Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6965

6965 Exhortación de Dios a que sea utilizada la caridad de gracia

10 de noviembre de 1957: Libro 74

Si tenéis la Gracia de ser hablados por Mí, abrid de ese modo vuestro oído y corazón a Mis Palabras, dejad que ellas penetren y produzcan efecto en vosotros, y entonces aprovecháis una dádiva en la forma justa y experimentaréis de ellas la mayor bendición. Vosotros sólo tenéis que abandonar toda clase de oposición interior, tenéis que liberaros de prejuicios, tenéis que consentir en admitirla solícitos, para que Mi Voz os roce y toque, y entonces reconoceréis también de Quien sois hablados.

Pero toda oposición os hace incapaces de reconocerlo. No se pide primero la fe ya antes, sino solamente el abandono de toda clase de oposición. Pero depués vendrá la fe, porque sentís el efecto de Mi Alocución. Y eso solamente quisiera Yo conseguir, que me déis la posibilitdad de que pueda hablaros.

Pues Yo no os obligo, en plena libertad de voluntad tenéis que escucharme, o escuchar también a quien como mediador de Mí os lleva Mi Palabra. Yo os hablo a través de un ser humano, pero no son sus Palabras, las que oís, sino que me oís a Mi Mismo, pero solamente entonces, si no os ponéis en contra, si ponéis oídos a estas Palabras sin defensa.

Vosotros hombres no podéis comprenderlo todo, que el Amor me motiva a ello, a hablaros. Y vosotros no lo queréis creer, que Mi Locución directa pueda tocar a vuestro oído.

Vosotros no os podéis imaginar que vuestro Dios y Creador busque contacto con Sus criaturas. Creéis erroneamente a este vuestro Dios lejano, y vosotros estáis también de Él, también muy lejos, en lo que respecta a vuestro estado espiritual. Mas Yo trato de disminuír esta distancia hablándoos y os digo que vosotros mismos tenéis que acercaros a Mi, que vuestra voluntad es decisiva de qué grande es la distancia entre nosotros. Vosotros mismos tenéis que tratar de disminuír la gran distancia, mas Yo os ayudo, y os doy también los remedios que sólo tenéis que emplear, para acercaros de nuevo más a Mi. Vosotros os alejastéis de Mí, mas Yo estoy dispuesto a acogeros en todo tiempo de nuevo otra vez, y os muestro Mi Disposición de este modo en que Yo os hablo, aunque en libre arbitrio de Mi os marchastéis. Y vosotros podéis oírme a Mi.

Os ofrezco una merced de Gracias fuera de lo común, es decir por eso, porque el fin está próximo, porque a todos vosotros os está concedido corto tiempo tan sólo, para recorrer el camino de regreso a Mí, y porque por eso tenéis que daros prisa, para que el fin no os sorprenda en la gran distancia de Mí.

Siempre en verdad pudieron los hombres percibir Mi Voz, mas en el último tiempo logra ser más alta, porque también el ruído del mundo se ha hecho excesivamente alto y Mi Voz puede ligeramente dominarla. Y por eso vosotros hombres sois hablados también con exceso, manifestándome a hombres individualmente y dándoles la orden de que se cuiden por la divulgación de Mi Revelación. Pues debe intentarse todo, para que sean tocados los corazones de los hombres, pues lo que percibe únicamente el oído, no causa ningún efecto en la voluntad del hombre, el que tiene que buscar la unión íntima Conmigo, para que en el corto tiempo hasta el fin pueda cumplir su tarca en la tierra.

A los hombrs se les tiene que llevar una ayuda evidente, porque son todos débiles en la fe. Ellos no pueden comprenderme a Mi Mismo y su estrecha relación Conmigo, sólo ven el mundo y consideran su vida terrenal por el fin absoluto, caminan por ahí, inconscientes de sus real tarea terrena, y se van de esta tierra sin ninguna clase de éxito espiritual.

Pero Yo quiero que en este corto tiempo de vida terrenal alcancen la Vida, que obtengan en Mí la fe y sepan de su verdadero destino. Y por eso me manifiesto siempre de nuevo y les dirijo este conocimiento. Y si sólo una vez me dejan que les hable a ellos, notarán en sus corazones también, que Yo los amo y sólo quiero ayudarles a la Vida.

Mas quien rechaza Mi servidor, ese me rechaza a Mi Mismo también, pues no hablan los servidores, sino Yo hablo por ellos. Quien los escucha, sabe también, que él llegará la vida, pues él recibe simultaneamente con Mi Palabra también la fuerza para poder llevar a cabo en su vida una transformación. Él se dirigirá a Mí, él aspirará a acercarse más a Mí, y Yo lo voy a atraer, tan pronto como su mirada esté dirigida a Mí.

Y entonces estará asegurado el regreso a Mí, la larga distancia disminuirá más y más, él se juntará íntimamente a Mí. Él ha vuelto a Casa del Padre y permanecerá ahora junto a Él eternamente.

Amén

Traducido por Pilar Coors