Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6840
6840 El poder de Dios es indispensable para ascender....
27 de mayo de 1957: Libro 73
Ningún alma puede elevarse desde la profundidad por su propia fuerza. Pues está completamente sin fuerza y solo puede hacerlo con la ayuda de Dios. Dios le concedió su primer auxilio permitiéndole caminar a través de la creación.... disolviéndola en incontables partículas, a cada una de las cuales asignó un propósito. Y así, el ser caído, en su estado de necesidad se abre camino hacia las alturas.... Pero una vez que haya superado este período de desarrollo, de modo que el alma, ahora un ser consciente de sí mismo, ha de progresar aún más hacia las alturas en la fase como ser humano, requiere nuevamente una transmisión de fuerza, ya que su propia fuerza aún es demasiado débil para llevar a cabo el último, corto pero ascendente camino.
Pero ahora el ser ya no está determinado por la voluntad de Dios, sino que depende de él mismo de pedir fuerza, recibirla y usarla correctamente. Es cierto que cada ser humano en la Tierra dispone de suficiente fuerza vital, y si esta se utiliza ahora según la voluntad de Dios, entonces inevitablemente también aportará al alma la fuerza necesaria para recorrer ese ascenso hacia lo alto, y sin duda también llegará entonces a la meta. Sin embargo, el uso correcto de la fuerza vital es sinónimo de actuar con amor.... Vosotros, los seres humanos no sabéis cuánta fuerza podéis adquirir cuando usáis vuestra fuerza vital de acuerdo con la voluntad de Dios para realizar obras de amor desinteresado al prójimo....
Entonces, vuestra impotencia, causada por el pecado original, desaparecerá. Pero lo podréis comprender cuando se os explica en qué consistió este pecado: vosotros rechazasteis la fuerza amorosa de Dios y, por tanto, os debilitasteis, volviéndoos completamente impotentes. En cuanto, volváis a actuar con amor, os dejáis irradiar de nuevo por la fuerza amorosa de Dios y, así, recuperáis las capacidades que originalmente poseíais. Incluso la mera voluntad de estar conectados con la Divinidad a la que debéis vuestra existencia hace que la fuerza fluya hacia vosotros desde Dios, porque esta voluntad hace posible la irradiación del amor de Dios.
Sin embargo, no podréis lograr nada sin la transmisión de fuerza de Dios.... Porque entonces estáis todavía en la misma resistencia como en vuestra apostasía de Él, vosotros resistís, lo que solo significa fuerza para vosotros. Todavía estáis en la esfera de la muerte, a la que entrasteis al renunciar la fuerza y la luz.... Y si la fuerza vital que está disponible para cada ser humano en la Tierra se usa equivocadamente, de modo que solo se beneficie al cuerpo y el alma no puede obtener ningún provecho al respecto, entonces permanecerá en el mismo estado en que se encontraba al comienzo de su encarnación como ser humano.
El alma no ha avanzado ni un paso y corre el grave peligro de perder incluso el grado madurez alcanzado en el estado de necesidad. Pues el alma no puede elevarse sin fuerza; ella está cautiva del adversario de Dios y ella misma no ofrece resistencia alguna porque es demasiado débil al respecto. Esta debilidad, por lo tanto, es consecuencia del pecado original, y si el ser humano quiere vencerla, entonces tiene que pedir la fuerza una y otra vez.... tiene que llamar a Aquel, Quien murió por eso en la cruz, que adquirió fuerza para los débiles humanos....
Tiene que encomendarse a Jesucristo en su debilidad y pedirle que le conceda fuerza, la cual sin duda le será dada por gracia y misericordia, para que pueda completar con éxito el camino hacia las alturas. Entonces el adversario de Dios ya no tendrá poder sobre él y le tiene que liberar, y entonces el alma también buscará de nuevo la unificación con Dios y tampoco quiere volver a resolver la unificación....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise