Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6797

6797 Cada alma tiene que encontrar a Jesucristo....

3 de abril de 1957: Libro 73

Cada alma os agradece, que fue guiado por vosotros a Jesucristo como su Redentor del pecado y la muerte.... Porque solo él puede abrirle la puerta de la vida, solo Él puede introducirla en el reino de la luz a la felicidad eterna. Pero mientras todavía no Le haya encontrado está vagando infelizmente, y cuando haya llegado al reino del más allá, sus pensamientos se confunden, su entorno no tiene luz, y su propio estado es agonizante, porque ahora añora dolorosamente su energía vital, pero ella siente la agonía de su impotencia y su estado.

Por lo tanto, es la mayor obra de amor y misericordia que podéis realizar en un hombre en la tierra, si le hacéis conocer a Jesucristo si le presentáis que no puede pasarlo de alto, si no quiere ponerse en peligro a sí mismo y enfrentarse a un destino desafortunado después de la muerte de su cuerpo. Aunque los hombres con los que entráis en contacto Le conocen, su actitud hacia él deja mucho que desear, Le conocen, pero no evalúan este conocimiento, probablemente hayan oído hablar de Él como Redentor del mundo, pero Su obra de Redención no es un concepto comprensible ellos.

Ellos saben de su muerte en la cruz, pero solo la consideran puramente terrenal y apenas son conscientes del significado mental.... Tampoco tienen un vínculo interno con Él, y por lo tanto no toman el camino hacia la cruz, no se sienten como pecador y por lo tanto tampoco piden perdón por sus pecados....

Ellos no reconocen la Eterna Deidad en Jesucristo y, por lo tanto, no Le llaman con plena fe. Y, por lo tanto, siguen siendo cargados de culpa y entran en el más allá con esta culpa, sin luz y sin fuerza, porque todavía no han llegado a la vida, que solo Jesucristo les puede dar.

Y luego su vida terrenal fue ociosa y no les trajo ningún éxito, no les llevó más cerca de Dios, Quien andaba sobre la tierra en el hombre Jesús.... Estas almas son desafortunadas cuando llegan al reino del más allá, y no podrán ser felices hasta que hayan tomado también el camino hacia a Él en el más allá. Pero incluso en el reino del otro mundo, a menudo siguen desinteresados frente al problema de Cristo, y hay mucho amor y perseverancia por parte de aquellos que desean ayudarlos, ya que sean seres de luz o hombres en la tierra que deseen ayudar a las almas....

Pero quien se ocupa de tal alma con amor, también tendrá éxito en darle tanta luz y fuerza que fortalezca su voluntad y que escuche sin resistencia cuando se le informe de Jesucristo y ella ya no se resiste en llamarle a Él Mismo por amor y misericordia.... Ella tiene que encontrarle en el reino del más allá, y Jesucristo también se deja encontrar.... Él se acerca a cada alma, pero solo cuando ella ha renunciado a su dura resistencia, cuando mira a su alrededor impotente e implorando ayuda cuando se consciencia de su debilidad y ahora escucha atentamente a lo que le enseñan los seres dispuestos a ayudar o de hombres en la tierra....

Entonces Jesucristo se forzará a Si Mismo de entrar en su pensamiento y verdaderamente facilitará al alma a creer en Él.... Pero el primer paso debe haberlo hecho el alma, y para que ella dé ese primer paso, debe ser ayudada por los hombres de la tierra o los seres de luz en el reino mental a través de intercesiones amorosas o de enseñanzas continuas. Tiene que encontrar a Jesucristo.... de lo contrario no hay felicidad para ella.... Pero está muy agradecida con quienes la ayudaron a encontrar la salvación.

Y solo la gran necesidad que espera a tal alma en el más allá, que aún no ha encontrado el camino hacia Él, es hacer que los hombres sigan mencionando Su misión en la tierra, para que los semejantes Le encuentran todavía en la tierra y que no llegan al reino mental sin luz....

Para que Jesucristo Mismo se encuentra con ellos para abrirles las puertas al paraíso.... que ahora se liberan de su gran carga de pecados, pero de la cual solo Jesucristo Mismo puede aliviarlos y, por lo tanto, debe ser conocido y reconocido como Dios y Salvador del mundo....

Amén

Traducido por Meinhard Füssel