Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3624

3624 “Haceos como los chiquillos”

10 de diciembre de 1945: Libro 46

Haceos como los niños, y en cualquier desgracia refugiaos a Mí... y no tengáis miedo porque vuestro Padre celestial nunca permitirá algo que no resultaría en vuestro bien. Creedme y tened confianza en Mí –vuestro Padre de la eternidad– que extiendo mis Manos por encima de vosotros protegiéndoos... y en cada desgracia corporal ved solamente un medio de educación lleno de Amor, dirigido a vuestra alma.

Pero sabed que Yo también curo las desgracias corporales, si tenéis una profunda fe en ello y si reconocéis mi Amor paternal, ocurriera lo que ocurriere. Sed despreocupados como los niños y entregad cada preocupación por vosotros al Padre. Sólo siempre cuidad de cumplir con la Voluntad de vuestro Padre en el Cielo, y mi Amor paternal os prenderá y os atraerá a mi Corazón. Si estáis agobiados, no preguntéis ni caviléis tímidamente qué será, sino quedaos tranquilos y esperad la Ayuda del Padre.

Fiaos completamente de Mí - El que os guía en todos vuestros caminos. En confianza infantil y oración humilde se encuentra vuestra fuerza porque a estos no los decepciono pues os escucho en todo momento. Pero no temáis ni dudéis... porque el Amor paternal os salva de cualquier peligro, y la Llamada de un “niño” nunca se extingue sin ser oído...

Pero para llegar a ser como los niños debéis desistir de toda resistencia. Siempre sólo debéis desear que os tome de la mano y debéis seguirme voluntariamente, pues nunca debéis querer ir otros caminos...

De modo que debéis rogar en plena confianza, y ahora contar conmigo entregándoos a Mí... Y debéis considerar cada acontecimiento como Voluntad mía... Porque si me habéis cargado vuestras preocupaciones, entonces nada acontece contrario a mi Voluntad. Sólo aquel que actúa a solas, sin haber solicitado mi Bendición y mi Ayuda, él hace que se haga su propia voluntad que tiene sus consecuencias que no siempre son para su bien. A él no le puedo conceder mi Ayuda porque no la reconocería como tal sino como su propio mérito. Pero los caminos de mis “niños” se los allano Yo, aunque parezcan ser poco transitables.

Entregaos a mi Guiada y siempre sentiréis la cariñosa Mano de Padre que os lleva seguros y sin perjuicio por toda desgracia de este mundo. Siempre cobrad valor y fuerza de mi Palabra; siempre permitid que el Padre hable a sus “niños” y acoged cada Palabra del Amor para que por su parte os estimule al amor. Nunca permitid que la Voz del Padre se extinga sin ser oída, sino alegraos que sois capaces de oírla, detalle en que el Padre os da a reconocer su Amor para con vosotros. Por eso, con gran entusiasmo, seguidle a Él y a su Palabra.

Y ganaréis mi complacencia, vais a sentir el Amor paternal cada vez más y ya no temeréis apuros algunos pues junto a mi Corazón os sentiréis bien seguros.

Amén.

Traducido por Ion Chincea