Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5145

5145 Transformación de criatura de Dios a hijo de Dios...

6 de junio de 1951: Libro 58

Quiero atraeros a vosotros los humanos hacia Mí, quiero hacer de vosotros verdaderos hijos, que hasta ahora sólo habéis sido Mis criaturas. ¿Sabéis lo qué significa eso, que vosotros, estando en la imperfección, debéis ser transformados en seres divinos, para que podáis tomar la herencia del Padre y crear y obrar Conmigo en la misma voluntad para la propia felicidad?... ¿Sabéis que esta es una obra para la cual Yo os ayudaré con constante amor y disposición, pero lo que debéis llevar a cabo a través de vuestra voluntad?

Esta es una obra que no requiere Mi omnipotencia, sino vuestra auto participación, de lo contrario probablemente podríais llegar a ser seres espiritualmente elevados, pero no Mis hijos, quienes, como Mi imagen tienen que ser igual como Yo en todo, quienes tienen que deificarse a sí mismos y, por lo tanto, tuvieron que pasar por un curso de desarrollo extremadamente largo para ahora en la vida terrenal como humano poner a prueba esta transformación de la criatura en el hijo del Padre. Pero tal deificación no ocurre sino por el amor... No hay otro medio, no hay otro camino que encender el fuego del amor en la vida terrenal y así derretir todo lo que todavía es impío y todavía separa la criatura de Mí...

Cualquier reconocimiento, cualquier conocimiento y cualquier creencia sin el amor está muerto y sin éxito para el desarrollo espiritual del hombre, porque por esto no puede tener lugar la deificación del alma, y el amor no puede ser sustituido por la sabiduría intelectual o la creencia tradicional... El amor solo os convierte en Dioses, porque es Mi Ser y, por lo tanto, Mi imagen como Yo tiene que ser amor igual que Yo. Pero el amor también puede residir en el pensador más primitivo y llegará a la meta mucho más rápido que la mente más desarrollada que no está emparejada con el amor.

La ciencia, por lo tanto, la ciencia no está ni un paso por delante en lo que respecta al desarrollo espiritual, porque el ser humano tiene los conocimientos últimos, el conocimiento de la verdad espiritual, cuando es enseñado por el Espíritu como resultado de una vida de amor, mientras que un verdadero “hijo de Dios” no necesita esta esta sabiduría en la tierra para lograr su objetivo, sino que tiene la cognición más completa en un instante cuando entra en el reino espiritual. Porque sólo el amor forma al ser humano en Mi verdadero hijo, pero la sabiduría primero surge del amor, y sólo entonces también se dirigirá al ser humano como sabiduría, mientras que antes el ser humano ciertamente puede poseer un conocimiento rico, que su intelecto ha adquirido y, a pesar de todo, no es penetrado por este conocimiento mientras su espíritu no puede obrar en él.

Alcanzar la filiación de Dios debe ser el serio empeño de cada ser humano porque a Mi hijo nada le faltará para siempre, Mi hijo está tan cerca de Mi corazón que lo alimento con Mi fuerza de amor todo el tiempo, que lo proveo corporalmente y espiritualmente con todo de lo que necesita. Participo en todos sus pensamientos y sentimientos y sigo atrayéndolo hacia Mí, dirigiendo su mirada hacia arriba y protegiéndolo de los ataques del enemigo. Sigo cada paso y Me aseguro de que no salga mal, porque a través de su amor se ha hecho Mío para siempre...

Aunque Mi criatura ha surgido de Mi mano, un niño de verdad está todavía mucho más cerca de Mí, porque es su amor que inseparablemente lo encadena a Mí, mientras que Mi criatura ya no conoce este amor, y por eso tiene que recorrer el camino infinitamente largo de la tierra para formarse de nuevo en el amor con el propósito más íntima Conmigo. En vuestra vida terrenal, vosotros, los hombres, debéis cumplir esta gran tarea, debéis practicar el amor hasta que vuestro ser mismo se haya convertido en amor, para que entonces podáis acercaos a Mí con razón como un niño que llama a su padre y es escuchado por él. Y luego también cumplirá todas vuestras peticiones, porque no deja que Su hijo llame en vano.

Entonces estáis tan cerca del corazón del Padre que Él Mismo está en vosotros, que Él os llena con Su fuerza de amor y sentís la Divinidad en vosotros mismos, que ya podéis obrar en la tierra como hijos verdaderos, que estáis rodeados de luz y fuerza, es decir, que irradiáis mucho amor y sabiduría a vuestros semejantes y que la unión con el Padre es fácilmente reconocible. Entonces vosotros también podréis servirme con éxito como hijos Míos en la tierra, porque entonces sólo haréis lo que también es vuestro trabajo espiritual en el más allá... proclamando Mi Evangelio a los semejantes que son de buena voluntad y llevaréis a muchos a la vida eterna...

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise