4857 La misión para obrar - Última amonestación antes del fin

12 de marzo de 1950: Libro 55

Tenéis que estar preparados en cada hora para obrar por Mí, así que para eso tenéis la misión de obrar, que sentís en el corazón como dado por Mí. Y lo sentiréis con toda claridad lo que debéis hacer, y sin resistiros interiormente, vosotros mismos estaréis impulsados interiormente en hacer eso, lo que es Mi Voluntad.

Cierto que a vosotros os parece todo natural y espontáneamente dirigido por vosotros, pero siempre soy Yo El que os conduce y Quien pone en vosotros el sentimiento y la impresión para vuestro pensar y obrar, tan pronto como estéis dispuestos en servirme, es decir, en subordinar a Mi Voluntad vuestra voluntad.

El tiempo impele deprisa adelante, pero un cambio de la voluntad no llevará a cabo; la humanidad Me da la vuelta con su cara y la dirige a la materia, siempre cada vez más se aleja de Mí, es agarrada por la fuerza opuesta, y pocos son los que aún se detienen en el camino que lleva hacia abajo, sólo pocos hacen caso de la voz del que los avisa en el desierto de su vida. Porque Yo no dejo sin que se avise a los hombres tan poco tiempo antes del fin, Yo envío frecuentemente amonestadores que les avisan sobre el próximo fin, y los afirman a que dejen de ir a la caza de bienes terrenales, que les anuncian el Juicío y tratan de que dirijan arriba su mirada. Pero, ¿ quién les hace caso? ¿ Quién cree todavía en un Dios, ante El cual tienen que justificarse, quién sabe sobre la verdadera finalidad de la vida en la tierra, y quién cree aún en una vida depués de la muerte?

Su Dios es el mamón, el objetivo de su vida es la posesión material, y en su muerte no piensan, más que como un temido fin inevitable de cada ser. Y si no escuchan a Mis mensajeros, tampoco se les puede hacer concebir la marcha inútil de su vida y de su voluntad completamente invertida, y es imposible una transformación de su modo de pensar.

No obstante, ningún otro medio hay más que el anunciamiento de Mi Evangelio, sólo en forma de desgracias sumamente grandes. Una desgracia que se les anuncia antes a través de Mis mensajeros, para que aprendan a creer si son dóciles. Y para eso os necesito a vosotros, Mis siervos en la tierra, ya ahora y muy especialmenteen en el tiempo que viene, porque a la gran necesidad, pronto le sigue el fin, para que le digáis a los hombres que han de esperar pronto el Juicio final, aunque no lo crean. Siempre tienen que oírlo de nuevo, hasta que observen las señales del tiempo y les llame, la mención del próximo fin, su atención, aunque no estén enseguida convencidos.

Esta es vuestra tarea, para la cual os he formado, para que habléis, donde se os ofrezca la ocasión, para que llevéis vuestro saber a vuestros contemporáneos.

Amén

Traducido por: Pilar Coors

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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