Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8833

8833 Prerrequisito para la obra del Espíritu...

26 de julio de 1964: Libro 93

La simple petición de llenaros con Mí Espíritu basta para ser llenos del Espíritu, con tal de que no sólo se pronuncie con los labios, sino que suba a Mí desde lo más profundo del corazón. Porque Me alegro de cada ser humano que Me envía este pedido, porque quiere tener claridad de sus pensamientos, y esto conforme a la pura verdad. Entonces, ¿qué podría hacer con más alegría que guiar la luz allí donde se desee? Y correspondiente a su deseo de verdad el ser humano ahora es considerado, y según su grado de amor también será la abundancia de la corriente de la fuerza de gracia, de modo que ciertamente se puede hablar de una notable transmisión de fuerza, que entonces se expresa en los “dones del espíritu” individuales, que son reconocibles desde el exterior, que obviamente dan al semejante la convicción, de que aquel está lleno del Espíritu de Dios...

Pero entonces siempre serían sólo casos excepcionales, mientras os he prometido de enviar al consolador a todos que creen en Mí y guardan Mis mandamientos, pues “a ellos quiero revelarme”... Y si esto también ocurre a través de un recipiente que tiene la tarea de recibir la Palabra de Mí Mismo, entonces Me dirijo a todos vosotros con eso... entonces Me estoy revelando a todos vosotros. Y no me comprenderíais si Yo no iluminara vuestro espíritu, si Yo Mismo no pudiera obrar en vosotros... o también: Ya que sois activos en el amor, vosotros mismos encendéis una luz en vosotros que os ilumina, vosotros estáis despertando la chispa del espíritu en vosotros a la vida, y ésta ahora obra desde adentro en vosotros... captáis todo lo que se os presenta, y el conocimiento de ello permite que vuestro amor por Mí brille cada vez más brillantemente, sin ser visiblemente reconocible desde el exterior...

Y me refería a este bautismo de espíritu, porque en ese tiempo cuando Yo andaba en la tierra, los hombres todavía estaban ciegos en espíritu, Mi obra de Redención, a través de la cual podrían ser librados de la ceguera, aún no había tenido lugar... Yo hable de un bautismo de fuego, de una luz de amor que resplandecería en ellos y así despertaría también el espíritu como un fuego resplandeciente... y que ahuyentaría la ceguera espiritual... Anuncié “la obra de Mi Espíritu” en los hombres, porque quería conducirlos al conocimiento y esto sólo era posible a través de la obra del amor. Y así todos los hombres que están en el amor también deben pensar correctamente si desean pensar correctamente, porque Yo establezco esta condición para aquellos. En quienes Mi Espíritu debe obrar.

Los dones del espíritu reconocibles externamente están conectados con la obligación de que los seres humanos aún débiles sean tocados de una manera que deje revivir su fe débil... por lo que hago saber a aquellos que están en posesión de estos dones que al mismo tiempo den información acerca de su misión. Y entonces también se puede hablar de señales evidentes, de una vocación interior, que ese humano ha recibido de Mí, que Yo Me he elegido para eso... Pero, ¡cuántas veces interviene aquí también Mi adversario, que se sirve de humanos que todavía andan el error y a quienes quiere fortalecer en esta creencia que están impregnados del Espíritu de Dios, poniéndolos en una excitación puramente física y ahora hablan incomprensiblemente y creen estar bajo la influencia de Mi Espíritu...

Sólo puede tener efecto donde la gente está en el error y no se deja enseñar, donde no prevalece en ella el deseo de verdad que la protegería de su influencia. Y así también hablará de una “obra de Espíritu”, que, sin embargo, se aconseja cautela, porque le falta el conocimiento interior de cuándo y dónde obra el Espíritu, y por lo tanto reclaman algo para lo cual el deseo de la verdad es un requisito previo, pero que no poseen. Porque el conocimiento de ellos despertaría también en ellos la humildad, la cual, sin embargo, no poseen los que creen estar llenos del espíritu de Dios...

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise