Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/9025

9025 Conflagración mundial - Catástrofe natural - Última decisión

1 de agosto de 1965: Libro 94

Nada quedará oculto a aquellos de vosotros que se han ofrecido a servirme, porque los sucesos finales serán tan devastadores que no podéis ignorarlos, especialmente cuando Yo quiero hablar a través vuestra a todos los hombres. Debéis saber también que bastará un pequeño hecho para desencadenar la catástrofe, la cual puede ser considerada al principio como un asunto que sólo afecta a los hombres aunque mundialmente, pero que será la señal para la hecatombe de la naturaleza que vendrá después. Ciertamente la hecatombe no será provocada por la voluntad de ningún hombre, aunque, sin embargo, es consecuencia de la voluntad humana, ya que esa voluntad provocará una conflagración mundial que sólo será detenida por mi Voluntad.

Como los hombres sólo tienen en cuenta lo que pasa en el mundo, ha de ocurrir algo que le parezca inexplicable. Obviamente la atención del hombre mundano tendrá que centrarse en mi intervención y todos sus esfuerzos aparecerán como vanos ante el descubrimiento de que algo se está preparando en el cosmos que, finalmente, puede afectar a todos los hombres. Por lo tanto, los hombres deberán aprender a «temer a Dios» y no a sus enemigos humanos. Y aunque es cosa de cada cual creer en Dios o no, ese acontecimiento cósmico será mayor y más dañino para la vida que la conflagración mundial la cual, en ese momento, tocará fondo.

Porque entonces lo decisivo será la actitud espiritual hacia el Creador y Conservador de todas las cosas y el efecto que la catástrofe de la naturaleza producirá en cada cual.

Lo creáis o no, ese acontecimiento se mueve a pasos gigantescos hacia vosotros y sólo os separa de él un tiempo corto. Y vosotros, los que lo sabéis, debéis alertar sobre este acontecimiento inminente a todos vuestros semejantes, aunque no os crean, porque los sucesos venideros lo probarán. Pues el fin está cada vez más y más cercano; esta catástrofe en la naturaleza es solamente su último signo.

Pero ¿Quién se dejará todavía influir por ello? La gente sólo lo considerará una catástrofe natural. Las personas no serán capaces de reconocer ninguna conexión con la condición espiritual de la humanidad, salvo aquellos pocos cuyos espíritus están despiertos pero cuyos avisos son ignorados, y que, por lo tanto, predican en vano advirtiendo a la gente sobre el último fin, al que la humanidad se enfrenta ya sin ninguna oportunidad de salvación.

No permitáis que los signos pasen inadvertidos ante vosotros, porque esos signos son los que os dirán que vivís en el tiempo final. Pensad que sólo os queda poco para que decidáis entre caminar por el sendero que os conducirá a Mí, Quien quiere y puede salvaros de toda miseria, o dirigiros nuevamente hacia el oponente, quien os quiere arruinar otra vez por tiempos infinitos.

No podéis saber el día o la hora a causa de vuestro libre albedrío, pero Yo os puedo asegurar que no os queda mucho tiempo. Los hombres están tan influenciados e inmersos en los acontecimientos mundiales que prestan muy poca atención a lo que Yo les digo. Y, sin embargo, este acontecimiento los abrumará tan poderosamente que no sabrán cómo protegerse.

Y dejadme deciros que sólo Yo mismo puedo ofreceros protección, y que debéis acudir a Mí para refugiaros y ser guiados a través de todos los peligros del alma y del cuerpo, tan sólo con que reconozcáis que hay un Poder más alto y activo y que debéis recurrir a Él si no queréis perderos sin Salvación. Mi adversario usará una vez más todo el poder del que dispone para teneros en sus manos. Y quien en el corto tiempo que queda hasta el fin no se haya decidido por Mí, tendrá que ser atado en la materia nuevamente y tendrá que recorrer otra vez el sendero eternamente largo a través de las Creaciones de la nueva Tierra.

Amén.

Traducido por Meinhard Füssel