Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5019

5019 Agradecimiento

13 de diciembre de 1950: Libro 56

El amor a Mí os hace a vosotros hombres también agradecidos por todo lo que Yo os doy, aunque el sentimiento de agradecimiento no sea expresado con palabras, pero se halla en el corazón, en el que Yo puedo mirar en todo momento. La boca dice con frecuencia, de lo que el corazón nada sabe, y semejantes palabras no valen nada para Mí. Pero el corazón puede sentir, sin que se exprese con palabras, y tal sentimiento avaloro Yo únicamente. Quien recibe un favor o beneficio, sentirá en su corazón también amor recíproco y estará agradecido ante el donador. Mas aceptar una dádíva sin agradecimiento delata la falta de amor en el fondo del corazón, delata una altanería frente a sus semejantes, la que le hace sentir como autorizado de recibirla. Lo mismo vale también frente a Mí; el hombre humilde siempre toma Mis favores de Gracia con un corazón lleno de agradecimiento, ya sean espirituales o terrenales donativos, los que Yo le dirijo en Mi Amor. El humilde amor filial es siempre la prueba de gratitud.

Por eso ante Mí no son necesarias las palabras, pero ante los hombres debéis contestar en agradecimiento, para que no ofendáis al donador y le devolváis mal su amor. Quien sólo da a causa de las gracias, a ese le falta en verdad, el verdadero amor al prójimo, no obstante, debe ser reconocido en agradecimiento todo favor que es de buena intención, para que el dador conozca también la alegría del dar, para que el amor del donador, se encienda en la alegría del que recibe, pues un cálido agradecimiento sentido puede estimular a que se continúe a dar, lo que siempre será una bendición para el dador y el destinatario. El agradecimiento es inseparable del amor, porque una palabra de gracias es, sin amor, ningún agradecimiento justo. Mas quien tiene el amor en sí, la vida, el pensar y obrar de ese es un único agradecimiento hacia aquel que lo ha creado, porque a El le pertenece también su voluntad, a El le pertenece el amor de su corazón, el que en profunda humildad se inclina ante El y recibe cada obsequio de El con enternecimiento. Estas son las gracias que Me son a Mí gratas, si poseo también el amor de Mis criaturas, que entonces siempre recibirán ilimitadamente, para que sean bienaventurados.

Amén

Traducido por Pilar Coors