Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5614

5614 Resurrección a la vida....

7 de marzo de 1953: Libro 62

Los seres humanos tienen que resucitar.... Tienen que resucitar de sus tumbas y ascender a la luz; deben escapar de la muerte y ahora poder estar poderosamente activos, es decir, “vivir”.... Yo morí por vosotros, los humanos, en la cruz y os demostré a través de Mi resurrección al tercer día que vencí la muerte, que no hay necesidad de muerte eterna, y que vosotros también podéis resucitar a la vida eterna si recorréis el camino terrenal como Yo, si vivís una vida de amor.... Entonces venceréis a quien trajo la muerte al mundo, entonces atraeréis continuamente el poder amoroso de Dios hacia vosotros, y entonces ya no habrá más para vosotros un estado de falta de fuerza y de luz. Entonces el cuerpo podrá perecer y el alma emergerá de su caparazón a una luz radiante; se levantará de su tumba y vivirá para siempre....

Fue un amargo camino de sufrimiento el que emprendí en la Tierra, y a menudo Me invadía el miedo de fracasar, pues conocía Mi misión, que Me hizo descender a la Tierra como espíritu angelical.... El cuerpo humano Me oprimía y a menudo Me hacía dudar de la fuerza de Mi voluntad y de Mi fuerza.... El caparazón humano Me causaba ansiedad desaliento, no Me libraba de luchas y sufrimientos interiores. Ya había sufrido indescriptiblemente por estos temores ocasionales de no estar a la altura de Mi misión....

Sin embargo, el amor hacia los semejantes creció, y con ello también la fuerza. Sabía que, como ser humano tuvo que luchar y salir victorioso si quería ayudar a los semejantes a liberarse del poder de sus adversario, porque les pedí que siguieran el mismo camino para poder resucitar a la vida eterna, pero porque nunca habrían poder seguido el camino de un Dios en su condición cargada de pecado.... Por lo tanto, Yo era ciertamente sin pecado; es decir, Mi alma provenía de lo alto, pero Mi cuerpo era de la misma naturaleza que el de Mis semejantes , por lo tanto, también tenía que luchar con todos los deseos, debilidades condiciones opresivas, para las cuales sólo había un antídoto: el amor....

Por lo tanto, vosotros, los humanos, también podéis salir victoriosos de esta vida terrenal si, como Yo, vivís una vida de amor, porque el amor es el poder que crea todo, al que nada puede resistir.... Y o os demostré este poder como ser humano a través de Mi Resurrección al tercer día.... Mi alma emergió de la tumba, llevándose consigo todas las sustancias espiritualizados del cuerpo.... un proceso que ocurre en cada alma, excepto que, por ser puramente espiritual, este proceso no es visible para los humanos que aún están en la Tierra.... mientras que Yo Mismo permití que esta resurrección tuvo lugar visiblemente para daros a vosotros, los humanos, la prueba de una resurrección a la visa eterna después de la muerte. Por lo tanto, ningún ser humano debe temer la muerte del cuerpo, pues sólo el caparazón perece, pero el núcleo permanece....

El alma escapa del cuerpo y entra en la vida eterna, siempre que siga el camino en Mí sucesión, el camino del amor.... Mi resurrección al tercer día coronó Mi obra de Amor y Misericordia en la Tierra, que ciertamente fue inconmensurablemente difícil para Mí como ser humano, pero el lado humano de Mí había logrado así la unificación completa con lo Divino.... que es el objetivo de todos vosotros en la vida terrenal, pero que nunca podréis lograr sin Mi ayuda.

Viví la vida correcta para vosotros, los humanos.... y, porque fuisteis demasiado débiles para llevarlo a cabo.... adquirí para vosotros a través de Mi muerte en la cruz las gracias para fortalecer vuestra voluntad que todos podéis aprovechar para entonces lograr con seguridad vuestro objetivo.... No necesitáis temer la muerte, porque resucitaréis, así como Yo resucité al tercer día.... Y podéis entrar en la vida en gloria, pero debéis ser de la voluntad.... de lo contrario, la noche de la muerte puede manteneros cautivos por mucho tiempo.... Vuestro Salvador y Redentor Jesucristo os sacará de la tumba tan pronto como Lo invoquéis....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise