Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6865
6865 La actividad en el amor es una ley en la Tierra y en el más allá....
4 de julio de 1957: Libro 73
Para cada ser humano en la Tierra y cada ser en el reino espiritual se aplica la misma ley: actuar con amor. En la Tierra la actividad amorosa ayuda a la perfección y, por lo tanto, también debe ser practicada por los seres aún imperfectos en el más allá, para que avancen por el camino hacia las alturas. Y una vez alcanzadas las alturas, el ser habrá llegado a tal grado de perfección, que ahora ha llegado a ser sensible a la luz, y entonces la actividad amorosa incesante volverá a colmar de felicidad a estos seres, porque esta actividad significa ahora “transmitir la luz”, que el ser mismo recibe.... porque la actividad amorosa es obra divina, es decir, el cumplimiento de la ley desde la eternidad.
Porque el amor lo es todo.... Garantiza la unificación con Dios y la dicha eterna, la redención de lo espiritual aún imperfecto, la preservación de todo lo que existe y también el surgimiento constante de nuevas creaciones, que tienen su fundamento en el orden divino y Su amor infinito. El amor es la fuerza que actúa constantemente en todo el Universo, tanto en el plano terrenal como en el espiritual. Ella Misma es la ley divina, y una violación constituye un acto de destrucción irrevocable que afecta no solo a las creaciones terrenales, sino que también se manifiesta en los estados espirituales para aquel para quien esta ley es sagrada.
Por lo tanto, tampoco permanece oculto en el reino espiritual cuando los seres han violado la ley del amor, pues ellos mismos, que inicialmente eran seres de perfecta belleza, se han convertido en seres deformes y repugnantes y, como tales, son reconocibles por los seres de luz, quienes, sin embargo, no los rechazan con aversión, sino que, con amor misericordioso, quieren ayudarlos a recuperar a su forma original, que corresponde a la ley del orden divino.
Sin amor no hay orden, ni armonía, ni paz; sin amor no hay dicha.... y todas las condiciones que un ser percibe como deficientes o tormentosas son pruebas de que le falta amor, que se ha apartado del orden divino. Y todas esas condiciones no cambiarán hasta que el ser mismo se haya transformado en amor. Pero esto no se refiere a la apariencia externa de un ser humano en la Tierra, que carece de belleza perfecta y a menudos presenta deformidades que suscitan preguntas y dudas....
Pues en esa forma externa puede ocultarse un alma bien formada, una que ha asumido voluntariamente dicha forma para alcanzar su perfección.... Y del mismo modo, en seres humanos exteriormente perfectos pueden morar almas deformadas, pues se trata únicamente del ser espiritual, que tiene que someterse a la ley del orden divino para ser bienaventurado. Porque una vida de amor crea solo valores espirituales, ya que lo terrenal es transitorio, pero las obras de amor acompañan a los seres humanos a la eternidad. Si los seres humanos en la Tierra pudieran percibir espiritualmente, el efecto de la actividad amorosa en las almas les sería evidente, y siempre contemplarían con asombro las bellezas perfectas que los rodean.
Pero tal prueba no puede ser concedida a los seres humanos, que en toda libertad tienen que someterse a la ley del orden divino. Y del mismo modo, a las almas imperfectas en el más allá solo pueden acercarse sus amigos y ayudantes espirituales de forma velada, y con toda libertad de voluntad tienen que seguir sus consejos, que siempre conducen a una actividad en amor. Pero no pueden quedar exentas de esta ley, de su cumplimiento.... El amor también tiene que penetrar en ellas, pues de otro modo jamás alcanzarán la bienaventuranza. Porque solo el amor vence la separación de Dios, solo el amor logra la unificación con Él.... Y solo el amor devuelve al ser el estado de perfección, en el que se encontraba cuando emanó de la mano de Dios....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise