Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3174

3174 Cambio de esencia....Demanda de fuerza.... Voluntad....

29 de junio de 1944: Libro 41

La voluntad del hombre puede provocar un cambio completo en su esencia si pide a Dios la fuerza para llevarlo a cabo y luego permite que su voluntad sea seguida por la acción. Porque el poder está disponible para él tan pronto como lo solicita, pero primero debe expresarse la voluntad del ser humano, porque un cambio en la esencia sólo puede tener lugar a través del libre albedrío, cuando el ser humano entra en contacto con Dios, como el Dador de la fuerza. Por tanto, es absolutamente necesario reconocer a Dios; el ser humano debe admitirle su debilidad y, por tanto, someterse a Él y pedirle humildemente Su apoyo.

Entonces la voluntad alejada de Dios se ha vuelto a Él, y cada acto que ahora realiza contribuirá a su transformación, porque una voluntad alejada de Dios ya no puede hacer nada que sea contrario a Dios porque la base de su actividad es la fuerza de Dios. La conexión con Dios es su protección más segura contra las acciones contrarias a la voluntad de Dios. Y es por eso que una oración sincera pidiendo fuerza siempre debe traerle progreso espiritual, mientras que una persona sin necesidad de fuerza no puede experimentar un cambio en su esencia, porque es demasiado débil para llevar a cabo mientras se crea lo suficientemente fuerte como para hacerlo con un espíritu arrogante.

Por cierto podrá realizar actividades terrenales utilizando la fuerza vital que constantemente fluye hacia él, estas sólo producirán un cambio en el alma, en su esencia de ser, si consisten en el trabajo de amor, y esto ya demuestra una voluntad dirigida hacia Dios, que incluso entonces se esforzará para conectarse con Dios. Entonces una persona que realiza obras de amor desinteresadas también tendrá una actitud afirmativa hacia Dios; podrá recibir la fuerza de Dios como resultado de su obra de amor, y este último es entonces un pedido inconsciente de fuerza que está a su disposición, mientras que la petición consciente determina, la oración por fuerza, su pensar, querer y actuar para trabajar en el amor, de modo que esto también significa un cambio espiritual.

Pero un persona puede estar constantemente activa en la tierra sin que su actividad sea una actividad de amor, entonces esta actividad de ninguna manera contribuye al cambio de su ser, porque hacia él sólo fluye fuerza vital, pero no la fuerza espiritual que transforma su ser. Y tal persona necesita absolutamente la oración; debe pedir esta fuerza, que requiere primero su voluntad para formarse según su tarea en la tierra. Pero esta voluntad tiene como requisito previo que el hombre reconozca un sentido y un propósito de su vida terrenal y que crea en una Entidad ante la cual debe responder a sí mismo.

Si carece de esta fe, entonces nunca tendrá la voluntad de cambiar su esencia y exigir la fuerza necesaria para hacerlo. Entonces vive su vida terrenal sin éxito si no practica el amor por su propia voluntad, que lo lleva inevitablemente al conocimiento, de modo que al final establece la relación correcta con Dios, trata de asimilarse a Él y pide para eso la fuerza necesaria del ser más supremo y perfecto. Tan pronto como la voluntad se dirige hacia Dios, Dios también se cuida del hombre, porque esto ya es el comienzo del cambio del ser, cuya voluntad alejada de Dios, es la causa de su encarnación en la Tierra.

Pero el hombre puede aumentar en una medida inconmensurable la fuerza que fluye hacia él siempre que lo desee y la pida. Entonces nunca le faltará la fuerza para trabajar en su perfección, podrá realizar continuamente actos de amor y así alinearse con la Deidad Eterna, y estará siempre cada vez más conscientemente en contacto con Dios, porque este es la característica de la fuerza de Dios, que impulsa a las personas a una actividad constante y las conduce hacia Dios, para que su desarrollo espiritual se desarrolle sin obstáculos y alcancen su objetivo mientras permanezcan en la Tierra....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise