Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8829

8829 Aparente oficio divino (misas)

14 de julio de 1964: Libro 93

Cuan necesario es daros aclaración sobre la doctrina deformada, que según dicen es de Mí, resulta de ahí, de que los hombres en su mayoría, sólo se fijan y acatan lo que por parte de los hombres ha sido añadido, pero de Mi Doctrina no hacen caso. Y tengo que insistir cada vez de nuevo, que únicamente la Doctrina de amor es el contenido de Mi Evangelio. Pues así como sabéis de que toda la finalidad de vuestra vida en la tierra es la transformación al amor, comprenderéis también el signifícado y la importancia de Mi Doctrina de amor y os desprenderiáis de toda ceremonia, que en Mis ojos es precisamente sólo ceremonias, superficialidades, a las que ninguna clase de valor está atribuído. Cuanto tiempo pasan los hombres con un fíctivo servicio divino, donde todo lo ejecutan por costumbre, donde la trivialidad espiritual ya no se puede negar más, donde no disponen ellos en practicar el amor, el único precepto que Yo enseñé a los hombres, cuando andaba en la tierra. Y de que es este el caso de que el amor se ha enfriado entre los hombres, resulta de ahí.

Por consiguiente, de qué os sierven semejantes "servicios divinos" (cultos divinos o misa), donde sólo cumplís preceptos obligatorios, que Yo no puedo avalorar, y vosotros creéis que podéis reparar todos los actos y obras duros, sin cariño, tanto más solícitos con visitas a iglesias y cumpliendo todos los actos imaginados por hombres. Y vosotros creéis que pensáis y obráis bien y estáis por cierto en el error, porque no hay ninguno entre vosotros que oye la voz del Espíritu, porque vosotros hombres estáis bajo influencia opuesta (enemiga), que os priva de vuestro propio pensar y razonar, porque por eso mismo no podéis penetrar en la Verdad, y por eso él guía, que como guía de los hombres os habéis puesto, eso impíde que deje obrar el espíritu en sí. Pues lo que ese Espíritu enseñaria, contradice por completo vuestra estructura, y vosotros lo juzgáis como hereje, quien es en verdad Mi discípulo, que ha sido llamado para eso, para llevar la Verdad entre los hombres, y al que Yo he escogido como recipiente receptor del torrente de Mi Espíritu, para que os anuncie esta Verdad.

Vosotros hombres, transformaos sólo en amor, combatid el amor propio, el egoísmo y practicad siempre sólo el amor al prójimo. Y experimentaréis una bendición que supera todo. Estaréis en un justo razonamiento y modo de pensar, vuestro espíritu os instruirá de dentro, y vosotros mismos de por sí os desprenderéis de ideas falsas, entraréis frecuentemetne en el silencio y experimentaréis más bendición que de un culto divino (misa), como lo practicáis.

Mas quien tiene el amor reconoce también el error como obra humana, a no ser que su fe sea tan profunda y viva que Yo no deje que esa fe fracase, de que estén tan unidos a Mí en su fe, y quieren hacer todo lo que les parece bien ante Mis ojos. Entonces lo avaloro Yo según su grado de amor y les doy con la rapidez de un rayo la iluminación en su desprendimiento de la tierra.

Pero tales hombres son escasos sólo, la mayoría cumple no más que los ritos, y su fe está muerta. Ella no puede tampoco llegar a la vida, pues les falta el grado de amor que es el que hace primero la fe viva. Y por más que Yo predico desde lo alto siempre y sólo el amor, la humanidad está hecha una estatua y por tanto no oyen tampoco, lo que he de decirles. Y perecerán en el Día del Juicio, porque sin amor ningún hombre puede ser bienaventurado.

Amén

Traducido por Pilar Coors