0379 Fuerzas divinas. La emanación del Amor de Dios

16 de abril de 1938: Libro 9

Para el camino de tu vida siempre serán vigentes las Leyes que te prescribe tu corazón - para que cumplas con ellas. Tú debes ir el mismo camino como todos aquellos a los que he mandado que abogasen en favor de mis Enseñanzas. En el mismo sentido también debes actuar para Mí, ¡pero que siempre dejes predominar la preocupación por el bien del alma!

Guárdate de un propio criterio quién precisa de este cuidado, porque he predestinado a todos mis niños para la bienaventuranza eterna. Y si estos se apartan de Mí, mi Amor está doble preocupado por ellos - por lo que en este mundo la lucha dedicada a estas almas es inmensa. Una vez que hayáis avanzado en el camino del reconocimiento, también vais a sentir lo mucho que mi Amor cuida de vosotros. Porque Yo combino un acontecimiento con el otro, únicamente para que vuestro espíritu se eleve sobre todo lo mundano.

Si alrededor de vosotros actúan Fuerzas divinas que no tienen nada en común con la Tierra, y vosotros hacéis caso omiso de sus bendiciones, entonces otra vez os tocará luchar mucho tiempo hasta que tal Gracia vuelva a afluiros. Porque ¿qué tiene valor - aparte de lo que viene de Arriba y reclama admisión en vuestro corazón? En tal penuria del alma el Señor tiene Compasión, y os dará lo que deseáis. Él corresponde al anhelo de vuestro corazón y hace que se despierte el espíritu; de modo que todo lo que os anima en el espíritu es un derrame de mi Amor a vosotros. Y una vez que percibáis el profundo sentido de mi Dádiva, estaréis libres de todas preocupaciones.

Nunca abandonéis el camino en que Yo ando en medio de vosotros, y andaréis en mi Fuerza... y donde esta actúa, vuestro corazón ya no tiene que estar preocupado. Que la acción os importe mucho, porque mediante ella demostráis que en Mí reconocéis al Supremo. Y si hacéis caso a mis Palabras, profesáis mi Doctrina. Entonces el efecto que surtís en la Tierra no es sino la visible ejecución de mi Voluntad.

Poned la tarea de vuestra vida en armonía con mi Voluntad, y ya no habrá nada que os podrá asustar; pues me encontraré en medio de vosotros, de modo que tendréis que reconocerme como vuestro Maestro divino.

El que sólo se esfuerza para su propio bien, no aprovecha de la fuerza que le está concedida. Mientras el amor no entra en actividad, él sólo indaga en cosas que le están ocultas. Pero si el amor es la fuerza motriz, él puede configurarse a sí mismo; y durante su camino por la Tierra podrá disfrutar felizmente de su saber. Voluntario entrará en una subordinación, la que por su parte le facilitará la redención. Durante su existencia temporal como durante la infinita sabrá agradecérselo a su Creador, porque ya en la Tierra obtuvo la realización de su añoranza - la de recibir una Gracia inmensa de la Fuente de la Eternidad... del Amor divino...

Amén.

Traducido por: Meinhard Füssel

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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