también Yo tengo que querer que el estado oscuro de vuestro espíritu se transforme en un estado del más lúcido conocimiento.

Yo tengo que llevaros lo que os falta, lo que no tenéis, pero que de Mí podéis recibirlo ilimitadamente, si cumplís las condiciones que Yo os pongo: si establecéis la auténtica relación hacia Mí, si voluntariamente y entrañablemente os unís a Mí, de quien os separastéis una vez, y si por medio de la auto-formación en el amor recuperáis vuestro ser original, si os adaptáis a Mi Ser original. Entonces toda restricción se anula, porque entonces fluye Mi Espíritu en vosotros, y reconocéis lúcida y claramente lo que anteriormente os parecía que estaba envuelto en la oscuridad.

Mas todo eso no podéis conseguir a través de una actividad intelectual por muy estimulada que sea. Por eso que “el entendimiento de los entendidos será destruido y la sabiduría de los sabios será desechada”, pues ellos no lograrán penetrar con éxito en la más profunda sabiduría, si primero no han formado su corazón en un recipiente receptivo de Mi Espíritu. Y para ello no se precisa un intelecto extraordinario, sino sólo un corazón lleno de amor. El entendimiento, de quien trata de averiguar los misterios divinos, ese está todavía muy lejos de la luz, y su investigación y búsqueda será en vano. Pero quien ha encendido el amor en sí, ese será pues, iluminado de dentro, lo que aquel trata de averiguar, lo reconoce éste nítidamente en sí, pues él está penetrado, irradiado por Mi Espíritu, el que puede darle verdaderamente la explicación también de lo que él anhela saber.

Yo no quiero que andéis en un espíritu oscurecido, Yo quiero abriros, manifestaros la Verdad, porque es después cuando podéis ser llamados seres divinos, cuando os encontréis tanslúcidos en el más alto conocimiento. Pero a ningún hombre le será posible apropiarse de ese conocimiento de otra forma, ni por muy sabio que parezca ante el mundo. Yo Mismo soy la Verdad desde eternamente, y Yo participo la Verdad a todo el que la anhele y se deja penetrar por Mi Espíritu. Mas en donde está prohibido a Mi Espíritu el obrar, allí jamás se encuentra tampoco eternamente ninguna Verdad, pues esos están fuera de Mí, no han restablecido el vínculo Conmigo todavía, el que una vez unía a los seres Conmigo. El cual es indispensable, para que los seres puedan estar atravesados e inundados por la luz de Amor divina, la que garantiza el más lúcido conocimiento y la fuerza con plétora y la que en un principio afluía ilimitadamente en cada ser.

Amén

Traducido por: Pilar Coors

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

Descargas

Descargar cotizaciones para libro _book
 ePub  
 Kindle  
  Más descargas

Este Comunicación

 descargar como MP3  
Vista de impresión
 Manuscritos

Translations