Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/3128

3128 Evidencia.... Justificación del conocimiento espiritual....

21 de mayo de 1944: Libro 41

El conocimiento espiritual nunca puede ser probado, solo puede justificarse, es decir, las personas pueden sacar conclusiones lógicas de ello. Por lo tanto, también puede reconocer intelectualmente esta conclusión si se posiciona al respecto sin prejuicios. Pero esto nunca podrá demostrarse, porque no es beneficioso para la época terrenal que el ser humano pueda convencerse de cosas que no conciernen al cuerpo, sino que se refieren a lo espiritual en el cuerpo. Sin embargo, los humanos mismos pueden estar plenamente convencidos de que el conocimiento espiritual es verdad, sólo que no puede transmitir esta convicción de manera escolar, como sería el caso si se pudieran establecer pruebas de la exactitud del conocimiento espiritual.

Y es por eso que tal conocimiento nunca puede ser enseñado. Por lo tanto no se puede transmitir intelectualmente, sino que sólo un estilo de vida piadosa es siempre un requisito previo, para que ese conocimiento pueda ser recibido y comprendido.... Porque el don de la mente hace que lo recibido sea lo que es, de lo contrario son sólo palabras que no cobra vida porque les falta el espíritu interior. Y por eso no será la evidencia la que será decisiva, sino la voluntad y el estado de madurez de quien recibe el conocimiento espiritual.

Y es por eso que el conocimiento no se puede reproducir a través de instrucciones, porque tan pronto como una persona no cumple las condiciones que le imponen, acepta intelectualmente las instrucciones, pero éstas no penetran en su corazón y ya no funcionan como conocimiento, sino sólo como un bien intelectual que ya no deja ninguna impresión profunda. Sin embargo, para una persona que desea seriamente el conocimiento correcto, las justificaciones, las conclusiones lógicas que lo estimulan a pensar son suficientes para despertar en él la convicción de que se le ofrece la verdad, porque no es su agudo pensamiento intelectual que le da la convicción, sino su corazón, su voluntad de verdad, que también le da el poder de conocimiento, la capacidad de considerar el conocimiento correcto como verdad.

Aunque la verdad debe difundirse, lo que sólo puede hacerse enseñando a otros, es fundamental que el oyente esté dispuesto a reconocer el conocimiento transmitido como verdad. Esta voluntad es más importante que la evidencia, porque ni siquiera la evidencia sería convincente si el hombre no estuviera dispuesto a ser informado de la verdad. Pero las personas no deben ignorar las justificaciones, ya que contribuyen significativamente a convencerlas, porque la mente también debe estar activa después de que el corazón haya tomado una decisión, para que el conocimiento se convierta ahora en una propiedad mental, que ahora ellas mismas pueden representar....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise