Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6955

6955 Alcanzar la filiación divina sólo en esta Tierra....

26 de octubre de 1957: Libro 74

Solo en la Tierra es posible para vosotros para alcanzar el máximo grado de perfección, para que podáis acceder a la bienaventuranza como verdaderos “hijos” de Dios. La Tierra es la estación educativa para lo espiritual, que impone las mayores exigencias a la voluntad a la voluntad del ser humano. todos los edificios escolares en el Universo sirven a lo espiritual para madurar y también pueden ayudarle a alcanzar una bienaventuranza inconmensurable, pero solo un camino por esta Tierra puede otorgar a un ser la filiación de Dios, un grado de bienaventuranza que significa la irradiación inmediata a través de la fuerza y el amor de Dios, la más cercana proximidad posible al Padre Celestial y un encuentro cara a cara en toda su gloria.

Los grados de dicha en el reino de la luz son muy variados, y ya significa felicidad y dicha el solo hecho de que un ser haya encontrado la entrada en el reino de la luz. Pero el grado de dicha puede aumentar continuamente, y este concepto no se os puede hacer verdaderamente comprensible para vosotros, los humanos, mientras vuestro pensamiento todavía sigue siendo limitado, mientras viváis en la Tierra. Sin embargo, podéis ser educados al respecto para esforzaros a lograr el objetivo más alto que vuestro camino por la Tierra puede traeros.

Debéis saber y creer que Dios os ha encarnado en esta Tierra porque quiere prepararos un destino inimaginablemente hermoso, que vosotros mismo debéis ganaros, que no puede regalaros, pero os ofrece todas las posibilidades para aseguraros el logro de este objetivo. Las almas que caminan por esta Tierra ya han ascendido desde las profundidades más profundas; ha soportado un camino de sufrimiento tan terrible que están bien preparadas para poder recorrer este último corto camino. Sin embargo, este periodo final de prueba es precisamente lo que representa un peligro. Porque tras el interminable período de agonizante atadura, ahora experimentan una cierta libertad y pueden abusar de ella fácilmente.

Precisamente esta Tierra es un lugar de tentación porque las almas encarnadas aquí fueron los más fieles seguidores del adversario de Dios, a quienes él tampoco quiere abandonar y, por lo tanto, continúa ejercitando su influencia a lo espiritual que se esfuerza hacia las alturas. Pero si estos seguidores, una vez leales del espíritu primigenio, logran liberarse de sus grilletes, les espera un destino glorioso, pues entonces se ha producido en ellos una transformación de una “criatura” de Dios a un “hijo” de Dios, lo que, sin embargo, requiere una entrega completa a Dios, una transformación total de su ser, una profunda transformación hacia el amor.... por lo que requiere un camino sobre la Tierra que es sumamente difícil y doloroso si debe llevar al objetivo.

Pero solo unos pocos seres humanos logran este alto grado de perfección; no obstante, Dios valora el camino terrenal más que el recorrido por los demás etapas de maduración, que presentan condiciones más fáciles para los seres, pero a éstos también se les concede felicidad y dicha, siempre que cumplan con las tareas que les imponen todas esas escuelas del amor divino. Todo lo espiritual está destinado a encontrar su camino de regreso, y la dicha consiste en que no hay un fin, que el ser se esforzará incesantemente por encontrar la plenitud incesante, y en que la dicha que Dios prepara para quienes se acercan a Él, también crece sin cesar.

Pero los seres humanos en la Tierra no saben lo que pueden lograr a través de su estilo de vida.... no saben, que pueden saltar innumerables etapas intermedias, que les es posible ganarse un lugar en el corazón del Padre que los compense eternamente para el destino terrenal más duro, por un camino terrenal que les parece casi insoportable.... Y en esta Tierra, Dios también se ha encarnado como ser humano, para mostrar a los seres humanos cómo debe ser la vida humana para lograr este objetivo supremo. Les ha....mostrado que es posible, a través del amor y el sufrimiento, espiritualizar el alma para que pueda unificarse completamente con Dios, y entonces, en esta unión total con el Padre, ser y permanecer indeciblemente bendecidos por la eternidad....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise