Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6374

6374 “Lo que pidáis al Padre en mi Nombre”...

10 de octubre de 1955: Libro 68

En verdad, lo que pidáis en mi Nombre os será dado... pues ¡debéis llamarme en Jesucristo! Pero sólo serán atendidos los ruegos de aquel que me reconoce a Mí, al Salvador divino Jesucristo - los ruegos de aquel que en Jesucristo reconoce a su Dios y Padre, y así reza al Padre... porque es mi Espíritu que le remite a Aquel del que había surgido desde hace eternidades.

Pero aquel que no reconoce al Hijo del hombre como Enviado de Dios, y no cree que Yo mismo me haya encarnado en el hombre Jesús, tampoco va a dedicarme una oración con todo fervor, aunque no niegue la existencia de un Dios; pero su fe en un Dios y Creador no es más que cosa de la educación pues no ha llegado a ser viva en él... Porque una fe viva surge del amor que como tal reconoce a Jesucristo como Hijo de Dios y Redentor del mundo, El que ha llegado a ser Uno con su Padre desde eternidades... Este hombre ya no separará al Salvador Jesucristo de la eterna Divinidad, porque a él su espíritu le habrá hecho claro que Él y Yo somos Uno... y su oración siempre será atendida porque siempre sólo pedirá cosas que Yo le puedo consentir sin que esto sea perjudicial para su alma.

Vosotros los seres humanos siempre sólo llegaréis a percibir el sentido intrínseco de mis Palabras cuando mi Espíritu puede surtir efecto en vosotros. Pero esto sólo puede suceder si vosotros mismos se lo permitís... si por llevar una vida en el amor le dais la posibilidad de expresarse ante vosotros.

Entonces, sí, que aceptaréis mi Palabra como si esta fuera dirigida directamente a vosotros... porque entonces también Yo dirijo la Palabra a mis hijos, y junto con esta les doy la comprensión para ella. Entonces podréis consideraros bienaventurados porque vuestra alma recibe Luz, pues llega a comprender y madura, porque en adelante haréis todo lo que Yo exijo de vosotros.

Vais a cumplir con mi Voluntad, y cada vez más vais a convertiros en amor, de modo que vuestra alma se perfeccionará aún en esta Tierra. Invocadme en Jesucristo, y ante todo pedid que alcancéis esta perfección aún en la Tierra... y os digo que esta oración no me la habréis dirigido en vano...

Un ruego espiritual aprecio lo más... Un ruego espiritual se cumplirá porque el Padre negará nada a su hijo, pues el mismo hombre –por dirigirme tal ruego por ayuda para su perfección– ya da testimonio de su filiación...

Rogad en todo momento que lleguéis a ser y que continuéis siendo conscientes de mi presencia. Entonces iréis vuestro camino de la vida en continua compañía de vuestro Padre de eternidades... entonces nunca ya podréis andar por caminos erróneos, y en vuestros pensamientos cada vez más os encontraréis en esferas espirituales y vuestro ascenso será garantizado.

¡Lo mucho que podríais alcanzar si recapacitarais mi Palabra y si llevarais una conducta conforme! Si rogáis al Padre en mi Nombre, no mundanamente ni espiritualmente lo haréis en vano; siempre os haré caso porque os di esta promesa - y siempre mantengo mi Palabra.

Invocad al Redentor divino con El que el Padre se ha unido... invocad a Dios en Jesús... entonces formaréis parte de los redimidos, pues habéis entrado en el misterio de la Encarnación del Verbo divino... Porque el hombre no redimido carece del todo de la fe de que Yo mismo me haya incorporado en el hombre Jesús. Pero si rogáis al Padre en mi Nombre, con esto manifestáis vuestra fe.

Amén.

Traducido por Anonymous