B.D.-Nr. 5306
Quien Me escucha no le faltará entendimiento porque hablo a quienes sin receptivos y escojo las Palabras para que puedan comprender todo, de lo contrario Mi Palabra sería ineficaz en sus corazones. Y así Mi Palabra siempre ha llegado a los humanos; Nunca se les presentó de tal manera que les resultaba incomprensible; Siempre estaba dirigido a los humanos quienes la necesitaban y siempre en una forma que era útil para ellos. Y sin embargo, siempre fue la misma Palabra que perdura por toda la eternidad. Yo doy a Mis hijos en la Tierra un alimento bueno y digerible, un alimento que asegura la prosperidad de Mis criaturas y que por tanto puede ser recibido por todo aquel que lo desee. Yo doy sólo buenos regalos.... Mi Palabra, que les revela Mi voluntad, para que cumpliendo Mi voluntad se salven.
Por eso Mi lenguaje siempre puede ser entendido, no importa quién lo ofrezca, siempre y cuando quien lo ofrezca también utilice Mi Palabra, la cual hablé directamente o por medio de profetas, la cual hice contenido de Mi Enseñanza cuando caminé sobre la Tierra.... si Me deja, por así decirlo, hablar a Mí mismo a través de él, si habla por Mí y quiere ganar a sus semejantes para Mi Reino. Entonces su lenguaje será el mismo que Yo hablaba antes, y también será comprensible para todos. Porque Yo verdaderamente no exigiré que el ser humano escuche algo incomprensible si desea oírme a Mí o Mi Palabra.
Yo siempre tengo en cuenta la capacidad de entender de cada individuo, y Mi Palabra puede ser entendida por todos si hay una voluntad seria de hacerlo. Esto es, por tanto, un requisito previo; de lo contrario, incluso Mi Palabra claramente hablada permanece incomprensible, porque eso corresponde a Mi Orden eterna de que el núcleo de la verdad permanece oculto para aquellos que no se esfuerzan por la verdad.... Y así resumo una vez más: Mi Palabra nunca será incomprensible para aquellos que la desean sinceramente, pero parecerá una locura para aquel que no quiere comprender su significado....
El don ahora de enseñar en Mi nombre, lleno de Mi Espíritu, es una señal evidente de esto, pues el predicador hablará las mismas palabras con poder convincente, porque soy Yo quien ahora habla a través de él.... Sus palabras darán luz a los que quieran escucharme; En cierto sentido, él irradia la luz Mía a los corazones de los oyentes dispuestos. Pero aunque habla con lenguas de ángeles, sus palabras no impresionan a los que son hostiles a Mí, porque no las entienden. Sin embargo, Mi Palabra no es incomprensible, sino que sus corazones no son aptos para recibirla, y es por eso que su mente tampoco capta lo que, sin embargo, es demasiado fácil de entender.
Cuando Mi Espíritu se expresa en un ser humano, significa siempre que se os da una luz, y esa de muchas maneras.... que estáis realizando algo para lo cual es necesario la obra de Mi Espíritu, es decir, Mi poder de amor. Aparece una capacidad inusual que fortalece la fe de los humanos porque da testimonio de un poder divino. Pero el ser humano reconocería jamás un poder divino si Mi Espíritu se expresara de tal manera que no diera luz al humano sino tinieblas, algo completamente incomprensible. Lo que viene de arriba tiene que ser brillante, es decir, lleno de luz....
Esto debe daros en qué pensar si deseáis juzgar los dones del Espíritu o confirmar o negar la obra del Espíritu. Donde surge la confusión, no hay luz, sino juegos fatuos que son obras de Satanás. Y a él le gusta sembrar la confusión, incluso entre los que creen, mientras estos creyentes mismos aún no han reconocido la verdad, mientras su fuego de amor todavía es demasiado débil para difundir un rayo de luz brillante en el que entonces ya no puede existir ninguna sombra. El poder de Satanás es grande, pero ningún ser humano puede ser forzado a entrar en su reino de las tinieblas si busca la luz y se esfuerza por alcanzarla. También quiero protegeros de ver un fuego fatuo como un rayo de luz de lo alto, porque un fuego fatuo no emite luz, permanece oscuro, y donde hay oscuridad, hay ignorancia y en consecuencia nunca Mi Palabra....
amén