Pobreza espiritual.... Riqueza espiritual.... Renuncia terrenal....

Es una felicidad indescriptible cuando la mente de los seres humanos se dirige hacia lo eternamente inmortal. Todo espíritu del tiempo presente sólo busca lo terrenal y se ha vuelto casi insuperable en el anhelo por el mundo; casi nunca entra en un estado de auto-contemplación, y el ser humano permanece superficial en su ser, lleno de lujuria y de mentalidad terrenal y, sin embargo, tendría que estar constantemente consciente de su pobreza espiritual, de su vida interior vacía y de su estado de alma extremadamente amenazado, y tendría que esforzarse constantemente para liberarse de esta situación dolorosa del alma.

Sólo quien desea a Dios y Su reino puede ser aceptado en el círculo de los que saben y por lo tanto sacar del pozo eterno, y este conocimiento espiritual es de un valor tan inconmensurable ya que promueve intensamente el alma en su desarrollo superior, y si ella reconoce la inutilidad de la vida terrenal, si tampoco se le conceden placeres corporales y alegrías en su vida terrenal, sin embargo, ella tiene fe en la inmortalidad, en una vida eterna y cuya gloria y debe ser llamada mucho más rica y feliz de lo que jamás podría ser en el disfrute terrenal.

Y todo poder en el mundo no puede repartir lo que Dios el Señor promete a los que son Suyos, porque no puede dar nada que el Señor no dé o que sea Su voluntad desde la eternidad; en cambio, dará a los Suyos en abundancia felicidad interior y dones espirituales y también bienes terrenales en abundancia, si el hombre desea riqueza espiritual y persevera en el amor al Señor y al prójimo.... Pero, ¡qué mal lo considerará el mundo!....

Cuán devastadoramente serán los éxitos que un persona ha de mostrar al final de sus días, y qué falta de conocimiento espiritual caracterizará la inutilidad de la vida terrenal y qué doloroso remordimiento sentirá un alma tan imperfecta.... Pero el cielo estará abierto para el niño terrenal que ha renunciado a todos los placeres terrenales y se ha vuelto a la eternidad. La vida en la tierra es realmente corta.... de lo que careció el hombre en esta vida terrenal se le será dado abundantemente en esa vida, y allí volverá a encontrar bienes invaluables, si ha coleccionado tales bienes en la tierra y ha pensado en la vida posterior.

El hombre le pregunta al Espíritu de Dios acerca de cosas que aún le son incomprensibles, y Éste quiere tráele entendimiento. Pero si no encuentra el terreno preparado, tampoco le puede dar respuesta, porque para recibirla se requiere la voluntad de renunciar al goce terrenal y buscar sólo la formación espiritual. Esto le sustituye mil veces de lo que da, porque la felicidad es como la espuma, pasa y no deja nada de valor para la eternidad.

Pero el esfuerzo espiritual acumula riquezas espirituales y estimula al hombre a penetrar cada vez más ansiosamente en el conocimiento espiritual, y la bendición divina no faltará, y tal hijo terrenal será dado en exceso, para que no tenga que sufrir de hambre cuando haya dejado la vida terrenal. Porque el Señor reparte de Su riqueza de amor a aquel que Lo desea a Él y Su amor....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.