Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6806

6806 ¿Concesión de fuerza de Dios o del oponente?

15 de abril de 1957: Libro 73

Sea lo que sea que queráis emprender en la vida terrenal, tenéis que experimentar Mi apoyo para que sea una bendición para vosotros.... porque también podéis obrar con el apoyo de Mi oponente, pero entonces toda actividad solo contribuirá al bienestar de vuestro cuerpo, pero nunca a la Salvación de vuestra alma, Porque entonces ya le habréis vendido vuestra alma, y él os pagará a cambio con bienes terrenales: os facilitará todo lo que emprendáis y también asegurará vuestro éxito. Pero entonces viviréis vuestra vida terrenal completamente en vano; solo le serviréis a él y os someteréis por completo a su voluntad, y el final será vuestra nueva caída en las profundidades, que ya habíais abandonado....

Por eso, os amonesto una y otra vez que no comencéis nada sin haber implorado antes Mi bendición. Os aconsejo que penséis constantemente en Mí, pidiendo Mi apoyo, y sin duda os llegará, porque no quiero que recurráis a Mi adversario, y os daré con toda sinceridad lo que estáis pidiendo. También os proveeré terrenalmente, porque Me buscáis a Mí primero y así Me demostráis vuestra voluntad dirigida hacia Mí.

Y podéis acudir a Mí incluso con la más mínima preocupación; no cerraré los ojos, pues siempre quiero ser vuestro consejero y guía. Quiero que siempre recurráis a Mí, que Me consideréis constantemente como vuestro Padre, a Quien podéis confiar como hijos, que veáis en Mí a vuestro amigo y hermano, que siempre está ahí para vosotros, Que nunca os defraudará, Que siempre recompensará vuestra confianza.... Pero también debéis pensar primero en vuestra alma; no debéis considerar las cosas terrenales como lo más importante, sino saber que solo permanecéis en la Tierra para que vuestras almas puedan madurar....

Y si os importa la Salvación de vuestra alma, entonces os habéis acercado aún más a Mí, y Mi ojo paterna velará por vosotros y os protege incluso de los ataques de los ataques del enemigo de vuestras almas, ante Mi adversario. Porque entonces tengo el derecho de ponerme protectoramente ante vosotros, lo cual Me otorga vuestra devoción hacia Mí, pues tenéis que saber que Mi adversario también tiene un derecho sobre vosotros por vuestra pasada caída en el pecado, pero que vosotros mismos tenéis la libertad de elegir a vuestro propio Señor, a quien deseáis pertenecer.... Y esta decisión es vuestra tarea terrenal. Mi adversario, sin embargo, intenta por todos los medios conquistaros o reteneros para que no huyáis de él.

Y por eso él os seduce y os recompensa con promesas terrenales, con bienes terrenales y da fuerza a todo aquel que le obedece, y por eso suele tener mucho éxito, porque vosotros, los humanos, pensáis mucho más en vuestro destino presente que en el destino que os espera en la eternidad. Pero os aseguro que Yo también os concederé fuerza cuando Me la pidáis.... Pues Yo también quiero ganaros para Mí, para no perderos de nuevo para siempre.... Pero sólo puedo daros fuerza si Me la pedís de Mí en el libre albedrío, porque elimino cualquier tipo de coerción. Y siempre podéis estar seguros de que formaré vuestra existencia terrenal de tal manera que os sea soportable, si tan solo os aferráis a Mí, si es vuestra voluntad vivir en Mi voluntad, y si Me permitís ser vuestro consejero y compañero constante....

Entonces verdaderamente no os faltará fuerza, entonces Mi bendición reposará sobre toda actividad terrenal, entonces podréis lograr grandes cosas, y entonces vuestra alma también madurará, porque vuestra mirada estará entonces constantemente dirigida hacia Mí, a Quien reconocéis como vuestro Dios y Padre, Que os ama y Cuyo amor también quiere prepararos una vida terrenal sin preocupaciones, porque os habéis llegado a ser Suyos, porque os separasteis de Mi adversario en el libre albedrío y así ya habéis pasado vuestra prueba de voluntad en la Tierra a través de vuestro giro consciente hacia Mí.... Y ahora caminaréis constantemente Conmigo por el camino terrenal, porque vosotros mismos Me disteis el derecho de ser vuestro compañero....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise