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7325 La luz de la cognición puede brillar para cada uno....

4 de abril de 1959: Libro 77

Cada uno lleva la luz dentro de sí, pero si la deja brillar está determinado por su propia voluntad. Podría brillar tan inmensamente que todo dentro de él se iluminaría, es decir, podría recorrer su camino terrenal lleno de conocimiento de la verdad pura de Dios, todas las correlaciones podrían serle conocidas, todos los problemas podrían aclararse, verdaderamente podría ser “iluminado de Dios”, si es esto a lo que su seria voluntad quisiera esforzarse. Y esta voluntad seria consiste en formarse al amor, en transformar el amor propio en amor desinteresado al prójimo y, así, en absorberse en el amor y la preocupación por los semejantes y en el amor por Dios, al Creador y Padre desde la eternidad.

Entonces la luz se encenderá en él y arderá en una llama brillante, entonces el Espíritu de Dios se abre paso, Que es la Luz desde la eternidad, Que lo sabe todo y ahora quiere comunicar Su conocimiento al ser humano, que ahora también aguza sus oídos y escucha lo que el Espíritu de Dios le dice. Lo que todavía sigue siendo un secreto para los humanos, lo que le parece todavía inaveriguable o impenetrable, eso se le revelaría y, a la luz de la cognición los seres humanos andarían felizmente por la vida terrenal, porque ahora reconocen claramente su propósito, la razón y el objetivo y ahora recorren el camino de la tierra con esperanza beatifica porque la meta les vale la pena.

Los humanos no necesitarían andar en su oscuridad espiritual; también podrían crearse mucho más luminosa la vida terrenal si vivieran una vida de amor. Debido a que el Espíritu de Dios sólo puede despertarse a través del amor, la luz en el humano sólo puede encenderse a través del amor, la unificación con Dios sólo puede establecerse a través del amor, y estar conectado con Dios en la luz es verdaderamente el objetivo más hermoso que el ser humano puede lograr en la tierra.

La conexión con Dios también debe traer consigo el conocimiento más luminoso, porque Dios es la Luz desde la eternidad y porque Él hace brillar la luz a través del humano que se conecta con Él a través del amor. Y la irradiación con la luz del amor divino es también la cognición irrevocablemente más brillante, el saber de la verdad más pura, que tiene su origen en Dios. Todos los humanos podrían adquirir este saber porque todos los humanos lo tienen dentro de sí mismos, porque en cada ser humano reside la chispa del espíritu, que es parte del divino Espíritu paternal desde la eternidad.

Y así Dios no ha cerrado la verdad a los humanos, no les ha puesto límites, tiene la luz lista para ellos en grados ilimitados, sólo que tiene que ser encendida por el humano mismo, tiene que despertar a la vida la chispa espiritual dentro de sí. Para llegar a la vida, debe escuchar lo que este Espíritu de Dios le anuncia, y verdaderamente se moverá en la tierra en una esfera bienaventurada cuando le sea revelado el saber de los secretos que hacen que valga la pena vivir la existencia terrenal para él.

Dios mismo no pone límites al saber de los humanos, sino que ellos mismos los imponen mediante la observancia o el desprecio de sus mandamientos de amor.... Porque de una vida de amor depende si y en qué medida se expresa el Espíritu de Dios, y esta vida la determina el ser humano mismo en virtud de su libre albedrío....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise