Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5632

5632 Entrega de la voluntad a Dios

21 de marzo de 1953: Libro 62

Entregaros vosotros mismos en sacrificio al Señor, daros a Él sin voluntad en Sus Manos, quered que Su Voluntad sea también la vuestra, que no sintáis ninguna clase de oposición más en vosotros, que os encomendéis a Él por completo. Esta plena entrega de la voluntad en la Voluntad de Dios os garantiza el buen pensar, querer y hacer. Pero la resistencia más insignificante en vosotros, os desvía también, si bien imperceptiblemente, de aquello que es la Voluntad de Dios, porque esta resistencia crea precisamente la base, donde puede obrar el adversario de Dios.

Es pues un acto del mayor vencimiento si el hombre renuncia a su propia voluntad y se subordina del todo a la Voluntad divina, pero dicho acto es siempre más fácil realizable, cuanto más activo es el amor en el hombre, pues el ser activo en el amor es ya un estrecharse contra el Amor eterno, un unirse a Él y por eso una renuncia de la propia voluntad al mismo tiempo. Por eso un hombre que vive en el amor, ya no es más insubordinado a Dios, Dios lo atrae, pues él no conoce ningún rechazo, ninguna desobediencia hacia Dios, siempre está sólo esforzado en estar dispuesto a Dios. Él ya no tiene más ninguna voluntad propia, porque está penetrado por el Amor de Dios, cuya Voluntad obra ahora en él, porque ha tenido lugar la unión espiritual por medio del amor.

Así que el amor es el sentimiento más seguro de que el hombre vive en la Voluntad de Dios, y por eso tenéis que cuidar siempre de practicar sólo el amor; igual lo que hagáis, siempre que os determine a ello el amor; que vuestro corazón sea suave, dulce y dispuestos a ayudar a todo hombre con corazón humilde. Ved en cada hombre a vuestro prójimo, a vuestro hermano, porque todos vosotros sois hijos de un Padre; no dejéis que ninguna clase de cólera suba en vosotros, ninguna amargura, sino sabed que todo os llega a vosotros como es provechoso a la transformación de vuestra perfección.

Lo que en vuestro derredor es malo, debe convertirse en bueno a través de vosotros, vuestro amor que sea el arma que empleéis contra vuestros enemigos, nunca paguéis lo malo con lo malo, sino haced el bien a aquellos que no os tiene simpatía. Entonces vuestra unión con el Amor eterno será más fuerte cada vez, entonces vivís en la Voluntad de Dios, entonces Su Voluntad es también la vuestra, entonces vosotros mismos os habéis entregado como víctima a Dios renunciando voluntariamente en vuestra oposición y reconocéis a Él como a vuestro Señor, como a vuestro Dios y Padre eterno, a quien os dáis ahora por completo.

Amén

Traducido por Pilar Coors