Subordinación de la voluntad a la voluntad divina....

El entrar en Mi voluntad resulta inevitablemente en la unificación Conmigo. Porque entonces el ser humano se esfuerza por alcanzar la perfección, se asimila a Mi Ser original y se convierte en Mi imagen, de modo que toda brecha entre él y Yo se ha cerrado y puede morar constantemente cerca de Mí como un ser espiritual lleno de luz.

El entrar en Mi voluntad significa la renuncia a la resistencia anterior, el reconocimiento de Mí Mismo como el Ser más supremo y perfecto, subordinarse al orden divino y formarse al amor, porque pongo el amor como primera condición para unificarme con Mis criaturas. Entrar en Mi voluntad significa también separarse completamente de Mi adversario, ya que éste pretende imponer al ser humano una voluntad completamente opuesta, y el ser humano ahora ha decidido por propia voluntad subordinar su voluntad a la Mía. Así, el adversario ha perdido el derecho de reinar sobre el ser humano, y el ser humano se ha liberado de sus ataduras. Pero entrar en Mi voluntad presupone también el conocimiento de Mi voluntad, y esto proporciona nuevamente la razón por la que debo enviar Mi Palabra a la Tierra, que da a los humanos conocimiento de Mí y de Mi voluntad.

Es pues un acto de amor y de misericordia que no dejo a los seres humanos a su destino elegido por ellos mismos, sino presentarles su tarea de su vida, mostrarles el camino que deben recorrer y así hacerles conscientes de Mi voluntad, aunque dejo en sus manos el cumplirla o rechazarla.... (11.07.1949) Y ahora es decisivo hasta qué punto el hombre se abre todavía a la influencia de Mi adversario.

El mismo tiene el libre albedrío y por eso no está obligado a aceptar Mi voluntad ni la de Mi oponente, quien también intenta hacerse escuchar por los humanos a través de placeres y alegrías del mundo, pero Mis medios son una irradiación del reino espiritual, que , si se utiliza, atrae el alma del ser humano al reino espiritual, porque obedecer Mi Palabra ya es una subordinación de la voluntad a la Mía y, por tanto, un acercamiento a Mí, que termina en la unificación completa.

Subordinar la voluntad significa cumplir Mi voluntad. Mis mandamientos, que doy a conocer a los humanos a través de Mi Palabra.... Pero Mi primer mandamientos es: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.... Quien cumple este mandamiento, lo ha hecho todo; ya no se rebela contra Mí, sino que Me reconoce con corazón amoroso.... no bajo coacción.... ha vuelto a Mí para siempre, de Quien emanó, se mueve completamente en Mi voluntad, que es también su voluntad, y como Mi hijo y heredero le serán dados todos los derechos de un hijo y así podrá crear y diseñar en toda plenitud de poder y será eternamente bendecido....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.