Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6670

6670 Aceptar a Jesucristo y aprovecho de la gracia....

15 de octubre de 1956: Libro 71

Si vuestra vida terrestre debe ser exitosa para la eternidad, entonces tenéis que aprovechar la gracia que ha conseguido el Salvador divino Jesucristo por vosotros en la cruz.... Si no aceptaís esta gracia, será imposible para vosotros llegar a aquel grado de maduración que os aseguraría la entrada al reino de la luz después de vuestra muerte corporal.... Porque os falta la fuerza, porque sois débiles e indefensos por la caída de Mí en antaño, porque estáis bajo el poder de aquel que os ha estirado a la profundidad.... Os habéis entregado a este poder y por fuerza propia no podéis prestar defensa, también tenéis una voluntad demasiada débil que no busca un alejamiento de aquel poder.... Pero podéis encontrar con seguridad una transmisión de fuerza y fortalecimiento de la voluntad si buscáis a Aquel que ha muerto por esto en la cruz para poder ayudaros, para poder soltaros de vuestro carcelero. Porque lo que os falta, Él se lo ha ganado por vosotros, porque Él sabía de vuestra debilidad y desamparo y porque quería romper el poder del adversario.... Él querría pagar por vosotros el rescate con Su muerte en la cruz y aquel adversario ya no podía retraeros si queríais liberaros de él. Se hizo todo por vosotros, para haceros posible de llegar hacia la altura.... en la tierra podéis llegar a la madurez del alma, pero nunca sin Jesucristo.... Antes tenéis que dejaros salvar por Él, de Él tenéis que pedir fuerza y gracia, la cual debéis recibir en abundancia, porque tenéis el anhelo de ser libres del enemigo de vuestras almas. Entonces debéis aceptar la gracia de la obra de redención: Teneis que pedir a Él por fuerza y fortalecimiento de la voluntad, Él que ganó el tesoro de la gracia por Su muerte en la cruz. Si pisaís esta tierra como hombre Mi adversario tiene todavía poder sobre vosotros.... Y en la vida terrestre se trata únicamente del hecho si vuestra voluntad se dirige hacia él o si se aleja de él, pero solo lo podeis poner bajo prueba si reconoceis a Jesucristo, porque Yo Mismo Me he incorporado en el hombre Jesús para poner en juego a Mi amor por vosotros, para que podáis volver hacia Mi.... El reconocimiento de Jesucristo es equivalente al reconocimiento de Mi Mismo, Aquel que habíais rechazado en otros tiempos, Del que os habéis separado voluntariamente. Aquella culpa enorme tuvo que sacaros la fuerza, porque Mi fuerza del amor ya no pudo tener efecto en vosotros a causa de vuestro rechazo.... Y si Yo quiero que volváis, tengo que transmitiros fuerza de antemano.... entonces tengo que regalaros antes algo de lo que no tenéis derecho, pero esto se tuvo que ganar antes por un sacrificio exorbitante, dado por el amor hacia vosotros. Y entonces se tiene que aceptar también el sacrificio dado y con esto aceptar a Él que realizó el sacrificio.... el hombre Jesús, que fue movido por el amor más profundo a traer ayuda a las almas atadas. Y en este hombre Jesús Yo Mismo Me había encarnado, porque Yo soy el “amor” eterno. Si queréis volver hacia Mi, si quereis pasar vuestro camino terrestre con éxito, nunca jamás podéis dejar de lado al Salvador divino Jesucristo, porque justamente de Él recibes la fuerza y el fortalecimiento de vuestra voluntad, sino quedaríais débiles y nunca podréis salvaros del poder de Mi adversario.... Únicamente sirve la llamada de Jesucristo, la cual comprueba si Le reconoceis y podéis recibir de Su fuente inagotable lo que os haga falta para poder llegar a la luz, a la fuerza y la bendición.... Pero sin Jesucristo vivís en vano a vuestra vida terrestre. Os quedáis en la profundidad, porque vais a estar atrapados hasta que vosotros mismos Me llamáis en Jesucristo, porque si vuestra voluntad está dirigida todavía hacia él que no os quiere liberar.... pero que ya no tiene poder sobre vosotros a partir del momento de entregaros al Salvador divino, lo que significa al mismo tiempo el reconocimiento de Mi Mismo y con esto habéis aprobado la prueba terrestre....

amén

Traducido por Bea Gato