Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8810

8810 La Bendición y Guía de Dios en el trabajo espiritual

13 de junio de 1964: Libro 92

Lo que hagáis por Mí y Mi Reino, tenéis que hacerlo voluntariamente, por lo que tiene que haceros alegría, es decir, vosotros mismos tenéis que estar tan penetrados de vuestra misión que la realizáis impulsados de dentro por amor a Mí y al prójimo. Mi Palabra tiene que satisfaceros tanto que la queréis dirigir también a vuestros semejantes, y eso especialmente, cuando llegue el tiempo de las desgracias, que Yo os he anunciado siempre e incesantemente. Entonces sólo Mi Palabra alentará a los hombres, y es entonces cuando ha llegado vuestra hora, a la que Yo os preparo. Entonces percibiréis en el corazón Mi encargo y hacéis solícitos lo que pido de vosotros. Entonces actuaréis como Mis discípulos del tiempo final en la salvación de las almas pecadoras por amor a Mí y al prójimo.

Cada trabajo que hacéis para Mí está bendecido y traerá también sus frutos. Pues también estaréis dirigidos en vuestros pensamientos, que sólo pueden moverse en Mi Voluntad, por lo que no debéis temer, en tanto que os entreguéis a Mí y me pidáis por la buena dirección de vuestros pensamientos, para que se adapten a Mi Voluntad, pues vuestra misión no es nada de insignificante: Transmitir Mi Palabra así como vosotros la habéis recibido de Mí. Y si no estuvieseis bajo Mi Protección, entonces sería la transmisión de Mi Palabra bien imposible, pues vosotros mismos no tendríais la clara visión, la cual está asegurada mediante Mi obrar e influencia.

Y por eso fiaros firmemente de Mi ayuda, la cual es cierta para vosotros, porque Yo veo en vuestra voluntad que me queréis servir, y porque ningún hombre puede enseñaros mejor que Yo. Tan pronto como me declaráis vuestra disposición a servirme, os absorbo, y estáis entonces en contacto Conmigo. Yo Mismo intervengo ahora, y vosotros podéis empezar tanquilos la obra. Pero no os dejéis confundir de los hombres. ¿Pues qué sería entonces del éxito? Cada uno tendría un parecer diferente, y Yo en verdad, a ninguno le doy la razón o el derecho de disponer sobre Mi Palabra, que no lo haya recibido de Mí. Preocuparos por divulgar la Verdad, pues es Mi Palabra, mediante ella quiero hablar a los hombres, ella es la Verdad pura que no se os ofrecerá en esta forma, a no sea que hombres de espíritu despierto la haya recibido exactamente igual como vosotros, en la misma entrega y en la misma voluntad y en divulgarla, porque entonces Mis Bendiciones estarán siempre con vosotros.

Amén

Traducido por Pilar Coors