Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7910

7910 La doctrina de la condenación eterna es herejía

4 de junio de 1961: Libro 82

No temáis que os perdáis si me lleváis en el corazón; no creáis que un Dios vengador os castigará por vuestros pecados, que no conocerá Misericordia, que os condenará para siempre. Yo soy un Dios del Amor y de la Misericordia, y siempre os ayudo a levantaros de la profundidad en la que vosotros mismos os habéis precipitado por libre albedrío. Por vuestro pecado, vosotros mismos os habéis metido en un estado infeliz; vosotros mismos os habéis creado el estado de sufrimiento en el que os encontráis.

Pero Yo siempre os voy a socorrer a encontrar la salida de la profundidad, siempre de nuevo voy a ayudaros a volver a ser felices, como lo fuisteis al principio. El mal, lo habéis querido vosotros mismos y lo habéis atraído, y el resultado de ello nunca puede ser la bendición, sino un estado infeliz es la consecuencia de lo que habéis buscado y de lo que habéis hecho. Pero vuestro Padre y Dios os ama, porque habéis salido de Su Amor, y este Amor nunca se acaba.

Por lo tanto, siempre se esforzará por reconquistaros y hará todo lo posible para traeros de nuevo una buena suerte, lo que, sin embargo, requiere vuestro libre albedrío. Porque así como una vez voluntariamente os fuisteis de Mí, así como una vez voluntariamente cargasteis sobre vosotros un grave pecado, también debéis volver voluntariamente a Mí, debéis reconocer vuestra culpa, arrepentiros y pedir perdón por la culpa, y todo será como al principio, seréis sumamente bienaventurados en la unión conMigo. Así que siempre podéis creer en un Dios del Amor y de la Misericordia, porque aunque soy un Dios justo, no obstante no os abandono al destino que vosotros mismos elegisteis, ni os castigo.

Y por eso es falso decir que Yo os condeno por vuestros pecados, sino opongo a esta opinión la Obra de Mi Amor y Misericordia: Mi Sacrificio de la muerte en la Cruz por vuestros pecados. Si quisiera condenaros eternamente por vuestra antigua culpa de pecado, mi Obra de Redención de veras no habría sido necesaria, pero así os di una prueba de mi Amor y Misericordia: Me sacrifiqué, morí por vosotros, di mi Vida en la Cruz por la culpa de vuestro pecado. Ya por esto podréis reconocer que la doctrina de la condenación eterna es una falsa doctrina, porque Mi Obra de Redención os demuestra lo contrario, os demuestra un Dios del Amor y de la Misericordia, Que se entrega Él mismo para expiar vuestra culpa, Que, por lo tanto, jamás os condenará eternamente.

Un Dios castigador no es una imagen correcta de Mí y de Mi Ser, Que soy el Amor y nunca hundiré a Mis criaturas en una miseria aún mayor que la que ya han experimentado por su apostasía de Mí. Quiero recuperarlos, y por eso he tomado su culpa sobre Mí para cancelarla, porque tengo Piedad de la suerte de todo lo caído y quiero ayudarlo a alcanzar la Altura. Pero la criatura, el hombre en el último estadio en la Tierra, también puede negarse a aceptar Mi Piedad, de tal manera moviéndose obstinadamente en gran distancia de Mí; entonces también es infeliz, entonces se crea él mismo la suerte de la condenación, que, sin embargo, puede terminar en cualquier momento si solamente se dirige a Mí, si reconoce Mi Obra de Redención y la reclama por sí mismo.

Siempre encontrará en Mí al Padre amoroso, Que quiere ayudar a su hijo, que Él Mismo suspira por Su hijo y que constantemente está a su lado ayudándolo. Solo que respeta la libre voluntad del hijo, que no lo fuerza a regresar. Pero entonces también su suerte es desventurada hasta que haya sucedido el retorno a Mí por libre albedrío. Yo soy un Dios del Amor y de la Misericordia. Pero la Justicia, que también pertenece a Mi Ser perfecto, lo prohíbe que os prepare una suerte bienaventurada a vosotros, que os habéis vuelto pecaminosos por culpa propia. Debéis aceptar antes la expiación de vuestra culpa por medio de Mi Redención, debéis confesaros a Mí en Jesucristo y querer pertenecer a aquellos por los que derramé Mi Sangre en la Cruz.

Y de veras, ya no hablaréis de un Dios de la Ira que os condena sin Piedad. Experimentaréis Mi Amor en vosotros mismos, porque Él que ha tomado vuestra antigua culpa de pecado y la ha expiado, se unirá de nuevo a vosotros y os irradiará con Su Fuerza de Amor, y seréis bienaventurados y lo permaneceréis por toda la Eternidad.

Amén

Traducido por Diemo Landgraf