Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7589

7589 “Mira, Yo esstoy delante de la puerta ...”

28 de abril de 1960: Libro 80

Abrid de par en par la puerta de vuestro corazón, si Yo anhelo entrada. Yo llamo cada vez de nuevo a vuestra puerta, pues quiero ofreceros un obsequio delicioso; pero Yo quiero entrar, recibídme alegremente, debéis alegraros y anhelar de todo corazón Mi Venida para que Yo permenezca con vosotros. Reconoced en Mí a vuestro Padre, quien os quiere y por eso os trae buenas dádivas. No me impidáis el acceso en vosotros.

Eso es todo lo que Yo pido de vosotros, que abráis la puerta de vuestro corazón de par en par, para que me dejéis a Mi Mismo entrar. Pues eso me delata que vosotros me manifestáis también amor, me delata que me habéis preparado morada para acogerme en él. Y ahora puedo Yo mandar y gobernar a capricho en Mi Casa y en verdad, eso será para vuestra bendición. Pues lo que Yo os ofrezco diariamente es comida y bebida para vuestra alma, la cual no necesita más pasar hambre, la que se une con el espíritu en sí y la que pronto habrá encontrado la unión Conmigo, porque ella ahora ya no me deja que me desalogue más de su corazón, porque se ha consagrado a Mi con todo el alma y sólo quiere que el Padre quiera permencer con Su hijo, para hacerlo feliz mientras el alma vive en la tierra y también eternamente.

Quien me recibe voluntariamente en su corazón, cuando llamo y anhelo entrada, ese ha realizado la mayor ganancia en la tierra, pues nada más delicioso puede serle ofrecido que Mi alimento diario que Yo le entrego al alma y el que la deja madurar ya en la tierra.

Y así llamo Yo a todas las puertas anhelando acceso y dichoso de qien me oye y abre su corazón y se prepara para acogerme. Dichoso de aquel que limpia y adorna la morada del corazón, y en todo momento puede entrar el Señor en Su casa. Dichoso de quien me recibe alegremente y ya no me deja más que salga.

Pues a ese no lo abandonaré nunca jamás, permaneceré en él y le daré Mi Amor, Yo hablaré incesantemente con él y lo introduciré en la Verdad, porque él tiene que saber de ella para que llegue al conocimiento verdadero, a la luz, sin la que él no puede llegar a ser bienaventurado.

Y el corazón de quien Yo pueda una vez tomar posesión, ese me pertenece a Mí, y Yo quiero abastecerlo terrenal y espiritualmente, pues Yo le llevo todo, desde el momento que me deje entrar en su corazón. Pues Yo no vengo con manos vacias, Yo tengo una abundante cornucopia y Mis dádivas que Yo distribuyo no tendrán fin, porque Yo os amo.

Y Mi dádiva más deliciosa es Mi Palabra, pues ella es comida y bebida para el alma, ella es la prenda de Mi Amor, ella es riqueza espiritual, con la que una vez prodréis trabajar en el reino del otro mundo.Y cada uno que me abre la puerta de su corazón, si Yo anhelo entrada, dispondrá de una tal riqueza, porque Yo jamás vengo sin dones de Gracias y porque Yo siempre sé, que es lo que más falta le hace a su alma. Y Yo llamo golpeando de este modo a muchas puertas del corazón, pero no todas me abren, y entonces tengo que continuar y no pude llevar al alma ningún fortalecimiento; Yo no pude proporcionarle ninguna dádiva de Gracia, y de ahí que el alma tenga que quedarse en un estado pobre y miserable, y pobre y miserable también entrará en el reino del más allá, cuando haya llegado su hora.

Pero ella misma ha perdido por ligereza la dádiva, de recibirme en su corazón, y de eso se arrepentirá un día amargamente, cuando reconozca quien ha sido Aquel que llamó a su puerta sin encontrar admisión.

Mas Yo no me empujo, donde la puerta se mantiene cerrada, Yo continuo adelante y vuelvo sólo allí a entrar, donde soy alegremente recibido, donde el amor me abre de par en par la puerta, donde Yo puedo tomar morada y permanecer allí dentro, donde el alma reconoce a su Dios y Padre, a quien ella nunca jamás renunciará.

Amén

Traducido por Pilar Coors