2929 Expiación de la culpa del pecado sin la Obra redentora de Cristo...

17 de octubre de 1943: Libro 37

La magnitud de la culpa de una persona permanece invariable si ésta no reconoce la obra de Redención de Cristo, es decir, tiene que pagar la culpa hasta lo último, tiene que lidiar con ella completamente solo... tiene que expiar por eternidades. Porque la culpa del hombre es inmensamente grande... No son sólo los pecados que ha cometido en la tierra, pero los que ya son suficientes para desterrar el alma de la faz de Dios por un tiempo interminablemente largo, sino que es la rebelión anterior contra Dios la gran culpa, que no puede ser expiado durante la vida en la tierra y que, por lo tanto, tiene que ser llevado a la eternidad para encontrar allí el Redentor un día.

Por eternidades el ser tiene que languidecer en las tinieblas, por eternidades carece de su libertad y aguantar un estado de agonizante esclavitud, por eternidades pierde el sol de la gracia, está en la distancia más alejada de Dios y sufre la más amarga miseria... porque por su propia voluntad persiste en su actitud defensiva hacia Dios y nunca puede ser movido forzosamente a renunciar a su voluntad. Debe, pues, expiar su culpa, porque no se remedió de ella por su voluntad; pero no puede ser redimido por la voluntad divina porque esto contradiría completamente la sabiduría y el amor de Dios.

De modo que lo que se apartó de Dios se castiga a sí mismo si no acepta la redención por medio de Jesucristo y si no reconoce su sacrifico... Cualquier culpa de pecado le será perdonada, cualquier falta de libertad quitada y cualquier expiación perdonada cuando el hombre se pone bajo la cruz de Cristo, cuando se deja redimir por Su sangre, que Jesucristo derramó por todos los hombres y sus culpas. Hizo el gran sacrificio por amor por amor a los hombres, porque sabía de largo e interminable camino del sufrimiento en el más allá, porque la gran miseria de los seres en la tierra y en el más allá se compadecía de Él, porque quería acortarla, porque quería redimir la culpa, dar a los hombres la felicidad eterna, para hacerlos felices para siempre.

La muerte de cristo en la cruz es el precio de compra de la vida eterna, y toda culpa ha sido redimida por eso... pero una cosa se exige inevitablemente... que el hombre reconozca esta obra de Redención para que su culpa pertenezca también a aquella que cristo pagó a través de su muerte en la cruz... de lo contrario se mantiene sin cambios y después de la muerte terrenal es llevada como una carga al reino espiritual con la cual el ser no puede lidiar en la eternidad porque no puede reunir la voluntad de redimirse a sí mismo.

Y por eso Jesucristo es el único camino a la vida eterna, sin Él solo hay ruina, pero con Él la redención... sin Él el ser humano es impotente y con una voluntad que se aparta de Dios, pero con ella se esfuerza hacia Dios y puede recibir la fuerza de Él, la voluntad fortalecida que Jesús compró para él. Y por eso Jesucristo es el Redentor del mundo, el Redentor de todos los hombres que Le ponen su culpa y sí mismos a Sus pies, los que se encomiendan a Él en la fe pidiendo Su ayuda... Para estos Jesucristo trajo el sacrificio en la cruz, para que sean redimidos de toda culpa del pecado...

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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