Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6618

6618 La voluntad de Dios.... Mandamientos emitidos humanamente....

10 de agosto de 1956: Libro 71

Lo que Dios os pide no es nada inalcanzable, sino que podéis hacerlo muy fácilmente si sólo tenéis la voluntad de respetar la voluntad de Dios. Porque entonces recibiréis la fuerza para llevar a cabo lo que Él os pida. Vuestro ser original fue amor, porque surgisteis del poder original, del amor divino. Si ahora estáis desprovistos de todo amor, entonces es por vuestra propia voluntad, que se alejó de Dios y por lo tanto también no aceptasteis su irradiación de amor, entonces la rechazasteis.... pero si volvéis a Él en el libre albedrío, entonces os abrís también a Su irradiación de amor y la recibís en forma de fuerza, que ahora también usáis en la voluntad de Dios.... para obras de amor.... porque el poder divino del amor es un impulso interior para que vosotros también estéis activos de acuerdo con vuestro ser original....

Y eso es todo lo que Dios os pide: que volváis voluntariamente a Él y seáis ahora capaces de volver a formaros en el amor. Dios exige esto de todas Sus criaturas, ya sea en la tierra o en el reino de más allá, porque sin tal transformación al amor, el ser nunca podrá encontrar la unión con Dios que es lo único que os hace feliz. La vida terrenal os ha sido dada para este propósito, y al mismo tiempo Él también os transmite Su Evangelio.... el conocimiento de la voluntad de Dios y de vuestra tarea terrenal.

Él os acerca la Enseñanza divina del amor para estimular inicialmente vuestro pensamiento que entonces debe determinar vuestra voluntad. Quien dirige su voluntad hacia Dios, también le resultará fácil adquirir el reino de los cielos, es decir, ser puesto en el estado de bienaventuranza que exige el cumplimiento de la voluntad divina. Pero aquel cuya voluntad todavía está determinada por el polo opuesto de Dios, porque el hombre mismo le concede el derecho de hacerlo, tendrá que esforzarse mucho para liberarse de este poder, y difícilmente se dedicará de realizar actos de amor porque está completamente sin fuerzas debido a su intencional apostasía de Dios, lo que también significa que rechaza cualquier donación de fuerza y eso se expresa en pensamientos y acciones sin amor.

El caminar en amor por la tierra es todo lo que Dios exige de vosotros, humanos, porque lo único que importa es la transformación de vuestra voluntad y naturaleza equivocada en lo que erais originalmente. Sólo lo que puede llevar a este transformación en la naturaleza, sólo lo que promueve una vida de amor desinteresado puede ser considerado como voluntad de Dios. Pero vosotros, humanos, os habéis dado mandamientos por iniciativa propia y con ello habéis dejado en un segundo plano los mandamientos divinos, que sólo exigen el amor a Dios y al prójimo, porque los mandamientos que habéis dictado vosotros son más respetados que los que Dios mismo dio a vosotros y que son los únicos que llevan a la dicha.

Si ahora queréis ser obedientes a los mandamientos de las autoridades, ahora estáis luchando con una carga que no os traerá mucha felicidad, sino que es más bien un gran peligro para vosotros si olvidáis los mandamientos divinos del amor al respecto. Y, por lo tanto, siempre debéis ser iluminados una y otra vez; la divina enseñanza del amor y su efecto en vuestra alma os debe ser presentada una y otra vez. Y debéis saber que no progresaréis ni un paso si ignoráis estos mandamientos de amor.... y por mucho que os esforcéis en cumplir lo que la gente os ha mandado, que también se os presenta como “voluntad de Dios”....

Sólo las obras de amor determinan vuestro destino en la eternidad, y éstas no son difíciles de cumplir para aquellos que se dirigen a Dios y reciben la fuerza de Él.... tan pronto como vuestros pensamientos, vuestra voluntad se dirige hacia Dios, la chispa de amor en vosotros también se convertirá en una llama, y seréis impulsados desde dentro a obrar en amor.... Y para que dirijáis vuestra voluntad hacia Dios, Él se os revela de muchas maneras, en la creación, en vuestro destino terrenal y a través de Su Palabra.... Y cada uno puede reconocerlo a él, si es de buena voluntad....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise