Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5129

5129 Fuerza de Dios.... Derramamiento del Espíritu....

12 de mayo de 1951: Libro 57

La fuerza de Dios, el Altísimo, os inunda cuando Su Espíritu se derrama sobre vosotros, y esta corriente de fuerza es lo más preciso que podéis recibir mientras estéis en la tierra todavía, porque es un anticipo de la bienaventuranza eterna, es esa conciencia de la cercanía de Dios, que, sin embargo, muchas veces sólo es sentida por el alma y no puede ser percibida por el hombre externo, es decir, por sus sentidos corporales. El alma, sin embargo, siente la felicidad de la unión con Él, que la transmisión de la fuerza atestigua, anhela esta felicidad temporal como un estado permanente y lucha por ella cada vez más, sabiendo que su destino real es la recepción ininterrumpida de fuerza, que ella solo llega a ser perfecta cuando la fuerza de Dios fluye a través de ella sin escapar jamás de ella.

Ella es una hija de Dios que se ha alejado de Él y, por lo tanto, también ha perdido la fuerza ilimitada que fluye hacia Él, y permanentemente sentirá esta falta de fuerza como una deficiencia, una vez que se haya tomado conciencia de su origen divino. Si aún no tiene esta conciencia, entonces vegeta, incluso si está encarnado como un ser humano, como un ser que no está por encima de un animal.... pero por su propia culpa.

Se defiende de toda expresión de fuerza que el amor de Dios le dirige, se escapa de ella en resistencia contra Dios. Porque se encuentra todavía en la oscuridad más profunda y no se reconoce a si misma por lo que es. Porque le falta cualquier contacto con Dios, la chispa del espíritu en ella está muerta, como ella también ha caído en la muerte espiritual, ya que sin la fuerza de Dios no hay vida. Este estado es la suerte de aquellos que se encuentran todavía en las cadenas de Satanás que las mantiene todavía en su poder. Y estos nunca podrán librarse de él por propia fuerza, porque para eso carecen de la fuerza divina, que es la única que puede vencer al enemigo.

Dios da la fuerza a cada uno, pero hace que dependa de la voluntad del individuo, si aprovecha la fuerza de Dios, si se abre y se prepara para recibir Su corriente de gracia. Solo busca vasijas abiertas en las que puede derramar Su Espíritu.... Quiere dar, y Su regalo siempre debe ser aceptado con gratitud. Entonces la fuerza de Dios fluye sin restricciones sobre vosotros los humanos, de la que ahora podéis serviros según la propia necesidad. La resistencia inicialmente existente todavía desaparecerá pronto y surgirá una gozosa disposición a recibir, porque la fuerza de Dios despierta a la vida y vida significa felicidad, vivir significa aprovechar la fuerza según la propia voluntad, que entonces también es la voluntad de Dios, si Su fuerza puede obrar en el hombre.

Bien podría haber una recepción de fuerza inesperada en esta tierra, si la falta de fuerza de la gente fuese reconocida y quisieran escapar de este estado. Ya la voluntad les asegura un suministro de fuerza, y entonces el esfuerzo consciente comienza a participar en mayor medida en el suministro de fuerza de Dios.

Entonces la chispa espiritual en el hombre despierta a la vida, entonces ya no hay que temer un hundimiento en el estado de la muerte del Espíritu, entonces el hombre vivirá en la eternidad....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise