Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/4036

4036 Cambio espiritual....

5 de mayo de 1947: Libro 49

Solo entonces se puede hablar de un cambio espiritual cuando un tiempo de un punto bajo es reemplazado por un tiempo en el que las personas se encuentran en un nivel espiritualmente alto y están estrechamente conectadas con Dios, donde se desarrollan progresivamente, al contrario del tiempo anterior donde solo se registró un estancamiento o un declive. Pero tal punto de inflexión espiritual no puede ocurrir antes de que también se alcance el punto bajo, porque este debe traer la separación final de las almas espiritualmente altas y completamente inmaduras, porque antes de que no se haya producido esta separación, tampoco puede ser posible un estado paradisiaco en la tierra. Pero este será siempre el comienzo de una fase de desarrollo, de lo contrario, Dios no podría permanecer entre los Suyos.

Por lo tanto, no puede haber ninguna duda de que el último fin llegará pronto, cuando el hombre mire a su alrededor y preste atención en sus semejantes; la gran miseria terrenal también debe ser una prueba de que toda la humanidad permanece en un punto bajo espiritual; y solo una disolución de todo aquello que alberga algo espiritual puede acabar con este estado. Y es por eso que el hombre no necesita dudar de que pronto será testigo de una obra de destrucción como nunca se ha experimentado....

Porque todas las señales apuntan a ello, Dios Mismo llena ahora las lagunas del conocimiento humano y, según el juicio humano y el último día no tarda en llegar .... Y, sin embargo, el día y la hora del fin permanecen ocultos al hombre. Pero que se espera pronto un punto de inflexión espiritual resulta del hecho de que la humanidad ya ha alcanzado el punto más bajo, lo que requiere un cambio hacia lo contrario. Si los hombres estuvieran dispuestos a cambiar para remediar el punto bajo espiritual en virtud de su voluntad, se podría hablar de un ascenso espiritual, pero nunca de un cambio espiritual.

Porque el estado, que lleva el carácter de un cambio espiritual, debe ser completamente opuesto al estado anterior, y un estado como tal ya no es de esperar en esta tierra.... El estado de un “pacífico vivir en Dios”, que es un cambio en la luz más brillante, es decir, en el reconocimiento más claro y el saber más profundo, es un estado de fuerza y dicha. Y esto debe reemplazar lo contrario, la oscuridad del espíritu, la ignorancia y la impotencia y, por lo tanto, también la infelicidad. Y estos son los signos de un fin cercano, que la gente vive sin Dios, sin fe y sin amor también caminan en la noche más oscura, en el error, y su debilidad de voluntad no es capaz de lograr un cambio.

Y es por eso que Dios pone fin a este estado.... Él disuelve la tierra vieja y acaba con la vida de todas las criaturas en ella.... Crea una tierra nueva con nuevas creaciones y encarna todo lo espiritual correspondiendo a su grado de desarrollo, y eso significa para lo espiritual encarnado en la vieja tierra como humano un regreso a la forma más dura, a la materia, porque ha fallado en su última prueba de vida terrena, porque ya no conoce y reconoce a Dios y por lo tanto es sin luz.

Pero en la tierra nueva, sin embargo, se encontrará un alto grado de madurez entre los humanos, porque viven en la más íntima unión con Dios y en la bienaventuranza y paz....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise