Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6343

6343 Cristianismo muerto

31 de agosto de 1955: Libro 68

Vosotros, los que os llamáis cristianos y que todavía no habéis dado ninguna prueba de cristianismo verdadero, estaréis puestos ante una dura prueba, vosotros los que os creéis en el derecho de ser nombrados exclusivamente para Mi Reino, vosotros, los que creéis que a Mí me es satisfactorio y me es suficiente palabras y cosas superficiales, para que seáis por Mí cogidos en Mi Reino. Aún tendréis que demostraros y entonces llegará a ser para vosotros muy duro de permanecer fieles a lo que hasta ahora habéis sostenido con todo ahinco. Pues una vez tendréis que confesarme, no como hasta ahora a favor de un edificio religioso, el que entonces se hundirá como una casa de cartas. Y precisamente a vosotros os será mucho más difícil abogar por Mí y Mi Nombre, pues vosotros me conocéis demasiado poco, solamente sabéis cosas insignificantes, y guardáis preceptos insignificantes, pero sabéis demasiado poco de lo que Yo Mismo he enseñado en la tierra, y observáis muy poco sólo Mis Mandamientos. Vivís demasiado poco en el amor, y por eso os falta también ese saber que os daría el valor para declarar alegres de ser partidarios de Mí, cuando estéis puestos ante la decisión. Esa decisión no os será evitada, porque siempre habéis tomado demasiado a la ligera lo que es la tarea de vuestra vida terrenal: De trabajar en vuestras almas, porque os contentastéis con usos, formalidades y servicios, los que a vuestras almas no pueden aportar de ninguna manera ni el menor grado de madurez.

Vuestra ambición hacia Mí deja verdaderamente mucho que desear, y a vosotros os basta una hora escasa, en la que creéis "servirme" a Mí. Vosotros no habréis obtenido ningún vigor interior que os (capacite) haga aptos para confesarme a Mí públicamente y Mi Nombre, y resultará que vuestra fe no es viva, sino sólo es una fe de ceremonias, una fe instruida, la cual no da buen resultado si está puesta a prueba. Y con una fe semejante no podéis llegar a ser bienaventurados.

Yo no me puedo contentar con una así, pues Yo exijo de vosotros amor, y el amor da a luz una fe viva. Mientras no os demostréis por medio de una vida de amor, no puede ser vuestra fe tampoco verdadera. Y por eso manifestaréis esa fe muerta, cuando sea exigida de vosotros el profesar de Mi Nombre; por eso fracasaréis porque os falta el amor, porque los mandamientos de amor os parecieron sólo insignificantes, mientras que muy solícitos cumplís lo que hombres os piden. Vacíos e ignorantes estarán vuestros corazones, y no permaneceréis en la fidelidad a Aquel, El que por vosotros ha muerto en la Cruz, porque vosotros no lo habéis conocido bien. Un cristianismo muerto no presta la fuerza que es necesaria para confesar Mi Nombre ante el mundo. Y entonces se mostrará quien es el que pertenece a Mi Iglesia que Yo Mismo fundé en la tierra. Y sólo la fe viva obtenida por el amor resistirá y dictará la buena y justa decisión.

Amén

Traducido por Pilar Coors